Sin embargo, siempre hay una primers vez para todo y es necesario que las mujeres aprendan a comprar condones con los pantalones bien puestos, dice la bloguera Maria Fernanda Cruz.
Sabía desde el día uno que tendría a ese muchacho en mi cama en un futuro muy cercano. Cuando llegó el momento -martes por la noche, tres cervezas y un beso que corrió hasta el cuello- pensé que quería ser yo quien tomara la iniciativa, así que le invité a venir a cenar el viernes.
El jueves en la noche salí a buscar condones a una farmacia cercana. Nunca me había tocado comprarlos antes y, aunque trato de disimularlo, en mi adolescencia reinaba el machismo. Los condones eran cosa de hombres, así que a ellos les tocaba comprarlos.
En la puerta imaginé mil cosas: que me topaba a mi amigo sacerdote, que me atendía uno de los viejos amigos farmaceutas de mi madre o que me armaban una fiesta por ser la compradora número cinco millones y hasta salía en televisión nacional.
¿Qué pasaba conmigo? Ya tenía varios años de experiencia en el sexo y, después de todo, vivía en un país con libertad para elegir lo que quisiera. ¿Por qué me sudaban las manos y se me agitaba el corazón
COMPRAR CONDONES DEBERÍA SER TAN SIMPLE COMO COMPRAR PASTA DE DIENTES
Esto dice la terapista Matty Silver, pero este acto se puede volver más engorroso que un trámite burocrático y más vergonzoso que aceptar que tienes hemorroides.
“Comprar condones significa que quieres tener sexo y muchos se sienten incómodos demostrándolo”, dice la terapista en su blog.
El sexo, esa hermosa práctica que nos vuelve humanos amorosos y animales instintivos al mismo tiempo, sigue siendo motivo de escarnio social entre adolescentes y jóvenes adultas en Latinoamérica.
En este lado del mundo, las mujeres nos sentimos con menos “permiso” para aceptar que queremos tener relaciones sexuales solo por placer. Si vives en una ciudad tan católica como la mía, seguramente te sentirás identificada.
LOS TABÚES SON CADA VEZ MÁS UNA COSA DEL PASADO
¡Y deben serlo! Cada vez que una adolescente o un chico deja de utilizar el condón, aumentan de un 95% a un 99% sus posibilidades de contraer enfermedades de transmisión sexual y en el caso de las chicas, de quedar embarazadas. Son, a su vez, las posibilidades de protección que tienen cuando sí utilizan un método barrera.
Piensa por un instante: en América Latina, un 18% de las mujeres entre los 20 y los 24 años quedaron embarazadas antes de cumplir la mayoría de edad. “¿Quieres unirte a ese grupo porque te apena comprar un preservativo?” fue lo que pensé en la puerta de la farmacia aquella primera vez. Como en la burocracia, barrer con los tabúes también requiere superar ciertos “trámites” para llegar con éxito al final de la cima.
Así que me armé de valor, entré al establecimiento y pedí una caja de condones. El dependiente se comportó como si le estuviera comprando pasta de dientes. Preguntó un par de detalles a los que yo contesté y todo fluyó con naturalidad.
Ya otras veces he comprado condones y me he topado con rostros ruborizados y hasta expresiones molestas entre los farmaceutas y dependientes de supermercados, pero es parte de la ruta que debemos seguir para empoderarnos.
Mi novio y yo ahora hasta nos lo tomamos como un deporte: de cuando en cuando salimos al supermercado y a las farmacias y discutimos sobre el sabor y la textura del condón frente al resto de los humanos a nuestro alrededor.
Es nuestro aporte al mundo de la sexualidad. Mientras más cómodos nos sintamos hablando de condones y comprándolos, menos embarazos y enfermedades de transmisión sexual se adueñarán de la vida de los jóvenes.
María Fernanda Cruz es comunicadora de la Universidad de Costa Rica con énfasis en periodismo. Los primeros tres años de su carrera los dedicó a entender a las mujeres y al placer escribiendo sobre ambos. En Hablemos de Sexo y Amor mezcla sus dos pasiones: la tecnología y la sexualidad.