En días recientes, la Secretaría de Educación Pública hizo público el “Marco curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”, al respecto Adalberto Ortiz Ávalos en conversación con este medio hace el siguiente análisis.
“Si bien es cierto que se trata de un documento que aborda estrictamente los aspectos de enfoque, desarrollo y práctica educativos para el nivel básico y obligatorio en México, también resulta revelador para la cultura financiera porque aporta datos y perspectivas que deberíamos tener en cuenta al momento de realizar y lanzar programas o cursos sobre educación financiera.”
“El documento mencionado nos dice que “el grado promedio de escolaridad de la población de 15 o más años varía de un territorio a otro. Así, la cifra más baja del país y por debajo de la media nacional, se encuentra en Chiapas (7.6 años de escolaridad) y Oaxaca (7.7 años de escolaridad), que son zonas con mayor desventaja económica, mientras que en la Ciudad de México tiene el promedio más alto del país con 11.2 años de escolaridad, le siguen Nuevo León, Sonora y Baja California Sur, las tres con un grado promedio de escolaridad de 10.2 años.”
“Si estos datos de educación los cruzaramos con los arrojados por la Encuesta Nacional de la Inclusión Financiera (ENIF), y tomáramos en cuenta el centralismo del país, que desfavorece el desarrollo equitativo de todas las regiones, se deduce que a menor educación formal, menor inclusión financiera. Lo mismo ocurre respecto a las cifras de los promedios más altos. Tomemos el ejemplo de Chiapas y Oaxaca mencionados en el párrafo anterior. En la ENIF, es claro que se trata de una región en donde el porcentaje de personas con acceso al menos a un instrumento financiero es de los más bajos del país.”
“La SEP plantea que “el acceso a internet y a tecnologías de la información responde a un universo más amplio de inequidades con un fuerte acento de clase y territorio. En 2019 en México había 80.6 millones de mexicanos con acceso a internet. 51.6% mujeres y 48.4% hombres. De los cuales el 76.6% pertenecía a la población urbana mientras que en la zona rural la población usuaria se ubicaba en 47.7%. El acceso a la red se hace, principalmente, en dispositivos móviles con 92%, computadoras con 76%, computadoras de escritorio con 48%”. Para la educación esas cifras resultan de gran importancia a partir de la pandemia. Quienes promovemos la inclusión financiera, para lograr un país más desarrollado, deberíamos mirar con lupa estos datos, porque claramente nos indican un área estratégica para avanzar en la conectividad y para comprender por qué las Fintech son las empresas llamadas a llenar huecos que la banca tradicional no puede cubrir.”
El documento de la SEP es muy amplio y abarca tópicos estrictos de la currícula educativa. No obstante, como se ha mencionado, el desarrollo, aún centralista, del país y, de la mano de éste, la educación básica, pueden ser el camino hacia una mayor IF y, con ello, podemos lograr espacios más equitativos para todos los miembros de la sociedad mexicana. Sin embargo, considero que, antes de tomar otras medidas estrictamente financieras, deberíamos observar las condiciones en las que se encuentra la sociedad.