Por: Valentina Pérez
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Estados Unidos presenció este fin de semana la mayor marcha de su historia contra el cambio climático. El evento congregó a 35 mil personas que pidieron al presidente Barack Obama no seguir adelante con el oleoducto Keystone, diseñado para el transporte de crudo a través de Estados Unidos y Canadá.
La decisión del presidente estadounidense conjuga complejos intereses de los tres países de América del Norte: por un lado, Obama tiene la presión de sus promesas de campaña por impulsar energías alternativa; por el otro, Canadá cuenta con el oleoducto de Keystone para expandir su mercado energético y ha reiterado que una negativa de EE.UU no sería bien recibida. En un distante tercer plano, la cercanía del oleoducto a México abriría posibilidades interesantes tanto para la exportación como importación de crudo.
El proyecto de Keystone demanda una inversión de 7 mil millones de dólares que los manifestantes argumentaron que se podrían invertir en el desarrollo de energías limpias. Las organizaciones ambientalistas presentes también demandaron la reducción de gases contaminantes y el rechazo a la nueva forma de explotación petrolera canadiense llamada “fractura hidraúlica” por su alta peligrosidad de contaminación.
Se espera que, dentro de poco, la Casa Blanca se pronuncie a favor de este tema en el que la relación bilateral EE.UU- Canadá está comprometida, así como la promesa de Obama de hacer el cambio climático una prioridad de su gobierno.
El proyecto transportaría más 700 mil barriles de crudo canadiense diario y tendría una impacto ecológico, aún sin dimensionar. Uno de sus organizadores, Lennox Yearwood, comparó la marcha con la organizada por Marthin Luther King en 1963 para demandar derechos civiles al decir “mientras ellos se manifestaban por la igualdad nosotros lo hacemos por la existencia”.