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Palestina: mapa del conflicto. Parte I

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Joanna Rubio / @joannarubioa / Universidad de Guadalajara Departamento de Estudios Políticos y Gobierno

 

Hay una vieja maldición, dice: Ojalá vivas tiempos interesantes.

Terry Practchett

Libro 1 Mundodisco

Recuerdo que cuando tenía once años, mis padres y yo fuimos a rentar películas a Blockbuster, llamó mi atención en una caratula unas letras  árabes y 4 niños sonriendo, inmediatamente me enganché a ella, cuando llegamos a la casa y nos sentamos en familia a ver el documental, las lágrimas no dejaron de correr, incluso mi padre lloraba, algo despertó en mí, desde la seguridad de vivir en México, en paz, sin más preocupaciones que las de la clase media, súbitamente me di cuenta que vivía en el mismo mundo donde 4 niños de mi misma edad, vivían encerrados en campos de concentración “modernos” y aun así sonreían y soñaban con la paz.

Desde esa edad, comencé a investigar y leer sobre Palestina, jamás imagine que esas inocentes lecturas me llevarían hasta el estómago de la Primera Guerra Mundial, que desafiarían todo lo que en la escuela me habían dicho de la Segunda Guerra Mundial, sobre el sufrimiento judío, jamás pensé que esas lecturas me darían una sed por gritar esta verdad silenciada.

Se ha creado la falsa creencia de que Palestina era una tierra casi deshabitada, un desierto ignorado, donde solo vivían unas pocas personas salvajes y que, tras años de progromos en Europa, el pueblo judío encontró en Palestina, la tierra solitaria que esperaba apacible su retorno, la realidad señala que hasta 1895 la región del Próximo oriente era un amplio conjunto de territorios ocupado por la soberanía turca, exactamente en la zona de palestina habitaban 500,000 personas de las cuales 47,000 eran judíos y estos poseían 0.5% de la tierra.

Al principio del siglo XX, el enemigo principal judío era la Rusia zarista, a la que  el ejército alemán estaba tratando de destruir, un ejemplo de esto es el East End de Londres, donde los judíos se resistieron a presentarse voluntarios para luchar contra los alemanes, en la Primera Guerrra Mundial.

Los árabes  son los descendientes de los antiguos habitantes de Palestina, mientras que los judíos, tienen una vinculación histórica con la zona, ellos habían sido expulsados desde el año 1 d.C iniciando así la diáspora judía que culminaría con la creación del Estado judío. Los judíos comenzaron el retorno a Palestina en 1878, estableciendo una especie de organización espontánea  que tendría un papel clave en la posterior guerra, así como en el desarrollo y creación del Estado de Israel. Esta organización se basó en la compra masiva de tierras para formar las  denominadas granjas agrícolas colectivas o “kibutz”.

El  2 de Agosto de 1905, los sionistas convocan a un congreso en Basilea, con la intención de recapitular los logros obtenidos y revalorizar las probabilidades de lograr apoderarse con de algún territorio, curiosamente, nuevas alternativas para el asentamiento judío son presentadas ante el congreso y se contempla recomenzar en México, Canadá, Texas, Cirenaica, Mesopotamia, Angola… este dato importantísimo conlleva a desmitificar las creencia de la conexión espiritual con la Tierra Santa, el plan no estaba completamente enfocado en Palestina, esa era la mejor opción debido a la vinculación  con el hilo histórico hacia casi 2000 años, el plan era adueñarse contundentemente  de la zona que se dejara.

Tras la Primera Guerra Mundial, Turquía que había sido aliada de los alemanes, se vio  forzada a  entregar parte de su territorio como sanción de guerra, Francia e Inglaterra encontraron una forma de comenzar un proceso de colonización en las tierras árabes a través del tratado Sykes-Picot, donde de acuerdo a la influencia de la zona Líbano y Siria fueron asignadas a Francia, Jordania e Irak a Inglaterra y Palestina sería internacionalizada.

El secretario  exterior británico y líder sionista Chaim Wizman, fue más sagas con sus apuestas en la PGM y se acercó a los miembros del Parlamento como  Arthur Balfour, jefe de los conservadores,  Winston Churchill y  Herbert Samuel, miembro liberal. La división de las zonas árabes fue diseñada por ellos utilizando los principios del sionismo político, que consistía en dar al pueblo judío un refugio ante los pogromos, y resolver para siempre la cuestión de la diáspora judía que había comenzado siglos antes desde que fueran expulsados de la zona del mediterráneo en el siglo 1 d.C, este movimiento político de promovía la obtención de  una tierra donde poder establecer una nación predominantemente judía y democrática, conceptos que parecen antitéticos, ya que una nación donde se busca la supremacía de un sector evidentemente no pude ser democrática, puesto que en principio excluiría a los que no fueran miembros de determinado sector.

Los avances del sionismo político comienzan a cosechar triunfos al momento de que Reino Unido se declaró favorable para la creación de un Estado judío en Palestina con la Declaración de Balfour en 1917, esta declaración  expresó abiertamente que el gobierno británico acogería los intereses de los judíos sionistas sobre los derechos de los habitantes de Palestina.

Cuando se publicó la declaración, en Palestina vivían 85.000 a 100.000 judíos, con una población total de 600.000 personas. Si el conjunto de los árabes palestinos hubiese contado con una buena organización diplomática durante la guerra podríamos decir que semejante declaración no hubiera tenido éxito alguno, de la misma forma que las colonias en judíos en Beirut y Damasco y en algunas zonas de África no lograron adueñarse de la tierra. En realidad, en ningún otro lugar del mundo pudieron los asentamientos judíos sobreponerse a la población oriunda.

Weizman logró  introducir  en la agenda británica, la agenda sionista a través de una estrecha ventana de oportunidad, ventana que  no volvería jamás a abrirse, sus amigos parlamentarios, creyeron que de esa odiosa guerra, al menos habían logrado darles un hogar a los judíos.

La cultura popular nos ha dicho que la tierra del Levante del Mediterráneo le pertenece a los judíos porque un libro escrito hace más de dos mil años lo dice, pero ese mismo libro del que el ahora Estado israelí ha justificado su existencia, señala en Deuteronomio quinto libro del Pentateuco, que         “en la ciudades que se te darán en la tierra prometida, no dejarás alma viviente, sino     que a todos, sin distinción, los pasarás a cuchillo”, si lo quieren tomar tan literal, en lugar de utilizar bombas y armas químicas, utilicen un cuchillo.

Con una guerra que oficialmente comenzó el 1948 y oficialmente terminó en 1973 con la creación del Estado de Israel, y con cifras oficiales que nacen del silencio y la censura, el Comité Europeo de Derechos Humanos Sergio Tapia, denuncia que más de 50.000 niños palestinos han muerto tan solo en la última década, ellos representan un 2.1 de la población palestina.

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