(02 de abril, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- La Reforma Política en el Distrito Federal parece estar en puerta. Tras más de una década de haber detenido avance alguno en la materia, los especialistas ya hablan de los retos que ésta tiene por delante.
La discusión sobre la reforma política de la Ciudad de México fue reanudada el pasado 25 de marzo en las comisiones del Senado de la República, luego de dos intentos fallidos en los últimos dos años de discutirla; en el 2013 la revisión no logró avanzar en las comisiones mientras en 2014, la discusión no llegó al pleno.
Para el doctor Pedro Salazar Ugarte, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, la reforma del DF constituye una oportunidad para pensar cómo debería ser una Constitución en el México del Siglo XXI.
“Si se aprueba y se contempla que la Ciudad (de México) cuente con una Constitución propia, esta Constitución, al ser el de una entidad federativa en un Estado Federal, deberá respetar el marco que ya tiene la Carta Magna actual; pero al margen de esto, se debe de revisar quién debe aprobar la nueva carta”, aseguró el investigador.
El mecanismo, de aprobarse una nueva reforma política, ha estribado sobre la manera en que deberá realizarse la consecuente Constitución que se crearía. Una de las opciones, ha sido que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, sea quien apruebe ésta, sin embargo, para Salazar Ugarte se trata de una vía equivocada.
“Yo creo que eso sería un error, la Asamblea Legislativa tiene una serie de funciones, de atribuciones, y tiene una finalidad institucional que no es la que corresponde a un proceso constituyente”, dijo en entrevista con Borde Político.
Por su parte, para Ignacio Marván Laborde, profesor e Investigación de la División de Estudios Políticos del CIDE, el Distrito Federal ha estado sujeto a reformas políticas de manera sistemática desde los años 1987 y 1988 cuando se crearon las primeras asambleas de representantes, sin que estas se concretaran en una Asamblea Legislativa; no obstante, dijo, se trató de un primer paso “en la construcción de un gobierno propio y representativo del Distrito Federal”.
El avance en el tema se dio en los años 1993 y 1994 cuando se crea esta asamblea y en 1996, recordó, existieron modificaciones en las leyes para poder elegir el jefe de Gobierno, mientras en el año 2000 se avanzó en la elección de delegados; esfuerzo último, recuerda Marván Laborde, en las reformas políticas capitalinas.
Actualmente, apuntó el investigador, se debe “tratar de consolidar la autonomía en el régimen interior que le corresponde al D.F. como entidad federativa, pero (al mismo tiempo) como sede de los poderes federales y una gran ciudad capital con una población activa, una gran conurbación”; a decir del investigador, “se debe optar por un gobierno representativo y adecuado a la realidad de la entidad”.
Añadiendo a lo mencionado por Salazar Ugarte, Marván Laborde indicó que si bien no existe una gran movilización social actualmente que pida un proceso constituyente en la ciudad, “todo indica que la mejor opción es que se cree una nueva asamblea específica para eso, para no mezclar los intereses propios de la representación ordinaria que tienen los diputados locales con el diseño y la perspectivas de largo plazo más allá de lo inmediato”.
La semana pasada, las comisiones unidas de Puntos Constitucionales; del Distrito Federal; de Estudios Legislativos; de Estudios Legislativos Primera, y de Estudios Legislativa Segunda del Senado, iniciaron el debate y con ello pactaron modificaciones de fondo al proyecto, en el cual se dio la posibilidad de que se pueda crear una asamblea específica que desarrolle una nueva Constitución.
Para poder elegir a los miembros de la misma, apuntó Marván Laborde también en entrevista con Borde Político, “si no quieres que sea la asamblea ordinaria por intereses clientelares, se tiene que buscar una forma de elección que la supere”.
Por último, el investigador aseguró que existen dos posibilidades para realizar esto, por una parte buscar que sean listas abiertas en las cuales el elector pueda escoger los candidatos que quiere y otra, buscar un mecanismo en el que pueda existir una elección de personas preestablecidas con formación suficiente para sacar adelante una Constitución.