Por: Carolina Romero
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(10 de abril, 2015).- Siendo el primer fraccionamiento moderno de la Ciudad de México, la colonia Santa María la Ribera vive actualmente un resurgimiento importante. En la segunda mitad del siglo XIX la traza de la Ciudad fue expandiéndose hacia el poniente en los terrenos campestres de la entonces Hacienda de La Teja, en parte gracias a las reformas liberales de 1857.
Obviamente en su comienzo no existía ningún tipo de servicio eléctrico, drenaje ni pavimento, sin embargo, poco a poco fue conformándose un lugar ideal para vivir, sobre todo para la clase media y media alta. Fue la primera colonia planeada como tal, pues contaba con escuelas, mercado, parques y demás servicios necesarios para su habitabilidad. Sin embargo con la creación, en años posteriores, de colonias como Polanco o La Roma, gran parte de la población burguesa se mudó a estos nuevos y acomodados sitios, no obstante, muchos otros optaron por quedarse en Santa María La Ribera formando generaciones de familias que aún hoy, orgullosamente, habitan éstas acogedoras calles de una invaluable belleza arquitectónica.
La colonia es considerada, por el Gobierno del Distrito Federal, como “Barrio mágico turístico de la ciudad de México” y es que este lugar reclama ser mirado y caminado porque hay cosas muy valiosas que suceden aquí.
El Kiosko Morisco es quizá el ícono más emblemático de la colonia. Fue construido en 1884, por el ingeniero y arquitecto José Ramón Ibarrola, para ser expuesto en la Exposición Internacional de Nueva Orleans de ese año. Llegó a México más tarde instalándose en lo que sería, en el Centenario de la Independencia, el Hemiciclo a Juárez. Fue por este hecho que el Kiosco fue trasladado a la Alameda de Santa María la Ribera.
Kiosco Morisco
Varios locales de comida y cafeterías rodean la plaza, algunos muy famosos y concurridos como el Kolobok dónde se ofrece comida rusa. También el Museo de Geología está a un costado de la Alameda. Dicha construcción inició en 1890. Debe hacerse notar que es de las pocas construcciones antiguas que, desde su creación, sigue fungiendo con el propósito que se pensó en su origen.
Museo de Geología
Alejándonos un poco de la Alameda, pero siguiendo dentro de la colonia, encontramos la Parroquia de los Josefinos o de la Sagrada Familia, presente ahí desde 1899. La Iglesia está en muy buen estado y vale la pena visitarla y contemplar los vitrales que la adornan por dentro.
Parroquia de los Josefinos
Otro lugar importante y característico de la zona es el Museo del Chopo, un edificio construido en Alemania hecho de fierro y cristal. Además de las exposiciones, las proyecciones de cine y la tienda del museo, se ofrecen talleres semestrales que van desde “Tai Chi” hasta “Historia del Rock” estos talleres están abiertos a todo público y son muy accesibles.
Museo del Chopo
No son sólo estos grandes edificios, reconocibles para toda ciudad, los que hacen valiosa a la colonia que actualmente está teniendo un auge inmobiliario importante. Para algunos Santa María la Ribera está en una situación excepcional; es una colonia arquitectónicamente privilegiada, sin embargo, no elitista como otras similares y por otra parte, no es una colonia popular. Cada vez más las personas ven a esta colonia como una buena opción para vivir.
Es común haber escuchado que esta colonia es especialmente insegura, lamentablemente la inseguridad en la Ciudad de México, en general, es un hecho indiscutible, sin embargo éste es un juicio muy radical y no tendríamos que abandonar los espacios que son nuestros y descuidarlos, más si se trata de sitios con una herencia histórica y cultural como este. Es una buena opción experimentar rutas no tan comunes y explorar lo menos conocido que nos ofrece entre sus enmarañadas calles nuestra Ciudad, éste es el lugar idóneo para ese fin.
