Por Nancy Martínez García, columnista sexperta, apasionada de la escritura y el chocolate. Maestrante en Consejería y Educación de la Sexualidad.
Cuando te hablan de virginidad, ¿Qué es lo primero que te viene a la mente?
A mí me llega una imagen casi inmaculada de una especie de Afrodita con querubines revoloteando alrededor de ella, iluminada desde abajo, como si estuviera parada sobre un reflector. Vamos, nada real.
Primero lo primero, ¿Qué es la virginidad?
Si tu respuesta es: ‘es la primera vez que una mujer tiene relaciones vaginales’, no significa que estés equivocad@; sino que simplemente has heredado este concepto que nos han repetido una y otra vez desde el Pleistoceno.
En realidad, la virginidad es una construcción social relacionada con el concepto de ‘pureza’.
La primera relación vaginal se considera que debe ser: hasta el matrimonio o con alguien a quien amas profundamente para que pueda tener cierta validez. Pero ello implicaría reducir la valía de la mujer a una simple relación sexual.
La virginidad se ha considerado tan sagrada que, incluso aún en ciertos lugares muy conservadores, los recién casados deben exhibir una sábana que demuestre que la mujer en cuestión había sangrado tras tener su primera relación sexual y si no había sangre, significaba la deshonra, no solo para ella, sino para su nuevo esposo y toda la retahíla de familiares.
Ahora bien, ¿Por qué sangran? Bueno, pues esto se debe al himen.
Platicamos con el doctor Álvaro E. Peña Jiménez, médico cirujano con especialidad en Ginecología y Obstetricia egresado de la Universidad La Salle, quien nos comentó más al respecto:
‘Es una pequeña reducción ubicada antes de llegar a los labios menores, en la entrada de la vagina, pero no siempre una misma forma, varía de mujer a mujer’.
Todas las mujeres piensan que es un septo, como si fuera un tabique, una pared o una carnosidad, pero la realidad es que pueden tenerlo:
- Normal: el que cubre parcialmente la vagina
- Microperforado: con una abertura tan pequeña que en ocasiones puede dificultar el paso del tampón
- Septado: en la abertura tiene un pequeño tejido que la divide por la mitad y hace que parezca que haya dos orificios vaginales
- Imperforado: no tiene abertura alguna e impide que salga la menstruación
El doctor Peña nos comentó que entre un 10 y 15% de las mujeres tienen el himen septado, lo cual hace que tengan dolor y sangrado durante su primera relación vaginal. También es un motivo muy común de consulta ginecológica es cuando está imperforado o septado, pues no sale la regla.
¿Qué pasa si no sangro durante mi primera relación vaginal?
El himen pudo haberse roto al practicar spinning, montar a caballo, con el uso de tampones, copas menstruales. Así de simple.
De hecho, las mujeres no necesariamente sangran cuando tienen su primera relación sexual, otras no sienten dolor y algunas viven prácticamente un infierno.
Cuando las mujeres tienen un himen muy pequeño, pueden presentar incomodidad al tener relaciones, por lo que se pueden someter a una pequeña cirugía para poder cortarlo un poco más y no solo reducir el dolor durante las relaciones sexuales sino que también permite que el sangrado pueda salir normalmente.
En la actualidad, algunas mujeres optan por la cirugía de ‘rejuvenecimiento vaginal’ donde los médicos unen las partes rotas del himen en la vagina, se buscan las piezas rotas, se suturan y listo. Ellas consideran esto como un regalo para sus parejas.
Por tanto, se convierte en una opción más para decidir, pues tal como nos dijo el doctor Peña: ‘cada persona le da el contexto que desee al tener su primera relación sexual vaginal’.
