Valentina Pérez Botero /@vpbotero3_0
(13 de mayo, 2013).- El aire acondicionado se detuvo. No fue por una falla en el edificio sino por una carencia generalizada en el país: Panamá se enfrenta a la peor crisis energética en la última década; escuelas, oficinas públicas, cines e incluso el famoso canal que identifica al istmo tuvieron que reducir sus operaciones.
La severa sequía generalizada ha afectado el abasto de las hidroeléctricas en el país que, surten el 60 por ciento de la energía. Las represas se han visto afectadas –y han alcanzado niveles mínimos históricos- por lo que se considera una falta de previsión por parte del gobierno.
El retraso en la época de lluvias ha puesto en jaque no sólo la cotidianidad panameña sino a la industria, a la agricultura y a la ganadería; la afectación en tan diversos sectores podría provocar un efecto dominó de catástrofes económicas.
El gobierno ya ha declarado el estado de emergencia en lo que se conoce como el “arco seco ”, que comprende las provincias de Coclé, Veraguas, Los Santos y Herrera, en el occidente del país.
Si las lluvias no llegan pronto, no sólo el aire acondicionado se apagará esporádicamente para priorizar la energía en otros usos, también se programarán apagones para que el país pueda esperar a que del cielo le caiga una solución que por falta de planeación no pudo prever.