Nuevo León se ha convertido en un centro de atracción para la prensa internacional y las opiniones de diversos diarios tienen como colofón el señalamiento del hartazgo ciudadano, de la desconfianza existente hacia los partidos políticos, de lo que el Washington Post califica como “el odio hacia los políticos en México”, sin por ello dejar de mencionar que es ésta una Nación cada vez más frustrada y desgastada por el status quo. El que apareciera un candidato independiente para la gubernatura y el avance en las preferencias de los ciudadanos alcanzado ha puesto a esta Entidad de nuevo frente a los reflectores, como lo ha estado en otras ocasiones cuando las determinaciones que ahí se han tomado se aplican posteriormente a nivel nacional. Un claro ejemplo: el impuesto sobre nóminas.
Y si bien en el pasado reciente estas medidas surgidas en terrenos neoleoneses se circunscribían al área económico-financiera-tributaria, ahora el gran salto es hacia la política, en lo electoral. Es difícil definir a Jaime Rodríguez, alias “el bronco”, sobre todo cuando existe una andanada en su contra producto del temor que su triunfo provoca ya que se vería un empoderamiento de los ciudadanos que en nada favorece a los planes y objetivos del actual gobierno y menos aún a los partidos políticos que se verían amenazados en su existencia. Se critica el leguaje utilizado por este candidato y éste corresponde a quien aspira a gobernar, no al que se encuentra ya instalado en el poder por lo que para muchos la búsqueda de las simpatías a través de expresiones que el pueblo utiliza no es reprochable.
En la capital de ese Estado ya se encuentran corresponsales de diversos medios: El País, The New York Timex, The Wall Street Journal, Associated Press, USA Today, Bloomerg, entre muchos otros. Seguirán el proceso electoral paso a paso y en el caso del NYT las referencias hacia el candidato señalan: “”el bronco”, franco, frecuentemente vulgar y quiere dirigir Nuevo León”. Llama la atención que este tipo de calificativos fueron expresados y difundidos en los medios simpatizantes por los priístas cuando se les apareció Vicente Fox con un arrastre no esperado, aún y cuando existía la disponibilidad o el compromiso con el extranjero de llegar a un cambio en la conducción del país y que éste fuera hacia la derecha.
Sin duda alguna que las expresiones del guanajuatense fueron de arrastre electoral y es la fórmula que está siguiendo Jaime Rodríguez. Para el WP, este “candidato independiente se monta en el odio hacia los políticos en México” y es esta una de las más claras y reveladoras verdades ya que hasta el día de hoy no existe una sola encuestadora que se atreva a marcar apoyos, predilección, respeto, simpatía de los ciudadanos por estas organizaciones que han demostrado estar a la vanguardia de la corrupción, ejerciéndola en todos los sentidos. El pasado priísta de este independiente es la base de todas las críticas a nivel nacional, y resulta una incongruencia cuando, entre líneas se apoya precisamente a la abandera del tricolor. O sea que ¿se tornó en bueno o en malo ser o haber sido militante del PRI?
Dicen estos dos influyentes medios de los Estados Unidos, que Jaime Rodríguez, cuyo origen es ranchero y quien ya ocupó una presidencia municipal en esa Entidad, ha sobrevivido a dos atentados, su renuncia al PRI y su participación en el proceso para lograr la gubernatura lo han convertido en un fenómeno electoral “que ha capitalizado el hartazgo a la corrupción y a los partidos políticos”. Dicen que en México, “el mundo político está ansioso por ver si este personaje altera el orden atrincherado, no solo en ese Estado sino también en una Nación cada vez más frustrada y desgastada por el status quo”.
Aunque no se diría que “están ansiosos”, sino verdaderamente preocupados por ese “atrincherado” con el que los partidos políticos han secuestrado la voluntad popular. Habrá que hacer notar que todos ellos dejaron atrás los procesos democráticos internos para la nominación de candidatos. Las formas que tienen registradas ante la autoridad revelan que se cubrieron todos los frentes, se marcaron las convenciones de delegados con el fin de que unos cuantos, dizque representativos de muchos más, fueran los que decidieran quien o quienes serían abanderados. Solo que éste esquema no es sino la forma de proteger al gran dedo, al que elige ya sea a nivel local o federal.
Ni los partidos políticos cumplen con su cometido de convencimiento con los ciudadanos a través de su ideología y con posiciones de formación de cuadros y de búsqueda de financiamientos que eviten que su costo sea cada vez más alto para todos los ciudadanos, ni mucho menos tienen prácticas democráticas en su interior. Las concertaciones, los arreglos eliminando las urnas, su penetración en órganos que se suponía sería exclusivamente ciudadanos como es el caso del antiguo IFE y del “moderno” INE, lo que también influyen en los Tribunales, hablan por sí solos de una lucha que está fuera, totalmente, de lo que se supone deben ser los resultados de un proceso electoral.
Si a lo anterior le agregamos que, de nueva cuenta, cada vez que se queda al desnudo, al descubierto, el enriquecimiento sin explicación de los funcionarios públicos, de los gobernadores, de los alcaldes, se argumenta que se trata de “guerra sucia”, de “enfrentamientos por el poder” o en el caso de Lorenzo Córdoba y sus expresiones racistas “quieren desgastar al Instituto”, la burla que todo ello encierra conforma la base de ese hartazgo ciudadano. Las fortunas inexplicables ahí están, debidamente exhibidas y con tanta impunidad que ahora, en el caso de Rodrigo Medina, gobernador de Nuevo León y de su parentela ya recurrieron los denunciantes a los registros sobre depósitos y propiedades que existen en Estados Unidos.
Para los que señalan una y otra vez que seguimos en el país del “nopasanada”, tal parece que es el momento de que “algopase”. Aunque para ello la trinchera protectora de los partidos y del gobierno en turno ya se extendió a las autoridades electorales al dejar éstas en el limbo lo concerniente a los topes de gastos de campaña de los independientes. Esa indefinición en plena disputa y una vez que se ha recorrido el mayor tramo en las campañas no es sino la forma en la que posterior a la elección podrían hasta anular el triunfo de “el bronco” y paralelo a ello garantizar que a la familia Medina no se le toque un centavo y mucho menos se le lleve a ocupar un sitio frente al Ministerio Público.
El empoderamiento de los ciudadanos es “el coco” de los políticos en estos días y tal vez lo sea para la gran elección del 2018.