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Terror de una ruptura: ¿siempre es tan malo terminar?

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CUANDO ARRANCAMOS UNA RELACIÓN CON ALGUIEN, PENSAMOS TODO EN POSITIVO.

Es más, llevamos todo al futuro: viajaremos a París; adoptaremos cinco perritos; tendremos sesiones de sexo ES-PEC-TA-CU-LARES por los siglos de los siglos. Nos sabemos los orgullosos ganadores de las mieles del amor. Por fin, hemos conquistado ese inhóspito terreno.

Con el paso del tiempo, las cosas no resultan como uno deseaba. Dejamos de idealizar al otro y comenzamos a ver todos sus defectos. Pero más allá de esto, la relación deja de ser ese oasis de paz y armonía. Se convierte en una terrible tortura y muchas veces no sabemos cómo salir de ella.

Pero, piensas, ¿será mejor terminar? ¿continuamos? ¿por qué no intentar arreglar las cosas? Mmm… porque no siempre resulta el camino perfecto y aquí te decimos el porqué.

TOMAR LA DECISIÓN

El escritor, Ramiro Calle, autor del libro: El Arte de la Pareja: Saber asir, Saber soltar”, lo resume en un párrafo muy sencillo: “Se trata de un delirante y dubitativo: ¿continuamos o buscamos algo que se parezca más a aquello que anhelábamos, en aquel lejano e idílico inicio? La duda parece estar planteándosela íntegramente la Humanidad (…). ¿Y todo esto para qué? Se supone que para llegar a un (inexistente) lugar llamado felicidad. Creo que nunca acabaremos de darnos cuenta de que hay que disfrutar el trayecto y olvidarnos de pretender la llegada”.

Tal cual. Consideramos que “esa relación” es la ideal, la perfecta, pero resulta que no es así. Dejamos de disfrutar de ese trayecto y consideramos a la relación como la meta de la felicidad. ¡Y no es cierto! Es solo un instrumento, nada más.

Existen relaciones que, además, son destructivas, violentas. Ese camino que emprendieron juntos dejó de ser una herramienta más para llegar a la felicidad. Es, por el contrario, motivo de infelicidad. Entonces, la ruptura es una respuesta favorable.

Entrevistamos al psicólogo Humberto Valle, especialista del Centro de Atención Psicológica HOPE, quien nos dijo lo siguiente: “una ruptura amorosa, al igual que cualquier otra pérdida, según los teóricos conductuales, implica que muchas de las cosas que nos hacían sentir bien desaparezcan. Esto nos hace sentir deprimidos. Sin embargo, no es el fin del mundo y quizás haya sido lo mejor. Si lo malo pesa más que todo lo que es bueno y reforzador en una relación, una ruptura puede ser lo mejor para nuestro estado de ánimo”.

MUCHAS VECES ES NECESARIO ROMPER CON UNA RELACIÓN INSOPORTABLE.

Convertimos a la otra persona en el centro de nuestras vidas y cuando ella cambia o deja de ser ese ser idealizado, tronamos como mazorcas.

Ahora bien, supongamos que decidiste terminar, ¿quién me va a curar el corazón partío? ¿quién llenará de primaveras este enero? Nadie mejor que tú mismo/a. Debes vivir todos los procesos que conlleva. El primero es no limitarte y dejar que fluyan las lágrimas. Cualquier pérdida toma su tiempo y, ¿sabes qué? Se vale.

Después de ello, lo ideal es trabajar en ti. Recupera tu autoestima, vuelve a hacer las cosas que te hacen sentir vivo. Acepta tu nueva realidad y no te hagas falsas ilusiones con un posible regreso.

Y, por último, tómalo como un momento de un nuevo inicio. No todos los finales son para mal, muchos de ellos se convierten en la oportunidad de crear una nueva historia. Una que te haga sentir feliz y que te permita disfrutar del camino.

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