(03 de abril, 2015).- Pocos lugares en la Ciudad tienen el privilegio de conservar y exponer un pasado ancestral y al mismo tiempo cohabitarlo en el presente. Es el caso de Tlatelolco, nombre náhuatl que significa “lugar de arena”. Fundado en 1337, fue el centro comercial más importante del México prehispánico. Es una experiencia realmente surrealista caminar sobre estos vestigios milenarios y observar, desde allí, la vida cotidiana del norte de la ciudad.
La época colonial se hace presente en la Iglesia de Santiago; dicen que los indígenas fueron obligados a construirla con las mismas piedras de su templo, de hecho, es posible ver algunas piedras talladas en su fachada. Durante la Reforma, al igual que muchos otros lugares religiosos, fue cerrada y en años posteriores utilizada como bodega, cuentan que incluso sirvió para lavar los vagones de los trenes pulqueros que llegaban a la Aduana del Pulque, ubicada también en Tlatelolco.
El Colegio de la Santa Cruz, ubicado a un costado de la Iglesia, es parte fundamental de la historia de Tlatelolco.
Fue la primera escuela de Educación Superior para indígenas y fue ahí donde se gestó nada menos que la obra de Fray Bernardino de Sahagún “Historia general de las cosas de Nueva España”.
En los años 50 el auge de la modernidad en México hizo posible un proyecto planeado por el arquitecto Mario Pani; el conjunto urbano Nonoalco-Tlatelolco. Era una ciudad dentro de la Ciudad.
Fue un concepto nuevo y ambicioso, distintos sindicatos de empresas paraestatales aportaron recursos al proyecto y sus trabajadores fueron los que, mayoritariamente, ocuparían los nuevos departamentos. La clase media creciente de la segunda mitad del siglo pasado, fue quien habitó este lugar lleno de historias y vida. En pocos sitios se tiene el sentido de identidad de los habitantes de este enorme complejo de más de 100 edificios. Dentro de él hay escuelas, teatros, tiendas y restaurantes donde miles de personas crecieron y han creado la identidad tlatelolca.
Foto: Armando Salas Portugal, 1964
Todos conocemos y recordamos con indignación los hechos ocurridos el 2 de Octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, cuando el gobierno priísta –que hoy nuevamente encabeza la administración federal en México- ordenó la masacre y desaparición de un número de estudiantes todavía no establecido.
Desde hace algunos años, cada 2 de octubre miles de estudiantes se reúnen en esta Plaza para salir a marchar rumbo al Zócalo, conmemorando a los caídos y demandando a gritos esa justicia aún ausente en este país.
Otro hecho que cimbró a este lugar fue el sismo de 1985. Varios edificios tuvieron que ser demolidos por los daños ocasionados por el terremoto. Actualmente hay muchos departamentos desocupados, la población del complejo es, en general, gente mayor que ha vivido toda su vida en ese sitio.
El Centro Cultural Tlatelolco a cargo de la UNAM, antiguo edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ahora alberga una escuela de artes, en donde se exhiben exposiciones temporales y permanentes; proyecciones de cine, recitales musicales y visitas guiadas cada domingo de fin de mes.
Es de vital importancia conocer y preservar este lugar que ha sido testigo y parte de la historia de la Ciudad desde su creación, hasta nuestros días.