El reciente accidente de helicóptero en Nueva York, que cobró la vida de seis personas, incluida una familia española, ha puesto en evidencia las deficiencias en la regulación del espacio aéreo y el uso de drones en Estados Unidos. La empresa New York Helicopter Tours, operadora del vuelo siniestrado, ha cesado operaciones tras la tragedia. El helicóptero, un Bell 206L-4 de 21 años, carecía de grabadoras de vuelo, lo que complica la investigación en curso por parte de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) .
New York Helicopter Tours, la compañía propietaria del aparato siniestrado en el Hudson el pasado 10 de abril, deberá cesar sus operaciones de forma inmediata por orden de la FAA. El organismo regulador norteamericano sigue trabajando con la NTSB para aclarar las causas del… pic.twitter.com/3DuubpRYQB
— On The Wings of Aviation (@OnAviation) April 14, 2025
Este incidente ha reavivado el debate sobre la seguridad de los vuelos turísticos y la necesidad de una regulación más estricta del espacio aéreo, especialmente en áreas densamente pobladas como Nueva York. Las autoridades han señalado la urgencia de revisar y reforzar las normativas existentes para prevenir futuras tragedias.

La falta de supervisión adecuada y la proliferación de vuelos no esenciales, incluidos los realizados por drones, subrayan la necesidad de una revisión exhaustiva de las políticas de aviación civil para garantizar la seguridad de todos los usuarios del espacio aéreo.