David Bernal / Colaborador
(2 de agosto, 2014).- El deseo de Jaime Javier Hernández Martínez de emigrar a México para escapar de Honduras por las amenazas de muerte debidas a su condición sexual se esfumaron, pues fue asesinado en medio del clima de intolerancia que vive el país centroamericano hacia la población LGBT cada vez es mas crítica.
Hernández, de 21 años, tenía mas de cuatro meses trabajando como mesero en un local donde se expendían bebidas alcohólicas y según sus familiares las amenazas de muerte eran reiterativas.
En lo que va del 2014 mas de 15 personas pertenecientes a esta población han sido asesinadas y se han contabilizado 157 asesinatos desde el 2009, año del golpe de estado que derrocó a Manuel Zelaya.
A pesar de estos llamados “crímenes de odio” y del miedo, las organizaciones gay han
salido a las calles a exigir sus derechos pidiendo al gobierno se reconozca el día internacional contra la homofobia y se implantes políticas de convivencia en el marco de los derechos humanos.
El primer asesinato que causó gran conmoción fue el de Walter Troches, enfermo se Sida y quien en el 2009 fue brutalmente golpeado y luego baleado. Según voceros del movimiento LGBT estos casos quedan en la impunidad y el sentimiento profundamente católico de muchos funcionarios estatales influye en este comportamiento.
Todo indica que en Honduras se esta muy lejos del reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBT, pues el año pasado se reafirmó en la Consolidación sobre la Niñez aprobada por el Congreso, que el matrimonio igualitario no es permitido, ni reconocido, aunque este se haya llevado a cabo en otro país. El matrimonio solo tiene validez entre un hombre y una mujer para constituir una familia, según reza la Constitución.