El desprecio de la verdad, la censura de ésta y la exhibición de leyes a modo, han sido las principales cartas con las que ha jugado Aurelio Nuño desde su llegada a la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien no llegó ahí, ni remotamente, por méritos académicos.
Décadas (y siglos) hemos padecido la construcción de la estructura de la clase política oligárquica, en donde los estudios y la experiencia no han sido determinantes para ocupar cargos públicos, tanto la derecha panista, como la priista, usan marionetas que faciliten la obtención de intereses particulares. Aurelio Nuño es uno de esos tantos ejemplos, pero con los suficientes “atributos”, para ocupar puestos que lo visibilicen como un tirano en potencia, idóneo para suceder a Enrique Peña Nieto.
Este hombre ha implementado la pedagogía del oprimido, así desde su poder planea e impone el desarrollo del tipo de ‘educación’ y ‘proceso laboral’, que le conviene al gobierno, a los empresarios y a otros intereses internacionales, por ello a diario con distintos artilugios pretende obligar a los docentes y estudiantes a adaptarse a un modelo que facilita la apertura hacia la privatización.
En efecto, Nuño llega a la SEP no por sus conocimientos escolásticos, sino porque ya antes se convirtió en una pieza clave, al llevar a Peña Nieto a conseguir sus más ambiciosos objetivos, uno de ellos fue el Pacto por México, pues a él se le ha atribuido la victoria; este político controlador y manipulador, era la medida más viable para hacer posible la reforma ‘estructural’ más compleja y difícil de implementar.
Ya que ni siquiera la reforma energética padeció tantos obstáculos, como la equivocadamente, llamada educativa. Nuño, como uno de los más importantes hombres de Peña Nieto, quien desde SEP evidencia el favoritismo que mantiene de su lado, para ocupar la silla en 2018, no ha sido nombrado secretario de educación para mediar y abrir el diálogos, el no llegó a responder las exigencias de los maestros, sino a implementar (con mano represora) la reforma educativa, sin titubeos, y a fin de erradicar la lucha magisterial.
Un arrogante, altanero y soberbio Nuño, ha confeccionado elementos, en las últimas semanas, que entretejen una poderosa campaña de mentiras en medios de comunicación aliados, quienes a su vez siguen manteniendo una falsa imagen de violencia con respecto a los maestros, a fin de esconder el carácter punitivo de dicha reforma, porque si algo está claro, no se busca conseguir una educación de calidad, sino hacer una ‘limpieza de elementos’, que se queden los agachados, los corruptos, los que callan y están de lado del gobierno.
Es así como detrás de la demagogia de Nuño, en franco ataque hacia el movimiento magisterial, existe un arduo trabajo propagandístico para no evidenciar que la ley es clara y contundentemente infame con los docentes, principalmente con los de primer ingreso, quienes no tendrán tres oportunidades para ser evaluados, sino solamente una, dando paso a mayores oportunidades a los egresados de escuelas particulares, como uno de los mecanismos de la creciente privatización de la educación.
Aurelio Nuño el mal llamado “negociador de Reformas”, ya no solamente es uno de los políticos más importantes ubicado en el primer círculo de Peña Nieto, sino también el mayor golpe al magisterio, después de la reforma educativa. Quien mantiene un objetivo claro y preciso, el recrudecimiento de la estrategia anti-obrera magisterial, que consiga el más ansiado de los anhelos de la iniciativa privada y la tiranía en el poder: la derrota de la CNTE.