Por: Alejandra Moreno Hernández
El hogar que debería de ser sinónimo de amor, protección y apoyo es en muchos casos el lugar más peligroso para niños, adultos mayores, personas con alguna discapacidad y mujeres. De hecho, según la asociación médica americana el 25% de las mujeres es víctima de maltrato doméstico al menos una vez en la vida. Al parecer el único requisito es ser superior física y/o económicamente. A mayor diferencia de poder,mayor violencia según revelan algunos estudios entre víctimas y victimarios.
“Adriana” que no es su verdadero nombre, pero a petición suya lo cambiamos nos comparte en entrevista lo que ella vivió con su papá.
Mi papá medía casi los dos metros, además de ser muy corpulento, era muy violento y se enojaba con mucha facilidad. No consumía drogas ni bebía. Pero era tan explosivo y agresivo que hombres adultos le tenían miedo, entonces que se podía esperar que sintiéramos mis hermanas y yo. Después fue empeorando porque aparte de su descontrolada agresividad y su ventaja física empezó a hacer negocios con el gobierno en el sexenio de Vicente Fox, entonces además tenía dinero y poder. Nos insultaba, nos humillaba y amenazaba. En público y privado. A las tres hijas nos llegó a golpear. Hacía todo lo posible por enemistarnos y causar conflictos entre nosotras.
Yo llegué al punto que mi psicóloga me prohibió irme de viaje con el por qué, aunque nos fuéramos a un lugar muy bonito y nos hospedáramos con muchos lujos me tardaba meses en salir de la depresión por todo el maltrato recibido en el viaje.
En cuanto pude me escapé de la casa y ya solo lo veía de vez en cuando, le contaba solo cosas básicas de mi vida, le mentía mucho porque sabía que no podía ser sincera con él o me haría pedazos. Cuando murió me dolió mucho, era mi papá, pero al mismo tiempo inició la época en la que más en paz vivimos mis hermanas y yo.
Un círculo vicioso
El habituarse a la violencia causa los siguientes síntomas:
1.- Ansiedad – La violencia que se repite y se presenta de manera intermitente, mezclada con periodos de “luna de miel” en los que puede presentarse desde arrepentimiento del agresor acompañado de promesas de cambio hasta solo detalles, amor, protección justamente todas esas cosas que necesita la víctima más que nunca. Esto provocando en la víctima un estado de alerta permanente. Como en cualquier momento puede volverse la persona más maravillosa del mundo es que muchas veces esta conducta no suele denunciarse o que cuando ya se denunció se perdone.
2.- Depresión y culpa– La depresión hace sentir a la víctima que es incapaz de hacer algo para cambiar su situación, o que es incapaz de hacer algo bien, generando más dependencia, haciendo que se quede y sufra aún más maltrato. La mayoría de las víctimas creen ser responsables del maltrato que reciben, piensan que de alguna manera se lo merecen. Estos sentimientos de culpa se ven reforzados por las acciones que la víctima ha realizado para evitar la furia del agresor: Pedir préstamos, permitir el maltrato a los propios hijos, mentir, ser tapadera del agresor, pelearse con amigos o familiares cercanos por defenderlo, etc.
Un padre o madre adulto mayor dependiente de un hijo que lo violenta podría culparse a sí mismo, porque piensa que si finalmente él lo crió algo debió hacer mal y se merece que lo maltrate.
3.- La vergüenza que genera aislamiento-Es común que la o las víctimas oculten la violencia que están sufriendo. No lo cuentan a otros parientes, ni en el trabajo,ni la escuela, ni a sus amistades. Se maquillan los golpes. Suplican para que no grite. Dejan de asistir a los eventos sociales. Se aíslan más. La soledad aumenta, así como aumenta el dominio del agresor.
4.- ¿Uno deja a su agresor y ya?
El momento más peligroso en la relación con una persona violenta se da en el momento de tratarla de abandonar. Un buen ejemplo es el feminicidio, se dice que es la máxima expresión de ansiedad de un hombre.
Sociedad cómplice
Lo que da fuerza al agresor es toda la red de complicidad que hay alrededor, desde quien guarda silencio mirando a otro lado ,los que no se meten,los que aceptan dinero,los que no hacen su trabajo,los que lo minimizan,incluso hay quien bromea con el tema.
“Pedíamos una patrulla siempre que se ponía a patear la puerta borracho y a querer entrar a la casa a la fuerza, pero cuando llegaba les daba dinero y no se lo llevaban. Cuando lográbamos que se lo llevaran lo soltaban en el MP a la hora por que no era grave que insultara, gritara y pateara la puerta de la casa toda la noche”. Pamela
“Mi mamá y mi papá me pegaban con lo que fuera, su objeto favorito era la cadena de metal del perro mientras hacía la tarea. Desde el kínder me golpeaban los dos. Mi papá era jugador de americano. No sé cómo no me mató. En mi escuela sabían. Nadie decía nada porque pues eran mis papás y yo tenía buenas calificaciones así que parecía que funcionaban los golpes.” Daniel
Superarlo
Los síntomas de estrés post traumático pueden diluirse con el pasar del tiempo siempre y cuando las víctimas estén completamente distanciadas de su agresor. No sucede así en las secuelas causadas por las vejaciones sufridas en el hogar y después tener que seguir en contacto con el agresor como sucede con las mujeres que tienen hijos con su victimario y deben por ellos seguir en contacto con él, aunque puedan separarse seguirán presentando estrés por el temor a ser golpeadas de nuevo.
Basta Ya
A pesar de la frecuencia del maltrato doméstico en nuestra sociedad y de las secuelas físicas y psicológicas que esto genera, la intervención de las autoridades sigue siendo insuficiente, la supuesta protección hacia las víctimas no está teniendo el efecto esperado y el desarrollo de “tratamientos” adecuados para la resolución de este problema presentado por las autoridades competentes no está alcanzando a todas estas familias donde la violencia es el pan nuestro de cada día. La cantidad de niños y mujeres que son asesinados dentro de sus propias casas lo demuestra.
No podemos continuar así. La violencia familiar ya no es un asunto privado si no una emergencia nacional. Lo que pasa en el ámbito privado inevitablemente termina volviéndose del ambiente público. Si no lo hacemos por empatía y compasión a lo que viven en esa casa hagámoslo por conveniencia. Es hora de empezar a hablar.
Twitter: @alecanalejas
Psicóloga y Criminóloga