(21 de mayo, 2014).- Durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, Estados Unidos entregó al gobierno de México mil 120 millones de dólares para ayudarlo en sus labores de combate al narcotráfico. Esa “ayuda” fue pactada en el marco de la Iniciativa Mérida, un acuerdo bilateral por el que EE.UU. da asistencia material y técnica, y a cambio México permite la presencia de agentes estadounidenses en el territorio nacional.
Este acuerdo sigue vigente, pero ahora el gobierno de Estados Unidos desea saber en qué se emplearon todo ese dinero y los 134 millones de dólares liberados ya durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Una investigación del semanario Proceso revela que la Sección de Asuntos Antinarcóticos (NAS, por sus siglas en inglés) de la embajada estadounidense en México solicitó –y logró– que Peña Nieto emprendiera una revisión de los resultados de la “guerra contra el narco” lanzada por Calderón el 11 de diciembre de 2006 en Michoacán.
La NAS, dependiente del Departamento de Estado (la dependencia a cargo de las relaciones exteriores), desea cifras, pero sobre todo pruebas, acerca de la cantidad de droga incautada, las armas aseguradas y las personas capturadas por vínculos con el narcotráfico. Así, el gobierno estadounidense espera que el mexicano pruebe que la droga fue incautada y destruida, que las armas se encuentran debidamente registradas y custodiadas, y que los delincuentes hayan sido sentenciados y sigan detenidos.
El semanario cita a Michael Collins, “director de la organización federal Alianza sobre Política de Drogas”, quien expuso las razones del desencanto de los políticos estadounidenses con la guerra de Calderón, incluso de quienes en su momento mostraron entusiasmo por la disposición del ex mandatario a “tanta cooperación”: “El Congreso quería ver una reducción en el flujo de drogas a Estados Unidos y esto no ocurrió. También, tal vez hubiera sido un éxito si hubiera una clara reducción de la violencia, pero lo que ocurrió fue un gran aumento”. Otras dudas sobre la efectividad de la Iniciativa Mérida y la necesidad de continuarla se plantean en los terrenos de las violaciones a los derechos humanos a manos de los militares habilitados en funciones policíacas y la corrupción dentro del gobierno.
Según Collins, el Congreso estadounidense tenía dudas sobre la disposición del gobierno de Peña Nieto a mostrarse tan “colaborador” como Calderón, pero a un año y medio “es claro que las afirmaciones de Peña Nieto sobre soberanía e independencia de los Estados Unidos han sido afirmaciones vacías. Al final, es claro que muchos congresistas […] están más contentos con Peña Nieto porque no ven mucha diferencia entre él y Calderón”.
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Una pista sobre el destino del dinero transferido por Estados Unidos a México podría estar en el gusto del ex presidente Calderón por los “gadgets” bélicos, una costosa afición que el panista exhibía sin tapujos.
A partir de los cables diplomáticos sobre México revelados por Wikileaks en 2010 y de entrevistas e investigaciones propias, el periodista mexicano -radicado en Estados Unidos- Wilbert Torre reconstruye las motivaciones que llevaron al ex presidente Felipe Calderón a emprender la guerra contra el narco y a sostenerla a pesar de las contundentes evidencias de fracaso. En su libro Narcoleaks, Torre expone cómo se diseñó la Iniciativa Mérida en medio de una absoluta opacidad. Destaca la cesión de soberanía por parte de México que el gobierno de Estados Unidos había buscado desde los años setenta pero no había obtenido ni del primer presidente panista, Vicente Fox, abierto admirador de ese país.
En una declaración que desnuda la mentalidad de quien hizo campaña bajo el lema “Presidente del empleo”, Felipe Calderón dijo al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que él necesitaba todos los “juguetes” con que el agente de la serie estadounidense 24 asesinaba, torturaba e intervenía ilegalmente en cualquier punto del globo en nombre de la seguridad nacional. Aunque esto, dicho por un jefe de Estado, podría sonar escandaloso, Calderón no intentó ocultarlo, al contrario, se ufanó sonriente de ello en una entrevista televisiva: “Yo necesito la tecnología que ustedes tienen para hacer mi tarea. ¿Cómo qué? Bueno, -le dije-, ¿has visto el programa de televisión de 24 horas de Jack Bauer?, bueno, ‘I want all the toys’, le dije, yo quiero todos los juguetes esos”.
Narcoleaks, presentado a principios de marzo de 2013 en la Feria del Libro del Palacio de Minería, explica la guerra contra el narcotráfico como una conjunción pero también un contrapunteo entre la personalidad, la necesidad de legitimación política y las obsesiones de Felipe Calderón, por una parte; y las presiones e intereses del gobierno estadounidense, por el otro.