La pena que provoca Enrique Peña Nieto con sus fatales errores producto de la pésima asesoría de su equipo se diluye cuando revela grandes mentiras que hacen que padezca uno de la llamada “vergüenza ajena”. En Bruselas dentro de su participación en la II Cumbre Unión Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se atrevió a decir que nuestro país se acerca a la tasa cero por ciento en migración.
Y lo dijo, así, tan campante, cuando lo que ha llevado a tener ese registro se basa, primero, en la construcción del “muro de la ignominia”, del levantado por los Estados Unidos a lo largo de la frontera Norte de nuestro país, además de la fiera persecución llevada a cabo por grupos radicales en contra de mexicanos y en general de los latinoamericanos. De no ser por esa barda y en las situaciones actuales por las que se atraviesa en el terreno económico y por ende la generación de empleos, ya medio país hubiese llegado con el vecino del Norte.
Influyó también la no aprobación de una reforma migratoria en los términos planteados por Obama que si bien no eran del todo benéficas para quienes llegan a esa tierra si les significaba, dentro de toda la ignorancia, una esperanza. Se atrevió a decir también que se emprendieron medidas para un retorno digno, seguro y ordenado, así como para facilitar su reinserción integral y productiva. Sería bueno y sano saber con exactitud quien le dio ese informe o le dijo que eso estaban haciendo porque solamente con ver la realidad podría percatarse de que todo eso es otra de las grandes mentiras de su gobierno. No hay trabajo para los que de aquí, para los que no se han movido ni salido, menos aún para los que se fueron tras un sueño.
A nuestro suelo llegan trabajadores del centro y sur de América y de ahí que señalara que “debemos afrontar como receptores, emisores o zonas de tránsito, los desafíos asociados a la migración”. Y también lo soltó sin el menor rubor, ignorando que la frontera Sur padece de la llegada de oleadas de migrantes cuya nula preparación solo acrecienta la hambruna que se padece en las zonas del campo, en las marginadas. Ahora que como emisores, no se ve que se mire para abajo, y ellos no lo hacen, tampoco, para atrás.
Se escuchó lo de siempre, una solicitud de corresponsabilidad en la atención de desafíos globales como el combate a las drogas, migración y el cambio climático. Reportaron la entrega de tarjetas de visitante regional hasta por 110 mil y 15 mil más de visitante trabajador fronterizo. O sea que se acepta que tenemos guatemaltecos, hondureños y salvadoreños quienes, al no alcanzar su objetivo de llegar a los EU se han asentado en México. Eso sí, dijo que ya se cuenta con una medición multidimensional de la pobreza, con lo que esto encierra y quiere decir.
Se dice que la culpa no la tiene el indio sino el que lo hace compadre, así que para muchos, ni quejarse.


