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“80% de personas que se suicidan acudieron a hospital público y les dieron cita para seis meses después”

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(18 de junio, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- En México el 25% de la población nacional en algún punto de su vida padecerá alguna enfermedad mental o episodio depresivo, sumándose así a la cifra anual de 4 mil 370 personas que fallecen debido a trastornos mentales y del comportamiento. Aunque especialistas señalan que es una cifra alarmante, admiten que la salud mental sigue siendo uno de los rubros más olvidados del Sistema de Salud, y como prueba, la Secretaría de Salud solamente le destina un 2% del presupuesto total.

De dicho monto, el 80 % es para la operación de los hospitales psiquiátricos; dadas estas condiciones, las acciones enfocadas al trabajo comunitario se ven reducidas o nulificadas, en diversas poblaciones.

Sobre el tema, el psiquiatra Jorge Montesinos asegura que “el tipo de salud mental que se presta en el país, es de tercer nivel, ya que en todo el país, tan sólo existen 46 hospitales psiquiátricos y nada más 13 unidades de internamiento, ubicadas en hospitales generales, siendo el acceso a dichos servicios, altamente limitado ya sea por las distancias, ya que estas instituciones se encuentran en las grandes ciudades capitales y entonces, por ejemplo, un campesino puede padecer algún transtorno, sin que exista la posibilidad que le sea diagnosticado, porque en su región no hay ni siquiera un médico pasante, o por la falta de inscripción al servicio, si no se es derechohabiente, no existe la posibilidad de ser remitido a dichas clínicas, y muchas veces aunque lo sean, en zonas de provincia jamás llegan a un diagnostico certero del caso”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México existen 544 establecimientos de salud mental ambulatorios que ofrecen atención tan sólo a 310 usuarios por cada 100 mil habitantes, mientras que en hospitales psiquiátricos (públicos), se atiende a 47 usuarios por cada 100 mil. La mayoría de los pacientes son adultos; la población de niños y adolescentes asciende a 27 % en unidades ambulatorias y a 6 % en hospitales psiquiátricos.

Asimismo, en su más reciente informe la OMS asegura que dichas cifras “resultan preocupantes, principalmente porque la edad de inicio de la mayoría de los trastornos psiquiátricos se encuentra en las primeras décadas de la vida”; citando los datos de la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, la cual demuestra que el 50 % de los trastornos mentales inician antes de los 21 años de edad, además 24.7 % de los adolescentes se encuentran afectados por uno o más problemas de salud mental.

“Es demostrable que aproximadamente un 50 % de los pacientes de todo el país son atendidos por servicios particulares, y cuando logran ingresar a clínicas públicas, éstas no les proporcionan los medicamentos, aún cuando los antidepresivos, ansiolíticos y todas las píldoras que tengan que ver con dichas enfermedades, se encuentran dentro de las más caras, y como ejemplo la más económica cuesta poco más de 350 pesos, la consulta médica está en 650 pesos o más, y la receta solamente se puede utilizar una vez y una sola caja, si el paciente necesita dicho medicamento de por vida, también así la consulta, y aunque existe gente de escasos recursos que inicia el tratamiento, el 100 % lo abandona a la tercera visita”, argumenta Montesinos.

Asegurando que en muchas ocasiones quienes no pueden mantener las visitas al psiquiatra, además de las medicinas, optan por calmar la ansiedad, los ataques de pánico y otros efectos de las enfermedades mentales, con drogas “de baja calidad”, que van desde el resistol y el thiner, hasta la marihuana, dependiendo de sus posibilidades económicas, o muchas veces se convierten en alcohólicos.

“En el país ninguna enfermedad es tomada seriamente por el gobierno, a menos que la prensa lo presione incansablemente, porque ni en una epidemia toma cartas en el asunto, salvo que su ‘popularidad’ se esté viendo afectada, ante publicaciones mediáticas, siendo así, las enfermedades mentales no tienen ningún tipo de importancia y solamente se busca ‘cubrir lo mínimo’, sin que se vea ‘afectado’ el presupuesto, el cual no está reflejado en investigaciones contra el cáncer, o una vacuna contra la polio, o tal vez paliativos para la insuficiencia renal crónica, en realidad todo el capital destinado a la Secretaría de Salud no se ha visto nunca reflejado en nada, ahí tenemos los hospitales con cientos de carencias, y en cuanto al tema de las investigaciones científicas, salvo que las realicen universidades, éstas son nulas”, comenta Montesinos.

Asegura que “al país le falta mucho por hacer, y antes de todo, tener la voluntad de ponerle atención al tema, después crear, con la ayuda de especialistas para cada problema, protocolos de evaluación y tratamiento para condiciones claves de salud mental, cursos de actualización y/o de educación, relacionado con temas de salud mental dirigidos a los profesionales que trabajan en este nivel”.

Los trastornos más recurrentes son: problemas de aprendizaje, retraso mental, trastornos de ansiedad, déficit de atención, depresión y uso de sustancias, así como intentos de suicidio y el suicidio mismo.

De acuerdo con las estadísticas de mortalidad del INEGI, entre los años 2002 y 2013, se han registrado en México poco más de 43 mil 700 defunciones por trastornos mentales y del comportamiento; las entidades con mayor número absoluto de defunciones por enfermedades mentales son, en primer lugar, Veracruz, con 4 mil 450 casos en el periodo de 2002 al 2011; el estado de México, con 4 mil 192, Puebla con 3 mil 939, Oaxaca con 3 mil siete casos; Jalisco con 3 mil siete; el Distrito Federal con 2 mil 882 defunciones, Michoacán con 2 mil 320 casos y Guanajuato con 2 mil 220.

El mapa de la mortalidad por trastornos mentales cambia si se considera la proporción de defunciones por la causa señalada, respecto del total de fallecimientos registrados en la entidad. Así, los estados con mayor porcentaje de muertes por trastornos mentales son: Oaxaca con 1.8 % respecto del total de fallecimientos contabilizados en el periodo que va del 2002 al 2011; Puebla, con un 1.4 %; Querétaro con 1.3 %; Chiapas con 1.2 %; y Veracruz, Michoacán, San Luis Potosí y Aguascalientes con 1.1 % en cada uno de ellos.

“A la problemática de la falta de atención a la salud mental, siendo ya grave, se le suma el abandono a una de las causas más recurrentes de muerte, al hablar de este tipo de enfermedades, el suicidio, un problema que desde hace aproximadamente 30 años    aumentó casi cuatro veces, al pasar de una tasa de dos por cada 100 mil habitantes a 7.6, como ejemplo podemos citar la cifra de 2013, donde 6 mil personas se quitaron la vida aquel año, siendo el resultado de un trastorno mental no atendido”, señala el psiquiatra Alfonso Ron, miembro del Colegio de Psiquiatras.

“La verdadera tragedia no es la enfermedad en si misma porque se puede controlar, sino en ese poco más de 80 % de personas que se suicidan, porque asistieron a un hospital público, pidieron ayuda, no la recibieron, o no fue la adecuada, o le dieron una cita para cinco o seis meses después, tan sólo para una primer ‘valoración’, acto seguido la forma de manejarse el sistema de salud público, es uno de los culpables de varias muertes de mexicanos, es decir, se convierte en un casi homicidio por omisión”, complementa Ron.

Asimismo explica que basándose en estadísticas, sólo en cinco de cada 10 intentos de suicidio se busca ayuda médica, y de esos cinco en la mayoría no hay respuesta, derivado de un sistema de salud que no ayuda a los individuos a reconocer que tienen un problema de este tipo y atenderse oportunamente.

“Nunca ha habido en México una política clínica que se implemente a fin de lograr una disminución de los suicidios en el país. El funcionamiento del sistema de salud en México se da cuando la presión viene de ‘amiguismo’ y entonces solamente algunos pacientes son atendidos, así es como la gente se muere, sin siquiera saber que padecía una depresión, por poner un ejemplo, que pudo ser solucionada”, explica Ron.

Según un estudio de la Fundación UNAM, alrededor de 15 personas se suicidan todos los días en el país; en México el suicidio no es considerado un problema de salud pública, como el cáncer o la diabetes, aunque dentro del grupo de edad, de los 15 a los 24 años, ya es una de las principales causas de muerte.

 

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