(15 de octubre, 2014).- Casi como salidas de un filme estadunidense de acción, las mafias procedentes de China son una realidad en América Latina, e incluso países como Argentina sufren por las extorsiones, asesinatos y la trata de personas operadas por ellas, fenómeno que podría expandirse gradualmente en toda la región, paralelamente al reforzamiento de las relaciones económicas entre el dragón orientales y los gobiernos latinoamericanos.
En los últimos cinco años, las autoridades de Argentina atribuyeron por lo menos 31 homicidios y cuatro en el presente año, a siete mafias chinas, financiadas gracias a la extorsión practicada a compañías del mismo origen, mismas que son violentadas si se niegan a pagar.
Respecto a las muertes de 2014, en tres se especula que las víctimas tenían problemas con las bandas orientales (conocidas en el subcontinente como Dragón Rojo). Por ejemplo en el último caso de una persona china asesinada, se sabe que se encontraba bajo investigación por tráfico de personas.
De acuerdo a los informes de las autoridades pamperas, las mafias chinas operan la extorsión mediante misivas enviadas a dueños de negocios para exigir un pago por protección, como quedó de manifiesto en San Martín, donde una investigación de 2011 mostró que los comerciantes pagaron 50 mil dólares a dichos grupos criminales, quienes a su vez colocaban un dibujo de dragón oriental en los locales como signo de seguridad.
Empero, la extorsión no es su única actividad delictiva. Para obtener mejores ingresos, bandas más grandes recurren al tráfico de humanos, ilícito altamente lucrativo debido al considerable tránsito de los ciudadanos chinos que pretenden llegar a Estados Unidos Ilegalmente. Se sabe que las mafias cobran aproximadamente 60 mil dólares por persona, sólo para llevarlas a países como Colombia, Perú o Ecuador.
Otros grupos más, están inmiscuidos en el trasiego de narcóticos, y existen registros de pandillas involucradas en el tráfico de cocaína procedente de Panamá y Perú hacia Europa y Asia. Mientras que otras bandas en México se dedican a traficar precursores químicos empleados para “cocinar” metanfetaminas.
Ahora bien, desde los años noventa las autoridades latinoamericanas se percataron de la presencia del crimen organizado de China, aunque la barrera del idioma las ha beneficiado para mantener sus operaciones en total sigilo e impunidad.
Respecto a su desarrollo en la zona, el profesor de Estudios Latinoamericanos de la Escuela de Guerra del Ejército de EE. UU. Evan Ellis, consultado por la organización InSight Crime, afirma que es un subproducto natural del aumento en las interacciones humanas y comerciales entre las dos regiones”, para lo cual se debe considerar que el comercio entre ambas partes ha crecido 20 veces en la primer década del siglo XXI.
En este contexto de vínculos comerciales, actividades delictivas como el narcotráfico, la trata y el contrabando se benefician notablemente. “Sin el alto volumen de barriles y contenedores que viajan a través del Pacífico transportando mercancías legales entre las dos regiones, sería difícil ocultar el contrabando y el material de las drogas ilícitas como los precursores químicos”, explica Ellis.
Aunque su presencia ya es notable, las mafias chinas podrían hacerse presentes de manera más significativa, toda vez que las relaciones entre ambas regiones cada vez son más sólidas, lo que propicia el flujo de capital, ciudadanos y por supuesto la expansión de las actividades delictivas.
No obstante, las autoridades de América Latina cada vez están más atentas a sus movimientos y efectos, tal como demostrado con la implementación de nuevas medidas de seguridad para los ciudadanos chinos en Jamaica, con el fin de combatir a las mafias orientales.
La policía argentina por su parte, se han encargado de desarrollar un sistema de difusión de datos entre ellos y las corporaciones de seguridad en China, con el propósito de combatir a sus mafias más efectivamente, acciones que si bien son loables, todavía no alcanzan a comprender la verdadera naturaleza de la mafia.
