Por: El Víctor Salcido
tw: @ElVictorSalcido
Pasar por víctima es uno de los mecanismos de sobrevivencia más básicos. Poco a poco, ese mecanismo ha evolucionado hasta convertirse en un sistema eficaz para justificar las pendejadas. No estoy diciendo que no existan víctimas reales, pero una cosa es ser víctima y otra muy diferente, hacerse pasar por víctima: la última sofisticación del chantaje.
Cada que se promociona una película mexicana se escucha una sentencia chauvinista: “Apoyen al cine mexicano”. Subtexto: “Apóyenlo aunque sea una verdadera pieza vomitiva, no importa que con sus impuestos -vía IMCINE- se hagan mamarrachadas (citando al maese Fedro Guillén). Apóyenlo porque es mexicano: si no lo hacen, la venganza de Moctezuma e Ismael Rodríguez caerá sobre sus malinchistas conciencias”.
Desde que salió la ley 226 (si usted no sabe de qué trata esta ley, pregúntele a Dios Google o consulte la página de IMCINE), las empresas dictan las temáticas de las películas, ergo, la censura implícita de las grandes empresas moralistas ha relegado al cine mexicano a temas superficiales, tocados de manera superficial, realizados mediocremente. En pocas palabras, ahora se producen telenovelas de hora y media. Por más que quieran convencernos, eso no es cine. Reitero, son telenovelas de hora y media con los peores vicios de las telenovelas. El principal problema nace desde el guion: a partir de ahí, como bola de nieve, sigue el cast, eligiendo malos actores (por taquilleros dicen) que entregan, en consecuencia, actuaciones melodramáticas y vulgares. Todo para cerrar con una dirección poco rigurosa.
Obviamente hay excepciones muy honorables que cabe la pena mencionar: afortunadamente existen directores de alta calidad como Felipe Cazals, Arturo Ripstein, Alfonso Cuarón, Luís Estrada y Carlos Carrera, entre otros pocos. Sin embargo, son los menos y la justificación victimista de la mayoría se reduce a culpar a la industria de Hollywood. Es cierto, tenemos muchas desventajas comerciales, pero también es cierto que el profesionalismo del otro lado del río es superior a los vicios y compadrazgos que existen en México.
Hay que entender que las críticas nutren y aquí no existen críticas. Si quieres tener trabajo en la mediocre industria del cine mexicano tienes que lamer el culo del director o del productor o del pariente del amigo del funcionario de… perjudicando así el trabajo de todos. La adulación es el principal cáncer del cine mexicano, y las críticas son tomadas erróneamente de manera personal.
Definitivamente, no apoyen al cine mexicano. Hay que elevar el nivel y la calidad; hay que ser críticos y exigentes si queremos tener un cine superior. Apoyen al cine que valga la pena sin importar la nacionalidad. Y tal vez después tengamos un cine mexicano que valga la pena apoyar.