Más que censurable es el hecho de que sea precisamente el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (Inai) quien cerrara la puerta para que se conociera la bitácora de vuelos de las aeronaves de la Comisión Nacional del Agua y con ello conocer aquellos que utilizó el ex responsable de ese organismo, David Korenfeld para uso personal, escándalo que le costó el cargo.
La razón que esgrimió el Inai para esa aberración es realmente increíble y ridículo: “asunto de seguridad nacional, seguridad pública y seguridad de las personas que vuelan en helicópteros y aviones de la dependencia”. Pura tapadera, sin duda alguna. El ilegal comportamiento de David Korenfeld fue “tapado” con la complicidad del comisionado Rosendoevgueni Monterrey, -quien también proviene del Estado de México, donde forjó su carrera Korenfeld-, la presidenta, Ximena Puente, y los comisionados Javier Acuña y Patricia Kurczyn, quienes se dijeron convencidos de que abrir las bitácoras de vuelo implicaba atentar contra la seguridad nacional, la seguridad pública y de las personas.
Cabe destacar que tres comisionados se pronunciaron en contra del sentido de dicha resolución: Areli Cano, Joel Salas y Mauricio Guerra, quienes invocaron el “vergonzoso” caso Korenfeld y el riesgo que implicaba clasificar como seguridad nacional este tema.
Mauricio Guerra advirtió que esa posición cancela la posibilidad de la rendición de cuentas y la transparencia en el uso de las aeronaves oficiales.
Ejemplo este que nos lleva a las argumentaciones que sustentan toda clase de dudas sobre la veracidad de los discursos presidenciales sobre el combate a la corrupción y a la impunidad. Y falta conocer otros dictámenes que mucho tienen que ver con el comportamiento del equipo cercano del Ejecutivo Federal así como el de su propia familia.


