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Benedicto XVI, el gran inquisidor de la fe cristiana: Juan José Tamayo

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Por: Zazil Carreras

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Juan José Tamayo es Licenciado en Teología por la Universidad Pontificia Comillas en 1971; Doctor en Teología por la de Salamanca; diplomado en Ciencias Sociales por el Instituto León XIII; licenciado y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid y profesor Titular de la Universidad Carlos III de Madrid.

Juan José Tamayo ha sido también de los principales críticos de la jerarquía católica, especialmente durante los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI.

“Este Papa ha sido el gran Inquisidor de la fe cristiana, no ha sido abierto y tolerante, como un teólogo de formación debería haber sido.” Declara sobre Benedicto XVI, a un día de que este anunciara su dimisión como Papa.

“La primera reacción ha sido de sorpresa, porque es algo totalmente atípico e infrecuente que un Papa dimita, pero hay que tener en cuenta que BenedictoXVI accedió al pontificado con 78, ha sido el Papa de más edad en acceder al trono de San Pedro y claro, la edad, la salud, la capacidad, su responsabilidad se han visto deterioradas en los últimos tiempos”. Declaró a El País.

Tamayo recuerda otra renuncia papal: “Quizá históricamente, una de las dimisiones más llamativas fue la de Celestino V, que abdicó para volver a su vida monacal. A este Papa le eligieron en la Edad de Hierro del Vaticano, en la Edad Media. Fue designado para luchar contra la corrupción y el autoritarismo de la época, pero se vio abrumado por el peso de la labor y lo dejó”.

Pero no cree que el caso de Benedicto XVI sea el mismo, pues este Papado ha tenido muchos problemas, según el teólogo. “El Papa no ha sabido dar respuesta a los más de 1.200 millones de católicos que hay en el planeta y que buscaban respuesta a cuestiones como la libertad de expresión y cátedra y ha limitado el pensamiento crítico de la iglesia”.

De acuerdo a las publicaciones de Tamayo, tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI operaron en el mismo modelo de Iglesia, la concepción restauracionista. Cuestionaron el modo de entender la Iglesia del concilio Vaticano II y retrocedieron a etapas anteriores y a momentos históricos que no corresponden con el actual. Interrumpieron  el diálogo con la modernidad y el ateísmo, con las religiones cristianas y con las no cristianas y dinamitaron todos los puentes de diálogo con la modernidad, responsabilizándola de la crisis que el cristianismo enfrenta en la actualidad.

En el caso específico de Benedicto XVI, explica que la conducta condenatoria que mantuvo durante todo su papado con las religiones no cristianas, en el caso muy específico del islam fue también devastadora.

Sobre la situación de la mujer en la iglesia, Tamayo ha sido firme en su opinión. Siendo que la mujer es mayoría en la iglesia, es una mayoría silenciosa y silenciada. El comportamiento de ambos Papas supuso una humillación para la mujer porque no se le reconoce como sujeto de derechos morales. Juan Pablo Segundo utilizó un discurso de excelencia: la mujer es lo más maravilloso de la creación divina, sin embargo se la excluye de todas las esferas de responsabilidad o directivas. Esta situación no cambió con Benedicto XVI. Pero la exclusión más grave en este sentido es la del ámbito de elaboración de la doctrina. Las mujeres acceden con mucha dificultad a los estudios teológicos, a la docencia en Teología y a la elaboración de los principios morales del cristianismo, principios que luego se les imponen en lo que tiene que ver con el cuerpo, la sexualidad, la reproducción o la vida de familia, pareja y matrimonio.

Y a pesar de la gravedad de estas fallas, considera que no son las más graves.

“El mayor problema ha sido la pederastia. Un asunto que ha sido el mayor escándalo de la historia del Cristianismo y que le estalló en las manos. Al principio impuso el silencio cuando era presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe y luego tomó medidas tibias, sin aplicar las medidas que contempla el derecho canónico para estos casos y sin colaborar con los tribunales civiles”.

Tamayo expone que Ratzinger fue “el guionista del papado de Juan Pablo II” y sin embargo, en el momento en el que le tocó ser el actor principal de la obra no supo hacer bien el papel.

En cuanto al futuro, el teólogo prevé que el próximo Papa será continuista con la labor de Benedicto XVI por dos razones; la primera es que el colegio cardenalicio ha sido elegido por él en su totalidad y la segunda porque él influirá directamente en la elección de su sucesor.

Además de ser recordado como el Papa que dimitió, Ratzinger pasará a la historia como el que reforzó los controles dogmáticos de los teólogos y la estructura jerárquica piramidal de la iglesia, dejando fuera a la mujer, la opinión de los fieles y evitando que se otorgue justicia a los cientos de casos reportados de violaciones a niños por parte de sacerdotes.

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