Después de la elección del primero de Julio próximo, habrá un giro de 180 grados en el rumbo político, económico y social de México. Para empezar, Andrés Manuel López Obrador, el candidato puntero, por mucho, en la carrera presidencial, adelantó pedirá al presidente Enrique Peña Nieto detener los contratos sobre energéticos. Es decir, una revisión total a la reforma en la materia aprobada en este sexenio, la cual ha golpeado despiadadamente el bolsillo de todos los mexicanos. El político tabasqueño sostuvo abordará el 2 de julio con el actual inquilino de Los Pinos el tema de las licitaciones y entrega de los contratos petroleros y del sector energético a empresas privadas. Le solicitará los suspenda.
Al conmemorarse el 80 aniversario de la expropiación petrolera y frente al monumento al general Lázaro Cárdenas, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES) aseguró: “se van a revisar todos los contratos que se han firmado en este tiempo, y uno por uno se van a someter a un análisis para ver si cumplen con los requisitos legales y para que además no sean contratos producto de la corrupción. No queremos contratos como los de Odebrecht”, resaltó.
Esto representará un alto total al despojo de la riqueza energética del país y su traslado a manos privadas, principalmente de compañías trasnacionales cuyo principal negocio es la energía. “Sobre todo, voy a pedirle que ya se detenga la entrega de las costas de Yucatán y de Quintana Roo, que no deben utilizarse para la explotación petrolera, porque se trata de una de las regiones turísticas más importantes del país”.
Después de que el actual inquilino de Los Pinos señalara que el primero de julio se decidirá si se mantiene la reforma energética o se cancela, AMLO precisó en un video difundido en redes sociales: “Reiteró que no caeré en ninguna provocación, aunque venga del presidente Enrique Peña Nieto”. Subrayó que en el marco de la legalidad rescatará el petróleo y la industria eléctrica. “No vamos a cometer ninguna arbitrariedad”, destacó y recordó que el viernes el mexiquense, “contrario a lo que había ofrecido, ya se mete diciendo que en la elección del primero de julio se va a decidir si se mantiene la reforma energética o se cancela. No voy a caer en ninguna provocación”.
“Los recursos naturales del país van a ser para beneficio de los mexicanos. No va haber gasolinazos, eso si se los puedo garantizar, ni van a aumentar la luz o el gas, como ha venido sucediendo en este sexenio. No hay ninguna justificación para que aumenten los precios de los energéticos”, indicó y cuestionó que, aunque México tiene petróleo, se están comprando las gasolinas, “por el negocio que tienen los huachicoleros de arriba. Todo esto se va a terminar. Vamos a cambiar las cosas y no voy a caer en ninguna provocación. No me voy a enojar. Corazón caliente, cabeza fría”, subrayó.
Por su parte, en el Monumento a la Revolución, donde se encuentran los restos de su padre Lázaro Cárdenas del Río, el ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, llamó a revertir la reforma energética, incluso si representa afrontar los procesos legales, económicos y técnicos que ello implica. Puntualizó que echar atrás los cambios a los artículos 25, 27 y 28 constitucional significaría que los hidrocarburos y el servicio público de electricidad vuelvan a considerarse estratégicos y de gestión exclusiva del Estado.
“JUSTICIA, NO VENGANZA”
Luego de la entrega de su solicitud de registro como candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia, el domingo anterior, el tabasqueño tendió un mano abierta y franca a sus adversarios y les prometió que no habrá venganzas, represalias, persecución, ni destierro para los actuales integrantes del poder económico y político del país. En el patio central del INE, señaló: se necesita justicia y no venganza para transformar a México, ya que, sostuvo, no odia a nadie y necesita con toda “el alma” lograr el renacimiento económico, social, político y moral de México. Junto a su esposa Beatriz Müller, arropado por los líderes de Morena, PT y PES, y acompañado por su equipo cercano, asumió el compromiso de someterse a la revocación del mandato cada dos años, a través de una consulta ciudadana en la cual se preguntará si quieren que siga en la Presidencia o que renuncie a ella.
En lo dicho por el abanderado de Morena no se visualizan pactos con Peña Nieto o perdones mesiánicos sino el respeto absoluto por las leyes, por las ahora vigentes y las que llegaran reformarse. Es prácticamente imposible ofrecer un plebiscito, el refrendo de la confianza sino se cumple con el castigo a quienes han saqueado las arcas públicas, son receptores de moches y han abusado del poder. Con la legislación actual no es posible juzgar a presidentes en funciones, excepto en el caso de quedar demostrada la traición a la Patria, pero nada se señala en cuanto a ex presidentes y sus colaboradores.
De ahí los temores de los grupos tanto del peñanietismo en el poder, como del calderonato. De ahí se contemplen dos cartas y el mismo grupo empujando tanto a José Antonio Meade como a Margarita Zavala, merecedora ésta última de abierto respaldo de consejeros del INE al aceptar tuvo más de 200 mil firmas falsas y pese a ello hicieron válido su registro como independiente como si lo grave de la mentira, del engaño se basara en cifras y, si nos vamos más atrás nada tranquilos deben estar los ex mandatarios Vicente Fox, Ernesto Zedillo, Carlos Salinas de Gortari y mucho menos sus colaboradores.
CALIFICADORAS TEMEROSAS
Este fin de semana, la calificadora de inversiones Fitch Ratings, una de las más influyentes en los mercados financieros mundiales, adelantó: un triunfo de López Obrador significará modificaciones a la actual política macroeconómica del país, la cual ha servido sólo para contener su potencial de crecimiento económico. Esa firma considera que el principal líder opositor del país -y todo parece indicar próximo presidente de la República- es proclive a una mayor intervención del Estado en la economía y a elevar el gasto público.
Advierten que la elección presidencial de este año y la renegociación con EEUU y Canadá del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) son los dos factores que generan incertidumbre a la economía mexicana. También subrayan “las limitantes de las calificaciones de México”: crecimiento económico moderado -mejor dicho, contenido en 2 por ciento del PIB-; debilidad estructural de las finanzas públicas; penetración crediticia poco profunda, así como debilidad estructural acentuada por una incidente alta violencia relacionada con el narcotráfico y la corrupción.
Para el reconocido lingüista estadounidense, Noam Chomsky, quien se reunió con López Obrador en Sonora, México debe retirarse de la sujeción a la cual está sometido por Estados Unidos con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Es fundamental para el país adoptar políticas económicas parecidas a las naciones del este asiático, como Corea del Sur, quien se ha rehusado a seguir las recomendaciones del FMI, y ahora presumen de un crecimiento superior a quienes tienen las fórmulas neoliberales, explicó. México ocupa la decimoquinta posición en la economía mundial, lo cual representa una oportunidad para buscar caminos independientes de EEUU, basado en su riqueza en recursos naturales y cultura.