Hace unos días, Jesús Ramírez Cuevas, el vocero del presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que 15 columnistas cobraron de manera individual cientos de millones de pesos por dar publicidad, asesorías de imagen y menciones favorables al gobierno de Enrique Peña Nieto en columnas y noticieros. Incluso, aseguró contar con los contratos aunque están incompletos.
El día de ayer, en su columna para Eje Central titulada “Campañas de Odio” Raymundo Riva Palacio -quien aparece en dicha lista publicada por Contralínea- habló al respecto:
“Ramírez Cuevas declinó dar los nombres de las personas aludidas, pero Contralínea publicó su propia lista, que viene de una relación imprecisa y tendenciosa publicada previamente en la misma revista, donde los enumera –quien esto escribe aparece en el primer lugar de la clasificación- y adjudica a cada uno de ellos la inverosímil cifra de ingresos individuales por mil millones de pesos.
Algunos periodistas están convencidos de que se la dio Ramírez Cuevas, quien ha dado muestras de temeridad acusatoria, que cuando menos pareció avalar lo dicho en la publicación porque no sintió necesidad de una corrección contextual a lo difundido, o un deslinde siquiera”.
De manera irónica, se refirió a la acusación de ser uno de los implicados, de acuerdo con dicha revista:
“Hasta ahora, no se ha dado, o no se sabe de que algún periodista de los aludidos aludido haya sido víctima de robo o secuestro, al ser mil millones de pesos una cifra bastante atractiva para jugar el riesgo de un crimen. Lo que sí provocó fue una renovada campaña de difamación en las redes sociales, con nuevos memes circulando en Twitter y Facebook con las fotografías de cada uno de los millonariosde Ramírez Cuevas, acusándolos de corrupción. No es nuevo”.
Además, aseguró que “personas asociadas a Morena o cercanas a él llevan meses difundiendo mensajes de odio calumniando y difamando columnistas”.
Y entre muchas otras cosas, aseveró que “Las difamaciones y las calumnias no tienen sustento en el trabajo periodístico, sino en la construcción de la idea de que ese grupo, donde la coincidencia es que nadie es incondicional del presidente o está al servicio del vocero, es corrupto”.
Concluyó diciendo que “El presidente evade la respuesta directa, pero avala el fondo. Dice que respeta la libertad de expresión, pero las señales van en camino opuesto. Esta confrontación apenas comienza”.
crn