(30 de agosto, 2019. Revolución TRESPUNTOCERO).- Esta semana, la Medalla de Horror se la lleva Martí Batres y Ricardo Monreal quienes juegan entre sus manos la estabilidad de un partido que es definitorio en la vida democrática del país.
Morena, partido político de izquierda nacido como movimiento social de la mano de Andrés Manuel López Obrador, ha sido un parteaguas que divide la historia de México en un antes y un después. Ha pasado por más de un momento difícil desde su creación; detrás de su triunfo está la historia de miles de personas que trabajaron arduamente para fortalecerlo.
Nunca antes, un partido había arrasado con la preferencia del electorado como ocurrió en 2018. Nunca antes en México ganó las elecciones un candidato de izquierda con 30 millones de personas respaldando esta decisión. Nunca antes, la esperanza de una Cuarta Transformación se asomaba en términos reales ante la realidad nacional.
Batres y Monreal se enfrascaron en un conflicto político que ha traspasado el Senado: la candidatura a la presidencia de Mesa Directiva. Este ha sido motivo idóneo para que la Oposición aproveche elementos para deslegitimar cualquier cosa hecha por el Gobierno Federal y así retomar el poder.
Al respecto, tuvo que alzar la voz la encargada de la política interior de México, Olga Sánchez Cordero, quien les llamó la atención por ignorar a Andrés Manuel López Obrador, quien amenazó con irse del partido “si se echan a perder”.
Les recordó que todos los senadores que tienen un compromiso con el pueblo que representan y no están exentos de rendir cuentas. Recordó también que la legitimidad que les otorgó la ciudadanía, es una oportunidad para reorientar el desarrollo de nuestro país.
Naturalmente, Andrés Manuel también habló al respecto; advirtió a senadores y diputados del riesgo para Morena “si quienes lo integran buscan cargos a toda costa y sin escrúpulos”. De manera contundente, la cabeza del movimiento se hizo escuchar.
No es que no deban existir discrepancias o que las voces disidentes deben apagarse. Estas son sanas e incluso, necesarias para el crecimiento y evolución de cualquier movimiento. Lo que verdaderamente está en juego es el bien común; aprender a silenciar los impulsos egoístas a favor del futuro de esta fuerza política.
Lejos de los clichés: por el bien de la Transformación, ambos deberán dejar de jugarle a la Oposición y esforzarse en remar en la misma dirección.