Valentina Pérez Botero / @vpbotero3_0
(27 de mayo, 2013).- Es a un tiempo guardián y receptáculo. Por un lado, los cucos custodian la entrada de la vagina, y por el otro reciben las emanaciones de ella –flujo, lubricación.
La relación íntima que establecen la vagina y las panties sirve para que una prenda cotidiana se convierta en juguete sexual: el pene se introduce por cualquier resquicio del calzón, ensancha alguna de las dos entradas para las piernas mientras queda abrazado por la vulva –húmeda en el mejor de los casos– y la prenda.
El juego se llama panty-job –como blow-job (sexo oral en inglés)– y se refiere a la acción de masturbar al hombre usando la ropa interior femenina y generando un frotamiento sin penetración.
En el panty-job las bragas pueden cumplir tanto su función de ser guardián –como se explicó anteriormente– o su trabajo de receptáculo: usar los residuos de excitación que dejan las bragas húmedas y restregar el pene con ellas. Una y repetidas veces.