Desde que Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia de la República hace dos años, diferentes comentaristas han reprobado prácticamente todas las acciones y declaraciones del nuevo mandatario federal y dicha situación ha incrementado tras las elecciones de Estados Unidos en las que Joe Biden fue elegido presidente y desean con toda su alma que exista un revanchismo hacia México por la relación que Enrique Peña Nieto con Donald Trump.
Personajes como Leo Zuckermann, Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín, Ricardo Alemán, Pablo Hiriart, Eduardo Ruiz Healy, entre otros, han considerado que sus opiniones expresan la voz de la mayoría de la población, sin embargo, todo esto es ajeno a la realidad, pues la mayor parte de la ciudadanía piensa lo contrario a lo que aseveran día tras día.
Este tipo de comentócratas se han especializado en pensar que son el centro del universo y que sus opiniones son las únicas importantes, además de suponer que saben sobre todas las disciplinas, pues no sólo hablan sin conocimiento de temas de política, sino también de economía, políticas públicas, relaciones exteriores, sociología, historia y hasta periodismo.
Estos opinadores consideran que la opinión está por encima de la información, por lo que creen que lo que dicen representan a un sector significativo de la sociedad, no obstante, esta arrogancia es su mayor debilidad, ya que sólo pueden tener presencia entre su audiencia cautiva, es decir, aquellas personas que están en contra de todas las decisiones del gobierno de López Obrador, pero difícilmente serán considerados por otros sectores sociales.
Esta limitada visión de la forma en la que se apropian de los temas de la agenda pública únicamente permea en sus audiencias, pero no crecen en la presencia de la opinión pública y por ello no entienden que por más que arremetan contra el gobierno federal, no decae el nivel de aprobación de la administración.
Con la elección de Estados Unidos su apuesta es cuestionar la manera en la que el gobierno de Joe Biden actuará en contra de México, aunque esto signifique que habrá consecuencia no para el presidente, sino para todo el país, por lo que esa limitada visión para satisfacer sus intereses los vulnera como personajes con cierta relevancia.
Más incómodo resulta para ellos tener que hablar todos los días de López Obrador, dado que no son capaces de incidir en la agenda pública y reaccionan ante los temas en el escenario público que coloca el mandatario federal diariamente con las conferencias de prensa mañaneras, por lo que en la medida que dejaran sus sesgos característicos y asumieran una responsabilidad social, posiblemente tendrían mayor injerencia en la opinión pública.