En pocos días toda la atención política y mediática estará en el Estado de México, no sólo por ser una de las dos entidades en disputa en 2023 y ser la antesala del encontronazo presidencial sino porque el EdoMex es la entidad más importante del país.
Lo es en términos sociales, económicos y sobre todo electorales, así que más allá de lo que suceda en Coahuila las fuerzas partidarias se trasladarán al territorio mexiquense.
Sería un error pensar que el descalabro en el PRI se traslade automáticamente al Estado de México, la razón es simple, Alejandro Moreno Cárdenas el aún dirigente del partido revolucionario institucional no tiene el peso específico suficiente para ser factor de decisión en tierras mexiquenses, lo anterior sumado a los resultados de la contienda del pasado fin de semana pone a Alfredo Del Mazo como el verdadero poder en la sucesión de la gubernatura.
La triste condición de ALITO no significa que el priismo este acabado y por más que se señale un acercamiento de Del Mazo con el presidente López Obrador, la pasada consulta por la revocación del mandato evidenció una abierta operación del programa de la “tarjeta rosa” en contra de la consulta. Ya sea que Alejandra del Moral haya actuado por su cuenta o por instrucción lo cierto es que el PRI morirá siendo fiel a sus formas corporativas y clientelares. Genio y figura.
Por su parte Acción Nacional ha anunciado que la dirección nacional se trasladará al EdoMex y uno de sus refuerzos será Felipe Calderón Hinojosa, así que la señal de profundización de la radicalización de la derecha mexiquense es clara. Esta radicalización comenzará a mostrar las contradicciones entre el PRI y PAN y pondría en entredicho la tan ansiada alianza de oposición.
En el verde ecologista, PRD y PT poco importan las opiniones de sus dirigentes locales pues la decisión sobre la política de alianzas esta a cargo del nivel nacional. Los anuncios espectaculares en avenidas principales y los berrinches serán parte del anecdotario rumbo al 2023, pero nada más.
Las encuestas perfilan a morena como el favorito en la contienda y en ello reside la complejidad en la resolución de quien resulte su candidato o candidata. En el EdoMex también se concentrará la atención de la dirigencia nacional del partido de AMLO, pero a pesar de las presiones que un sector intenta colocar, la decisión estará más allá de un solo municipio, grupo o liderazgo. No será un consenso entre texcocanos, ni serán sólo texcocanos los encuestados, ni serán sólo personas de ese municipio sobre las que se pregunte a la ciudadanía y obviamente no será sólo la llamada clase política la que decidirá para pesar de liderazgos caciquiles.
La oposición mexiquense depende de los errores de morena y morena depende de su unidad interna. El movimiento encabezado por AMLO no puede cometer los mismos errores de 1999 o dar la candidatura a actores que han sido abiertos colaboradores del régimen priista, morena no puede llevar a un neo priista como candidato del cambio, de lo contario sería como ha repetido el presidente, sólo gatopardismo.
Los ojos de la mal llamada clase política están ya en EdoMex, también los ojos de los medios de comunicación, sin duda los de las dirigencias partidarias. Pero también están alertas las militancias de los partidos y más aún, la óptica más importante es la de la ciudadanía. Hoy la población mexiquense ha cambiado, sabe de la alternancia, ha probado distintos colores y se ha despertado su capacidad crítica. El movimiento de la transformación ha cumplido su papel de concientización, está a prueba su integridad política y su capacidad de gobierno. Como diría AMLO no se puede poner vino nuevo en barricas viejas.


