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La Trampa del Mercado VIII

Lo fundamental no es cuantitativo sino cualitativo

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La frase que da título a esta columna fue enunciada por el Presidente durante su cuarto Informe de Gobierno y ampliamente criticada por sus detractores. Lo cual se entiende por el vacío cognitivo que caracteriza sus impugnaciones. Muchas fueron las voces que se expresaron para criticar el programa económico expuesto, pero sin hacer uso de las categorías económicas más elementales para los análisis. Esas que nos sirven para ordenar (lo que se capta), pensar (lo que se percibe) y ordenar (lo que se piensa). Dejando en evidencia su carencia de un plan y una estrategia de real oposición.

Su pretensión de objetividad queda anulada desde el momento en el que en sus planteamientos no se incluye el sentido de cualidad. La cual es fácil de identificar si se logra distinguir la esencia del proceso de transformación mismo, pero como esto les queda muy lejos a los críticos del gobierno, solo se limitan a hablar de cantidades y no de cualidades; y por eso, ni siquiera alcanzan a ver la magnitud que posee la transformación.

Hablan de decrecimiento en los niveles de producción, pero ni siquiera entienden cómo se mide el PIB; ni se plantean las preguntas de ¿Quién produce? ¿Cómo se produce? ¿Cómo se miden los niveles de producción? ¿Para quién se produce? Se dicen sentir alarmados por los niveles de desigualdad, pero se niegan a pensar en el origen de este fenómeno. Es más, el concepto de plusvalía les da escozor. Critican los montos destinados a los programas del bienestar, pero en televisión fingen estar preocupados por los pobres de este país. Y eso sí, les encanta enunciar la palabra “populismo”, que para ellos no va más allá de un clientelismo electoral. Porque lejos les queda la formulación de una política centrada en los intereses y necesidades de los trabajadores bajo condiciones de precariedad laboral y precariedad salarial.

Son conservadores porque se niegan a romper los límites de la política establecida; y, por ello, son incapaces de trazar horizontes de futuro distintos. Se asombran del apoyo popular que tiene la actual administración porque, aunque durante casi un siglo lograron ganar gobiernos, nunca pudieron consolidar una hegemonía real. Lo más cercano que acariciaron, no lo construyeron ellos, les vino de fuera.

Por eso, ahora que intentan recuperar la conexión con las diversas capas sociales (con fines meramente electorales), las redes que trazan resultan igual o más endebles que sus argumentos, porque no saben reconocer la diversidad de pensamiento y de posiciones. O en casos más extremos, porque la moral efectiva que ejercen exalta algunas de las más desagradables de las cualidades humanas, que, sumadas a la pérdida de horizonte en el discurso activador de alguna alternativa real al giro actual, los aprisiona en el pensamiento unidimensional. Y por ello, si no alcanzan a ver la transformación económica-política que fue expuesta en el informe presidencial, menos alcanzaran a distinguir la transformación histórica que hoy se vive.

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