Esta segunda entrega fue escrita en gran parte en unión de uno de los artífices de estos cambios, como VP de Planeación y Nuevas Prospectivas de Ruta n, Elkin Echeverri.
Mi agradecimiento por su aceptación de incluir varias de sus experiencias aquí.
Cómo fue narrado anteriormente, en paralelo con lo que sucedió en la Comuna 13 entre 2002 y 2003, dos movimientos se fueron plasmando, uno a nivel nacional, y otro en el ámbito local de la ciudad. En materia nacional, la política de gobierno de retomar el país de las garras del narcotráfico, la guerrilla, las bandas criminales y unas instituciones débiles, se acuñó el slogan de “Seguridad Democrática”. Se venía implementando ya el “Plan Colombia” con fondos del gobierno norteamericano. Se necesitaba como primera medida restaurar la Libertad y el Orden, como dice inclusive el escudo de Colombia. Crear conciencia ciudadana, restaurar la confianza, fomentar la inversión extranjera, garantizar el derecho y la protección a la propiedad privada. Todo esto sucedió durante el gobierno del presidente Alvaro Uribe Vélez.
A nivel de la ciudad, como se dijo en la Parte 1[1], las fuerzas vivas decidieron crear su propio Moonshot. Y luego de varios estudios y análisis decidieron apostar a que Medellín fuera para el 2021 el hub de la Innovación, la Ciencia y la Tecnología no solo de Latinoamérica sino de los países en vías de desarrollo. Algo tan Sueño Imposible como el de Kennedy en los inicios de la década del 60. Pero ese sueño no surgió de la noche a la mañana. Fue creándose poco a poco, mediante procesos primero relacionados con el aspecto físico de la ciudad, es decir desde lo concreto, lo urbanístico —Hardware— hacia lo abstracto, programas de desarrollo —Software—.
Se comenzaron a aplicar muchas estrategias que brindaron buenos resultados, que de alguna forma se englobaron en el término “Urbanismo Social”, los cuales fueron afortunadamente mantenidos durante varias administraciones públicas locales— de diferentes corrientes políticas, pero bajo un mismo hilo conductor— basándose para su diseño en las lecciones aprendidas desde los años 90. Un elemento clave fue la integración territorial, una reconstrucción urbanística que incluía recuperación del espacio público, una nueva red de inclusión social, y un sistema de transporte efectivo y realmente inclusivo, masivo. Medellín ya contaba afortunadamente con un sistema de transporte masivo Metro a lo largo de su valle, largo y angosto. Se construyó un sistema de góndolas aéreas, como las utilizadas en los centros de Ski alpino, para llegar a los lugares remotos en las laderas de las montañas. Igualmente, un sistema de tranvías en el centro de la ciudad. Todo bajo un solo sistema integrado, con tiquete único. Algo que multiplicó con su buen acceso físico, los efectos de esa nueva red, permitiendo, en conjunto con el aporte de los ciudadanos y sus colectivos, transformar esos barrios periféricos deprimidos. Para 2010 la ciudad había sido recuperada respecto a sus temas más críticos. Era ya un ejemplo destacable de resiliencia y transformación.
Sin embargo, en ese momento la Ciencia, Tecnología e Innovación, CT+I, no era el objetivo. Fue a finales de 2010 cuando se comprendió que el motor económico debía cambiar, que la educación y el emprendimiento por sí solos, no eran suficientes y se requería centrarse en un cambio fuerte hacia la innovación. La sociedad no podía repetir el error de los años 60 y 70 cuando sus líderes se ensimismaron, y se dejó de innovar de forma que ello fuera una capacidad consciente y permanente.
Desde una entidad que venía siendo fundamental como articulación entre el sector público y privado, llamada Proantioquia, se había creado en 2003 un primer Plan Prospectivo que mencionaba ya una economía basada en el conocimiento: “Si Medellín aprende, prospera”, luego, en 2004, se dio el inicio al Comité Universidad-Empresa-Estado, CUEE, como fundamento de un futuro ecosistema. También en esos años se pusieron en marcha instituciones como el Centro Tecnológico de Antioquia, CTA, en 1989, Cultura/Parque E 2004, Tecnnova en 2007, los primeros clústeres desde la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, CCMA, y Medellín Digital en 2007 y otras con las que se fue consolidando la idea de apostar por la bandera de la Innovación, la Ciencia y la Tecnología. Todo confluyó en la creación de un Distrito de Innovación, y en epicentro de dicho distrito, un edificio para una nueva entidad, Ruta n, como agencia de innovación de la región, a finales de 2009. De nuevo se tenían otros 10 años de trabajo previo colectivo, que preparaban la ciudad para dar el siguiente salto.
El Distrito de Innovación de Medellín desde Ruta n, siguió la tradición de los años anteriores: invertir más donde la gente más lo necesita.
Esa iniciativa fue diseñada para ser desarrollada en áreas deprimidas al norte de la ciudad, su epicentro fue el edificio de Ruta n, cerca del Bosque de la Independencia, incluyendo la Universidad de Antioquia, construida apenas 30 años atrás. Un gran complejo educativo que no había logrado provocar un cambio urbanístico y social, ya que se requería de una mayor “masa crítica” para lograrlo.
El Distrito de Innovación fue diseñado en un área que le permitía estar integrado al Sistema Metro con múltiples estaciones, de forma tal que ello fuera el sistema circulatorio por el que fluyera la ciudad. Posiblemente Medellín no hubiera logrado sus niveles actuales de innovación sin el desarrollo de su sistema de movilidad. Un tema aún pendiente por ser estudiado y desarrollado de forma detallada.
La ciudad, a través de Ruta n, construyó un complejo con apropiación del espacio circundante que simbolizó ese espíritu de progreso e innovación.
El desarrollo se basó en la fructífera idea que ya se venía aplicando de emplear el urbanismo como vehículo para cambiar la mentalidad ciudadana: reemplazar un pasado de violencia física, mental, espiritual y ética por un futuro comprometido y ciudadano, plasmado luego en 2014 en un Pacto por la Innovación ideado y puesto en marcha por Ruta n, como una elemento integral del primer Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2012-2021 de la ciudad , primero como política pública creado en Latinoamérica. Todo ello estaba orientado a lograr de forma definitiva un nuevo motor económico para la ciudad, en armonía con las tendencias actuales y futuras del mundo: economías basadas en el conocimiento. Guardadas las grandes diferencias y proporciones, Ruta n, para Medellín, se convirtió en el equivalente de la NASA para Estados Unidos en el Moonshot de Kennedy. Fue el catalizador del cambio.
En 2019 un estudio independiente de la consultora internacional McKinsey determinó que Medellín era la ciudad de Latinoamérica, por encima de todas sus grandes capitales, que más empleo nuevo había generado, y la que más había incrementado el tamaño de su economía, en la última década. Fue una prueba fehaciente del cambio que se había logrado en el motor de su economía, complementando los excelentes resultados en la etapa inicial de recuperación de la ciudad, basada en la resiliencia de su sociedad.
A pesar de la desventaja que representaba la historia de la Medellín en décadas recientes, y basado en la idea de El Distrito de Innovación de Ruta n, desde 2012 a la fecha, se ha logrado que más de 500 empresas provenientes de 33 países se instalarán en la ciudad, sólo con negocios basados en conocimiento y centrados en innovación. Más de 20.000 nuevos empleos fueron creados por esta vía, que realmente internacionalizaron la ciudad contra todo pronóstico, realzando la capacidad del enorme talento disponible en ella.
El Distrito de Innovación y Ruta n, debieron evolucionar rápidamente y pasar de una estrategia de apropiación física del territorio, hacia una centrada en tener alto volumen de talento sofisticado. Se aprendió y estimuló el tema de los bootcamps, atrayendo esos sistemas de otros países. Luego se creó con Comfama y SUAM, el primer fondo especializado para financiar esos nuevos elementos de aprendizaje. Se puso en marcha la plataforma Medellín Digital Talent.
Estos nuevos trabajadores del conocimiento crearon comunidades de conocimiento, tribus especializadas en los temas más avanzados, de acuerdo con lo que estas empresas demandaban para ser exitosas, y lo que los negocios de los clientes internacionales solicitaban desde lo que se operaba en la ciudad. Esa capacidad blanda es hoy el mayor activo de la ciudad.
Desde su diseño asesorado por Carlo Ratti de MIT y 22@ de Barcelona, los espacios de trabajo compartidos hicieron parte integral de la nueva propuesta. Rechazados inicialmente por las empresas locales, los esquemas de co-working fueron un requerimiento necesario para la atracción de las organizaciones. La innovación es un deporte de contacto y los espacios físicos deben propiciar, en vez de aislar esas oportunidades. De nuevo nos encontramos con otra conexión entre los espacios físicos, el desarrollo económico y el urbanismo, que pudo también ser puesto a favor de propiciar mayor bienestar para la sociedad.
Este movimiento fue tan acelerado, que el distrito de innovación de Ruta n, no pudo construir a tiempo un segundo edificio para responder a la demanda de las compañías que estaban llegando a la ciudad y el crecimiento de algunas locales. Se debieron estimular esquemas adicionales de co-working por fuera del área norte de Medellín. Desde Ruta n, se impulsó una nueva red de negocios de co-working y se debió atraer a grandes jugadores del mundo, como WeWork, para atender de manera suficiente la demanda creciente en estos temas de internacionalización.
¡Luego la ciudad creó espacios de co-living y hasta los centros comerciales se transformaron en negocios de co-working “con almacenes incluidos”! Como consecuencia de ello, hoy Medellín es una de las pocas ciudades del mundo, que en la época post COVID, no tiene un alto nivel de desocupación de sus edificios empresariales.
Como parte de esa estrategia, llegaron muchos extranjeros a poner en marcha estas compañías, atraídas a ubicarse también en la ciudad, a trabajar por su cuenta, y así Medellín empezó surgir como un destino deseado por los migrantes digitales desde 2015, algo que no ha parado de crecer desde esa fecha. Esto fue sin duda la base de la creación de otro nuevo segmento económico para la ciudad, centrado en el incremento del turismo tradicional y el turismo digital o nómadas digitales. Ese fue el verdadero inicio de la internacionalización que hoy vive Medellín.
Fue un gran acierto que contribuyó a mejorar la equidad de la ciudad y en un evidente mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, el ubicar el epicentro de este cambio en la parte norte con el inicio del Distrito de Innovación. Sin embargo ello no se centraba solo en esta estrategia: era una manera de lograr una masa crítica mínima, mediante una aprobación concreta del territorio, para obtener un avance tan positivo, que luego produjera derramas económicas y de conocimiento hacia el resto de Medellín.
La creación del Distrito de Innovación de Medellín, siguiendo aquella tradición de los años anteriores de “invertir más donde la gente más lo necesita”, fue un gran acierto al ubicarlo en la parte norte el inicio del Distrito de Innovación. Sin embargo, ello no se centraba solo en esto, era una estrategia para lograr una masa crítica mínima mediante una apropiación concreta del territorio para obtener un avance tan positivo, que luego sufriera derrames económicos y de conocimiento hacia el resto de Medellín.
La ciudad absorbió y puso en marcha de manera tan rápida este cambio cultural, que toda ella se ha ido convirtiendo en un Distrito de Innovación. Así lo reconoció el Global Institute on Innovation District: GIID, siendo por ello Medellín la primera ciudad del hemisferio sur que fue aceptada para hacer parte de tal institución.
Desde la estrategia en los barrios en los años 90 y del trabajo de líderes, organizaciones culturales, públicas y líderes barriales, se inició otro movimiento enfocado en la danza y la música. Esto creó las condiciones para que, con el aporte de otros factores, personas e instituciones, se convirtiera Medellín en un epicentro mundial de la música urbana, lo que complementa y refuerza desde 2018 esa línea previa de internacionalización y turismo, antes descrita. Artistas de fama mundial como J. Balbin, Maluma, CarolG, FEID, siguiendo el éxito alcanzado por Juanes, han surgido de este entorno. La calle de los Grafitis, hace parte de ese atractivo ya emblemático que la Comuna 13 ha creado por sus propios méritos.
En los albores de 2024, luego de la pandemia COVID y 4 años de una mala administración, una nueva administración tanto municipal en Medellín, como departamental en Antioquia, retoma los preceptos originales de los años 2002-2020. Buscan no solo restaurar el estado socioeconómico previo a 2020, sino impulsarlo hacia el futuro. Para ello, se tienen que centrar en ampliar y difundir el conocimiento en tecnologías exponenciales de punta como Blockchain, manejo masivo de datos, biotecnología, genética, computación cuántica, nanotecnología, inteligencia artificial, WEB 3, y otras de 4/5 IR, Industrial Revolution por su sigla en inglés, con las que se debe lograr el nuevo diseño de ciudad futura.
Hoy día la Comuna 13 es tal vez el atractivo turístico número 1 de Colombia. Medellín superó a Cartagena como ciudad turística y tiene el mayor número de nómadas digitales per cápita del mundo. México tiene más en números absolutos, pero no per cápita.
Recientemente lideré una misión comercial con más de 25 instituciones del Greater Miami Chamber of Commerce a Medellín. La visita a la Comuna 13 fue uno de los puntos más atractivos. Algo impensable hace 22 años. Dicha delegación visitó una serie de empresas dedicadas a temas de Ciencias de la Vida, la gran nueva frontera que Medellín acomete, al haber consolidado su apuesta por las tecnologías digitales. Este es uno de los nuevos grandes retos que tiene en estos momentos la ciudad más innovadora del mundo.
Tenemos pues en Medellín una ciudad que supo cambiar el rumbo de esa energía latente que venía siendo utilizada en promover caminos del mal, por una enfocada en una visión de largo plazo, de futuro, de esperanza. Monseñor Salcedo nunca se imaginó que su Revolución de La Esperanza, —Radio Sutatenza, circa 1950, y sus 4.5 millones de campesinos redimidos y catapultados hacia la modernidad en plena era digital— engendrara no sólo la versión 2.0, la de 2003, sino además se convertiría en la epifanía de “La Verdadera Revolución de la Esperanza, versión 3.0”, al haber transformado esta ciudad hacia los albores de la Quinta Revolución Industrial, la del Conocimiento. Un “Moonshot” de increíble repercusión no solo regional sino global.
Panorámica de la Comuna 13
El sistema de transporte masivo de Medellín conecta con góndolas la Comuna 13, con el Metro de Medellín.
[1] La transformación de Medellín, apoyada en la Innovación, la Ciencia y la Tecnología – Revolución 3.0