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La tecnología en la disminución de violencia contra las mujeres (I)

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Coautor : Hernán Garza

En los últimos años, la violencia contra las mujeres en el espacio público y el transporte ha cobrado una alarmante relevancia, especialmente en México, donde las cifras de acoso y agresiones son preocupantes.

En este contexto, la tecnología se ha convertido en un aliado crucial en la lucha por la seguridad de las mujeres y las niñas. Dispositivos como botones de auxilio, cámaras de videovigilancia y aplicaciones móviles han empezado a ofrecer nuevas formas de protección y apoyo a las mujeres que enfrentan situaciones de riesgo o de violencia.

Este es el primero de una serie de artículos en los que exploramos las diferentes tecnologías que habilitan la colaboración comunitaria para incidir de manera favorable a la convivencia y seguridad en los espacios públicos.

La implementación de estas herramientas no solo ha permitido una respuesta más rápida ante la violencia contra las mujeres en el espacio público, sino que también ha empoderado a las mujeres al brindarles recursos para alertar y reportar agresiones. En la Ciudad de México, por ejemplo, el gobierno ha reforzado la instalación de sistemas de videovigilancia y ha promovido aplicaciones que permiten compartir la ubicación en tiempo real con familiares o amigos.

Sin embargo, es fundamental evaluar cómo estas tecnologías están impactando realmente en la vida diaria de las mujeres y si están logrando su objetivo de reducir la violencia en un entorno donde la inseguridad, aunque ha disminuido, sigue siendo una realidad palpable.

La violencia contra las mujeres en México ha alcanzado cifras alarmantes; cuando nos referimos al espacio público y transporte, se puede decir que existe un tipo de violencia generalizado que va desde el acoso sexual hasta el abuso o en su más letal manifestación hasta llegar al feminicidio. Según la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, el 43.9% de las mujeres de 15 años y más han experimentado algún tipo de violencia en espacios públicos, asimismo el 32.6% de las mujeres han sido víctimas de acoso en la calle; si vamos al ámbito comunitario existe una tasa más alta de hechos violentos, con un 45.6% a nivel nacional, destacando la Ciudad de México, con 60.9%; el Estado de México, con 58.5%, y Querétaro, con el 51.8%.

Ahora si tomamos en consideración los datos de otra fuente de información, en esta caso la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2022, veremos que el panorama continúa siendo de una alta percepción de inseguridad entre las mujeres, pues 65.4% de ellas se sienten inseguras en espacios públicos, como calles y transporte.

Lo anterior tiene un impacto negativo en la movilidad de las mujeres, pues en muchas ocasiones se ven obligadas a modificar sus rutas o patrones de movilidad, ya que prefieren contar con una mayor percepción de seguridad aun si esto significa recorrer una mayor distancia o bien realizar un gasto extra en transporte o taxis. Este tipo de modificaciones en el uso del espacio y transporte, va limitando el acceso de las mujeres a espacios públicos, de recreación, educación, e incluso a oportunidades laborales.

En ese sentido las tecnologías han sido de suma importancia para la seguridad de mujeres y niñas y de todas las personas. En la Ciudad de México se han implementado los llamados senderos seguros que además de una rehabilitación a la infraestructura, incluyen la iluminación y monitoreo con sistemas de videovigilancia con reconocimiento facial. En el transporte público se han habilitado servicios exclusivos para las mujeres y se han instalado botones de auxilio.

Un ejemplo de la efectividad de esta política y de estos sistemas de seguridad es que para enero de 2024, en Iztapalapa se habían instalado ya más de 310 cámaras de vigilancia, 72 mil 346 luminarias, y el mejoramiento en general de las calles y caminos desde 2018, con lo cual se logró reducir en un 70% los actos delictivos contra las mujeres en dicha demarcación. [1]

De igual modo, el Gobierno de la Ciudad de México reportó que de 2018 a 2022 se construyeron 710 kilómetros de Senderos Seguros, en los que se instalaron 18 mil 631 luminarias LED y 437 tótems de seguridad, con lo cual se logró una disminución del 28.8% de los delitos contra las mujeres en espacios públicos.[2]

La aplicación para teléfonos inteligentes “Mi Policía”[3] integra la tecnología a la seguridad pública, permitiendo a los ciudadanos, de manera gratuita, acceder a información del cuadrante en el que se ubica, al contacto del policía más cercano a su ubicación, la posibilidad de realizar llamadas de emergencia y tener una respuesta más rápida de la policía.

Esta combinación de tecnología, participación comunitaria y mapeo colaborativo tiene un enorme potencial para transformar los espacios urbanos ayudando a que las mujeres se sientan más seguras y empoderadas en sus ciudades, y aunque ya se empiezan a reportar resultados concretos de su efectividad, su adopción es todavía muy baja.[4]

Sin embargo, los ejemplos de plataformas tecnológicas que se autorregulan permiten explorar opciones y alternativas mientras se cuente con la participación masiva de la ciudadanía. Lo que nos obliga a desarrollar estrategias para acelerar el uso de estas herramientas colaborativas.

Si logramos entender qué tanto inciden la brecha digital, el acceso a internet en los espacios y el transporte público, o la confianza en la policía, se podrán desarrollar estrategias de adopción que nos permita alcanzar la masa crítica de personas usuarias que  impulsen su desarrollo y autogestión.

[1] Iztapalapa bajó 70% los delitos contra mujeres con caminos seguros – 24 Horas

[2] Senderos seguros disminuyen en 28.8% delitos contra mujeres en espacios públicos: GobCDMX | NOTICIAS | Capital 21

[3] Mi Policía

[4] Abusan de mujer en el Bosque de Chapultepec, pide auxilio por la app Mi Policía y esto pasó | El Gráfico Historias y noticias en un solo lugar

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