Una vez más, la falsa superioridad de algunos quedó grabada en video. El pasado 5 de julio, una mujer en la colonia Condesa, insultó con expresiones racistas y clasistas a un agente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
La escena, difundida en redes, encendió la indignación. No solo por el nivel de violencia simbólica, sino porque expuso ese racismo que muchos siguen negando en voz alta, pero practican en silencio. El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred) no tardó en alzar la voz y condenar el hecho, asegurando que ya investiga para ofrecer una “reparación integral” al policía.
¿Qué implica eso? Desde una disculpa pública hasta medidas para que este tipo de ataques no se repitan. Porque no se trata solo de “una mentada”, sino de una agresión que refuerza estereotipos y desigualdades que nos atraviesan desde hace siglos.
“Ese tipo de insultos no solo dañan la dignidad de una persona, también debilitan el Estado de derecho y pisotean los valores democráticos”, señaló el Copred.
Además, recordaron que sí, todos tenemos derecho a protestar contra la autoridad, pero eso no nos da permiso para lanzar odio disfrazado de “opinión”.
Y mientras el Consejo hace lo suyo, lanzó un mensaje claro a la ciudadanía: hay denunciar cualquier forma de discriminación. Porque en esta ciudad no debería haber espacio para quienes creen que el tono de piel define el valor de alguien.
La historia es un espejo. Y lo que reflejó esta vez fue incómodo, pero necesario.
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