El próximo 14 de julio podría entrar en vigor la imposición de 20.91% de arancel al tomate, en caso de que concluya definitivamente el Acuerdo de Suspensión que permitía la exportación desde 2019. El gobierno mexicano continúa dialogando con autoridades de Estados Unidos para frenar el impacto económico.
La decisión de cancelar el acuerdo, anunciada por el Departamento de Comercio de Estados Unidos el pasado 15 de abril, mantiene en alerta tanto a productores mexicanos como a importadores y consumidores estadounidenses. Además, algunas voces señalan que, de efectuarse la imposición, incumpliría el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
De entrar en vigor, algunos especialistas señalan una posible reducción de hasta un 25%, lo que podría provocar una caída abrupta en los precios de campo y poner en riesgo más de 100,000 empleos directos e indirectos en el país.
Un segundo escenario, de acuerdo con declaraciones del Grupo de Consultores de Mercados Agrícolas (GCMA) para el diario El Economista, consiste en una negociación parcial que permita mantener algunas condiciones preferenciales, como cuotas específicas o acuerdos bilaterales temporales. Este esquema mitigaría parcialmente el impacto económico, aunque aumentaría los costos logísticos y operativos.
Juan Carlos Anaya, director general de GCMA comentó al mismo medio que la posible imposición de un arancel del 20.91% no sólo distorsionaría las reglas del comercio bilateral, sino que también contravendría los principios de apertura y cooperación establecidos en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“Este tipo de medidas proteccionistas coyunturales debilitan la certidumbre jurídica para los productores, exportadores y consumidores en ambos países”
Finalmente, una última posibilidad es la renovación del acuerdo antes de su vencimiento, lo que representa el mejor escenario, pues garantizaría continuidad en el comercio y certidumbre para los productores y compradores.
Además, este escenario permitiría mantener la competitividad del tomate mexicano en Estados Unidos, su principal destino.