En la Ciudad de México nunca sabes con qué te va a sorprender el Metro. Este domingo 13 de julio, los pasajeros de la Línea 2 fueron testigos de un momento inesperado: una joven madre trajo al mundo a su bebé en plena estación San Cosme.
Jimena Mendieta, de apenas 17 años y con ocho meses de embarazo, comenzó a sentir contracciones mientras esperaba el tren. Lo que parecía un mal rato, pronto se convirtió en una emergencia. Policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que patrullaban los andenes notaron su estado y, al ver que el parto era inminente, activaron de inmediato los protocolos de emergencia.
Entre instrucciones, nervios, y con los pocos recursos disponibles, los elementos de seguridad y trabajadores del Metro hicieron lo que pudieron, y lo hicieron bien.
La improvisada sala de partos fue el cubículo de la estación. Ahí, entre radios y botiquines, Jimena trajo al mundo a su hijo. Y aunque los policías dieron los primeros auxilios, minutos después llegaron los paramédicos de Protección Civil para cortar el cordón umbilical, envolver al bebé en una sábana térmica y trasladar a ambos al hospital.
Por fortuna, tanto la madre como el pequeño se reportan estables.
Este episodio, más allá del caos habitual del transporte capitalino, deja una postal distinta: la solidaridad, la capacidad de respuesta y la humanidad en un sistema muchas veces rebasado, pero que hoy sirvió, literalmente, para dar vida.
