ALASKA EN LLAMAS: Trump Y Putin se juegan el futuro de la guerra entre Rusia y Ucrania

Histórico cara a cara en tierras frías: el primer líder ruso en pisar EE. UU. en casi una década, busca llegar a un acuerdo con Trump, con miras a un alto al fuego en Ucrania.

El encuentro que nadie creía posible

En Anchorage, Alaska, se vive hoy un momento que hace meses parecía impensable: Donald Trump y Vladímir Putin frente a frente, con el conflicto en Ucrania sobre la mesa y la mirada del mundo clavada en cada gesto. Es la primera vez que el presidente ruso pisa suelo estadounidense en casi diez años y, por si fuera poco, el lugar elegidoterritorio que fue ruso hasta 1867carga con un simbolismo que alimenta la tensión.

Trump, a bordo del Air Force One, externó su objetivo:

“No voy a negociar en nombre de Ucrania. Esto lo hago para salvar vidas”.

Aunque no prometió garantías de seguridad, sí advirtió que habrá consecuencias “severas” si Putin no acepta un alto al fuego.

El tablero internacional en vilo

El encuentro, que podría extenderse hasta siete horas, no solo define un posible nuevo capítulo para la guerra, sino que también mide el pulso de las relaciones entre Washington y Moscú. Para algunos, este podría ser el primer paso hacia una tregua; para otros, una jugada de riesgo con Ucrania marginada de la mesa principal.

Desde Kiev, el presidente Volodímir Zelenski reiteró:

“Ucrania cuenta con Estados Unidos”

Y no descartó un eventual encuentro trilateral si la cumbre de Alaska avanza en la dirección correcta.

Entre la diplomacia y la presión

La agenda del día cambió a última hora: Trump ya no se reunirá a solas con Putin, como se planeó inicialmente. Ahora, la mesa incluirá al secretario de Estado Marco Rubio y al enviado especial Steve Witkoff, en un movimiento que podría influir en el tono de las conversaciones.

El Kremlin, por su parte, llegó con la expectativa de un diálogo “productivo” pero sin prometer avances significativos. El embajador ruso en EE. UU. lo resumió como un posible “movimiento gradual”.

Un escenario cargado de simbolismo y advertencias

Putin llega a Alaska en medio de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional, lo que limita sus destinos diplomáticos. La elección del territorio norteamericano, alguna vez ruso, no pasó inadvertida.

Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ruso alertó sobre posibles “provocaciones” ucranianas en vísperas de la reunión, acusando a Kiev de planear ataques para culpar a Moscú y empañar la cumbre.

La pregunta que nadie responde

Trump sabe lo que hará si la reunión fracasa: levantarse de la mesa. Pero cuando se le preguntó qué sería para él un éxito, su respuesta fue tan directa como ambigua:

“No puedo decirlo. No lo sé. No hay nada escrito en piedra”.

Hoy, Alaska no es solo un punto geográfico en el mapa: es la pista de hielo donde dos de los jugadores más duros del planeta podrían —o no— cambiar el rumbo de una guerra que ya ha costado miles de vidas.

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