Tres buques de guerra de Estados Unidos, incluyendo el destructor USS Gravely, están por llegar a las costas de Venezuela como parte de una operación a gran escala para combatir a los cárteles de la droga. El despliegue, que incluye a unos 4,000 marineros y marines, aviones espía P-8 y al menos un submarino de ataque, busca desarticular redes de narcotráfico que la administración estadounidense ha calificado como “organizaciones terroristas transnacionales”.
La noticia fue confirmada por la agencia de noticias Reuters, que citó a funcionarios anónimos que indicaron que el objetivo es utilizar la fuerza militar para perseguir a estas bandas.
Un funcionario estadounidense, que habló bajo condición de anonimato, indicó que el compromiso adicional de activos militares en la región en general incluiría varios aviones espía P-8, buques de guerra y al menos un submarino de ataque.
Escalada de tensiones
Este despliegue militar es el más reciente de una serie de acciones por parte de Estados Unidos para ejercer presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro. La tensión entre ambos países ha ido en aumento, especialmente después de que el Departamento del Tesoro estadounidense incluyera al Cártel de los Soles, supuestamente dirigido por el propio Maduro, en su lista de organizaciones terroristas.
Además, el Departamento de Justicia y el Departamento de Estado de Estados Unidos aumentaron la recompensa por información que lleve a la captura de Maduro de 25 a 50 millones de dólares, una cifra que solo se compara con la que se ofreció por la captura de Osama Bin Laden en su momento.
Respuesta de Venezuela y contexto político
La reacción del gobierno venezolano no se hizo esperar. Nicolás Maduro anunció el despliegue de 4.5 millones de milicianos en todo el país en respuesta a lo que calificó como “amenazas” de Estados Unidos. Voces en el congreso estadounidense, como el representante republicano Carlos A. Gimenez y Bernie Moreno, han apoyado las acciones contra el régimen de Maduro, calificándolo de “dictador” y “narcotraficante”.
Analistas internacionales señalan que, aunque el objetivo declarado de la misión es la lucha contra el narcotráfico, la presencia militar estadounidense en una zona tan cercana a Venezuela eleva significativamente las tensiones diplomáticas y genera incertidumbre sobre la soberanía regional.
El gobierno de Trump ya había desplegado buques en la zona en meses anteriores para operaciones de interdicción, pero este nuevo movimiento se considera más agresivo y con posibles implicaciones de ataques selectivos, si la decisión lo requiere.
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