Este martes 19 de agosto, en la Mañanera del Pueblo, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se despidió simbólicamente de la actual Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), encabezada por la Ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández, previo a la toma de protesta de los ministros electos por voto popular, entre ellos el próximo presidente del Alto Tribunal, Hugo Aguilar.
“El fin de una era en el Poder Judicial, de nepotismo. Claro que hay sus excepciones, ¿verdad? Siempre, pero es el fin de una era, de un Poder Judicial que servía a unos cuántos, y que durante este periodo lo que demostró es que se reproducía a partir de amiguismos, nepotismos. Supuestamente era a través de una carrera judicial, pero si más de la mitad eran amigos, hermanos, primos, pues evidentemente no funcionaba esa carrera. Y ahora inicia una nueva era a partir del 1 de septiembre y va a ser mejor. De eso no tengo la menor duda”, expresó la mandataria en Palacio Nacional.
Una mirada al pasado: cómo nació la desigualdad
La presidenta recordó que desde la Reforma Judicial de 1994, presentada por el entonces presidente Ernesto Zedillo, se creó el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) para vigilar a los juzgadores. Sin embargo, este mecanismo dejó a la Suprema Corte dependiente directamente del poder presidencial: el Ejecutivo nominaba ministros y el Legislativo los aprobaba.
Durante décadas, este esquema generó una estructura donde el amiguismo y el nepotismo influían en la carrera judicial, limitando la independencia de los juzgadores y favoreciendo a unos pocos.
Una nueva era: justicia por voto popular
Con la Reforma Judicial impulsada por la administración actual, los jueces ahora fueron y serán electos por voto directo, marcando un cambio histórico en la forma de elegir a los magistrados del país.
La sesión extraordinaria que celebra hoy la SCJN tiene como único objetivo resolver juicios pendientes de materia electoral, y se considera que será la última de esta etapa, antes de la renovación del 1 de septiembre de 2025.
De la simbología a la realidad
La despedida de la actual SCJN no solo marca un cambio administrativo, sino que representa un símbolo de ruptura con décadas de prácticas opacas y concentradas. A partir del próximo mes, la Suprema Corte y todo el Poder Judicial enfrentarán un nuevo capítulo, con jueces electos democráticamente, con mayor independencia y bajo la expectativa de servir a todos los mexicanos, y no a unos cuantos.
El cambio, según Sheinbaum, es irreversible:
“Ahora inicia una nueva era a partir del 1 de septiembre y va a ser mejor. De eso no tengo la menor duda”.
Con este giro histórico, México entra en una etapa donde la justicia buscará ser más equitativa, más cercana y más legítima, poniendo fin a un periodo en el que el poder judicial parecía funcionar para unos pocos.