En un mundo de nuevas tecnologías, hasta los narcos tienen que ir a la escuela. El nuevo y sorprendente campo de aprendizaje para la maña mexicana se encuentra a 11,000 kilómetros de distancia, en las trincheras de Ucrania, justo en las fronteras con Rusia. Tres años de guerra entre estas naciones de Europa oriental han sacudido el mapa militar del mundo. Resulta difícil pensar que la destrucción que acontece en tierras eslavas tiene una relación directa con lo que sucede en los cielos de Michoacán, Chihuahua o Guerrero, pero sucede exactamente así y aquí veremos cómo se genera este nexo.
La globalización del mercado de la violencia ha creado en Ucrania un laboratorio asombroso para poner a prueba la eficiencia y letalidad de todo tipo de armas, con un interés especial en el uso bélico de los drones FPV (First Person View). Estos drones tienen un costo de unos 10,000 pesos mexicanos y pueden facilitar la destrucción de objetivos lejanos de forma precisa si se sabe cómo atarles una bomba y guiarlos estratégicamente. Esta táctica se profesionaliza en Ucrania y se practica rutinariamente en México. Hay datos suficientes para entender que después de iniciada la guerra entre Ucrania y Rusia se gesta un nítido avance en las capacidades tácticas del narco nacional. México se ha convertido silenciosamente en el siguiente laboratorio de experimentos de una guerra más amplia, patrocinada enteramente por la OTAN y su mandamás, Estados Unidos.
El 31 de julio de 2023, la inteligencia ucraniana, el SBU (Sluzhba Bezpeky Ukrayiny, Servicio de Seguridad de Ucrania), ya advertía sobre la presencia de sicarios de cárteles mexicanos y colombianos dentro de la Legión Internacional (el ejército multinacional bajo las órdenes y capacitación del ejército ucraniano). La posible presencia de sicarios mexicanos en Ucrania se empezó a reportar apenas meses de iniciado el conflicto contra Rusia. Tiempo después surgió un caso ejemplar, el propio Centro Nacional de Inteligencia de México (CNI) ya advertía en tono preocupante a Ucrania sobre la presencia específica de un mexicano en las trincheras, conocido como “Águila 7”, que se presentó como salvadoreño para ingresar al ejército de Ucrania en marzo de 2024. Se sabe que este personaje completó un curso sobre manejo de drones FPV y “demostró habilidades avanzadas en contramedidas electrónicas y evasión de detección térmica”, explica la revista Proceso. Las autoridades mexicanas lo relacionaron con un grupo formado por sicarios del cártel de los Zetas.
A pesar de las advertencias de la inteligencia mexicana, Ucrania siguió adelante con la invitación de extranjeros para ingresar en sus tropas. Con Rusia apaleando al ejército de Ucrania y sumiéndose en grandes pérdidas de personal en campo, las invitaciones a mercenarios extranjeros solo se aceleraron. Esta vez, el gobierno de Volodímir Zelenski lanzó una oportunidad de oro para los voluntarios, mercenarios y sicarios de todo el planeta: ofrecen a cualquier interesado en unirse al conflicto por el lado ucraniano un total de 3,400 dólares (63,000 pesos) mensuales, además de capacitarlos en el uso profesional de armas nuevas, como convertir un simple dron de Amazon en un misil guiado. Una estrategia tan barata y efectiva que ha cambiado la forma de hacer la guerra en el siglo XXI. El uso del dron en el terreno militar ha modificado las trincheras, en donde ya no se disparan hombres contra hombres como vimos en la Segunda Guerra Mundial, sino que es constante el zumbar de drones cargados de paquetes explosivos en terrenos completamente vacíos de vida. Quien se atreva a acercarse a esas zonas tendrá un destino trágico y será entregado en partes a sus familiares (si es que logran recoger su cuerpo).
El nacimiento de los droneros mexicanos
Ante nosotros se despliega una estrategia siniestra. Mientras Estados Unidos inunda de armas a México y los narcotraficantes aprovechan este flujo, Ucrania los entrena en sus campos para que regresen a casa con nuevas técnicas bélicas, listas para aplicar en sus territorios. Este nuevo conocimiento se ha aplicado en los cielos mexicanos sin duda alguna. La SEDENA registra desde 2020 cinco ataques de drones con explosivos en México, teniendo un salto de 233 agresiones con narcodrones en 2022. Esto representa un aumento de 4,560% en solo dos años.
Tengamos en cuenta que la guerra en Ucrania inicia en febrero del 2022 y menos de un año después se empiezan a registrar ataques mucho más precisos con drones en Tierra Caliente, Michoacán. Más específicamente el uso de drones como armamento ofensivo y ya no solo como herramienta aérea de vigilancia. Al año siguiente, en enero de 2023, se reporta un ataque masivo con narcodrones en El Aguaje, Michoacán. Se trata de una operación bien planificada que duró horas y que fue ejecutada, según informes, por el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Los drones tenían equipados explosivos improvisados que fueron usados con precisión y estrategia para desplazar familias en esta zona compleja del mapa michoacano. Si bien en México se registran drones explosivos desde 2020, las estrategias de ataque están mejor organizadas. Un antes y después del escenario bélico en México. A partir de ahí, el uso del dron cambiaría, generando una rama de especialización dentro del narco, los famosos droneros.
El dron aparece ya como una herramienta de guerra psicológica para el pueblo mexicano. En julio de 2025 aparece otra noticia alarmante al respecto, en Chihuahua se detecta el uso de drones para bombardear a las comunidades warijó y pima de la Sierra Tarahumara que habitaban cerca de una codiciada mina de oro en la región. Fueron expulsados de su tierra con misiles cargados de misiles, en pocos días y sin avisos previos, al más puro estilo Gaza. Este ataque se atribuye a otro cártel, en este caso a Los Salazar o Los Salazares, aliados del Cártel de Sinaloa. Ese mismo año, solo un mes después, se registra un ataque con drones explosivos ya no contra el pueblo y sus hogares, ahora se trató de un golpe directo al penal de Tuxpan, Veracruz. Esto deja claro que no solo las herramientas, sino las tácticas de guerra ucranianas se expandieron como lumbre dentro del territorio mexicano. Las penas por operar drones con explosivos se castigan en México hasta con 40 años de prisión, dejando ver que el gobierno mexicano acumulaba casos de este tipo hasta darle una salida penal para evitarlo.
Para 2024 se identifica un uso especializado de drones quirúrgicamente coordinado. En Buenavista, Guerrero, una zona tremendamente peligrosa, se experimenta un ataque peculiar con narcodrones. El informe señala que se atacó a la población local de Buenavista en fases bien coordinadas: primero una oleada de bombardeos con drones para generar un caos inmediato en la localidad; justo después, se realizó un asalto a pie realizado por sicarios fuertemente armados. Estas fases resuenan mucho con las estrategias bélicas del batallón Azov en Ucrania; es decir, se usa un nivel complejo de ataques por aire y tierra, en un coordinado comando, con control y comunicaciones: lo que se conoce como el famoso C3. Estas estrategias de ataque refinado eran poco vistas entre los muchos grupos armados en México antes del tema Ucrania-Rusia.
Para noviembre de 2024, a dos años de la guerra europea, ya se registraba un avance nítido en el uso de drones de combate en suelo mexicano y también se empezó a detener a capacitadores expertos dentro de las células criminales. Se capturó entonces a un especialista en el área, el famoso “8”, un líder de la facción de Los Chapitos, a quien se le ordenaba la ejecución de tácticas bélicas relacionadas con drones bajo el cargo de “comandante” de las operaciones con este tipo de nuevas armas dentro del grupo criminal. Es decir, esta captura deja ver la profesionalización del área dentro del narcotráfico mexicano, una noticia compleja para el Ejército y la Guardia Nacional. Ya no solo hay halcones, vendedores y sicarios, también hay droneros expertos, con varios sicarios aprendiendo de ellos. Si no obtuvieron este expertise en Ucrania, ¿en dónde más pudieron capacitarse? Entre julio y agosto de 2025 se captura además a otros importantes operadores de drones para el CJNG en Campeche y el Cártel de Sinaloa. La presencia de la especialización ucraniana en México es totalmente nítida.
La responsabilidad de Estados Unidos en todo esto
Esta geopolítica de la violencia no se limita a la transferencia de tácticas y conocimientos. Con base en la data analizada, es posible trazar una línea directa de suministro de armamento desde el conflicto ucraniano hasta las manos de los cárteles mexicanos. Expertos como el Coronel Doug Macgregor han denunciado públicamente que una porción significativa del arsenal enviado a Ucrania, incluyendo sistemas de misiles Javelin, ha terminado en el mercado negro global, alimentado por una industria corrupta. En este panorama turbulento, los cárteles han accedido a este armamento de alta tecnología. Un sicario de la célula de “Los Escorpiones”, del Cártel del Golfo, fue captado a finales de mayo de 2023 en Matamoros, Tamaulipas, en posesión de un lanzacohetes antitanque, identificado en algunos reportes como un AT4, un arma de diseño sueco ampliamente utilizada en Ucrania. Este suceso, junto a reportes que indican que el Cártel de Sinaloa provee de Javelins a grupos criminales en Honduras, evidencia que el crimen organizado ha elevado su poder de fuego a niveles casi paramilitares, redefiniendo las reglas de la confrontación en el país.
La Embajada de Rusia en México también se ha sumado a esta narrativa, señalando que la corrupción en la cadena de suministro ucraniana está creando canales directos al mercado negro, cuyas consecuencias ya se sienten en la seguridad de México. Así, el armamento destinado a una guerra en Europa termina por reconfigurar la dinámica de los conflictos internos en América, en un inquietante ejemplo de cómo la geofinanza y la diplomacia clandestina se entrelazan con la criminalidad.
En este panorama turbulento, los Cárteles han accedido a este armamento de alta tecnología. Un sicario de la célula de “Los Escorpiones”, del Cártel del Golfo, fue captado en 2023, en Tamaulipas, en posesión de un lanzacohetes antitanque.
En una gran entrevista de Tucker Carlson al coronel Douglas Macgregor se menciona cómo la corrupción en Ucrania ha generado todo un flujo nuevo de armas sofisticadas en el ya establecido mercado negro internacional. Inevitablemente, asegura el militar retirado, estas armas terminarán en manos de grupos criminales en continentes bastante lejanos de Ucrania. Señala en específico las imágenes que dieron la vuelta al mundo en donde se puede ver a un sicario mexicano con lo que parece ser un misil antitanque Javelin con alcance de 2.4 kilómetros y que puede derribar helicópteros si es disparado por personal capacitado. Este misil se fabrica en Estados Unidos y aparentemente se envía solamente a ejércitos legales relacionados con el país del pay de manzana.
USA Today informó en junio de 2024 que en México las autoridades ya habían confiscado varios Javelin, especialmente a miembros del CJNG. Además, se ha reportado la incautación de varios misiles FIM-92, capaces de derribar aviones comerciales y, claramente, este misil se fabrica exclusivamente en Estados Unidos. Ejemplos hay para regalar, pero centrémonos en la hemorragia constante de armas cada vez más especializadas de manufactura estadounidense en suelos mexicanos. Las rutas de trasiego de armas largas a México se concentran en tres estados fronterizos: Arizona, California y Texas, por ahí llega al menos un 70% de las armas ilícitas que utiliza el narco mexicano. Ya sean drones, Javelins o cualquier otra arma especializada, no es posible adivinar la existencia de estas armas de última tecnología en territorio mexicano sin mencionar a su vecino del norte.
Esta profesionalización y aprendizaje dentro del narco no puede pensarse sin la OTAN; es decir, Estados Unidos entrega un caudal de armas ilegales a México, lo que vendría siendo el hardware de la guerra, mientras que Ucrania entrena a estos sicarios en prácticas militares de última generación, lo que vendría siendo el software de la guerra actual. Lo cierto es que estos narcotraficantes fuertemente armados y altamente entrenados son ahora una amenaza deliciosa para el gobierno bélico de Donald Trump.
Mientras el país de Barack Obama y Paris Hilton arma y entrena indirectamente a estos sicarios, se amenaza públicamente con liquidarlos de forma violenta con la tecnología militar de punta que Estados Unidos veta a estos grupos armados. Se trata de una estrategia bien diseñada para activar mecanismos de intervención ante la poca o nula capacidad del gobierno mexicano para combatir a las armas que este país envía. En un juego de doble moral, en donde Estados Unidos justifica el uso de sus drones aún más especializados contra los droneros y sus grupos de combate. La trama de la película nuevamente suena a estafa y América Latina se prepara para más sorpresas bélicas provenientes de la OTAN, o mejor dicho, de un Estados Unidos sumido en deuda y crisis social.
Twitter: @SaavedraNiet