El combate al huachicol no se detiene. Esta semana, el gabinete de seguridad federal ejecutó un operativo que destapó una red internacional de contrabando de combustible, con epicentro en México pero raíces en Estados Unidos. El hallazgo no fue menor: 750 mil litros de gasolina y diésel ingresados de forma ilegal a través de cinco ferrotanques interceptados en las aduanas de Matamoros y Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Una fachada en la capital mexicana
Los ferrotanques pertenecen a L.E. International Fuel Supply, S.A. de C.V., una empresa con sede en la Ciudad de México y dueños estadounidenses: Steven Mark Mcnear y su hermana Laura Jordan Mcnear. Aunque la firma fue registrada en 2017 bajo un extenso catálogo de actividades relacionadas con el comercio de hidrocarburos, su comportamiento levantó sospechas desde el inicio.
Documentos obtenidos por El Universal muestran que la compañía acumuló en apenas ocho años 34 apoderados legales y una rotación inusual de representantes, algunos con perfiles que rozan lo absurdo. El caso más reciente es el de César Parada Freyssinier, un joven de 25 años, soltero, estudiante y originario del Estado de México, que fue nombrado representante legal en noviembre de 2024.
Los hilos en Estados Unidos
Detrás de la fachada, los dueños mueven negocios en Houston y Colorado. Laura Jordan Mcnear, de 58 años, controla el 20% de la empresa, mientras que su hermano Steven Mark Mcnear, de 65 años, posee el 80% restante. Mcnear no solo es socio mayoritario: aparece como presidente, vicepresidente o ejecutivo en al menos seis corporativos petroleros con sede en Estados Unidos.
El expediente mercantil lo describe como un “ciudadano estadounidense nacido en Colorado”, con una amplia red de compañías dedicadas al gas natural, el transporte de hidrocarburos y la comercialización de derivados del petróleo.
La sombra en las aduanas
El operativo de Matamoros y Nuevo Laredo no solo expuso el volumen de combustible ilegal, también el modus operandi de esta empresa. Según las investigaciones, el contrabando se disfrazaba como “gasolina o diésel de baja calidad” para burlar la vigilancia.
La red funcionaba con pipas, buques y ferrotanques, de acuerdo con los reportes, se remonta al menos a 2023. Tras el decomiso, el gabinete de seguridad anunció que prepara acciones legales contra funcionarios implicados en ambos puntos fronterizos.
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