Aeroméxico solicitó formalmente a un tribunal de apelaciones en Estados Unidos que suspenda la orden emitida por la administración de Donald Trump que exige disolver su acuerdo de cooperación conjunta con la aerolínea estadounidense Delta Air Lines. La medida busca frenar la terminación de la alianza, programada para el 1 de enero.

La historia de una alianza transfronteriza
La relación entre Aeroméxico y Delta no es reciente. Ambas aerolíneas han mantenido una alianza estratégica desde hace casi nueve años, específicamente desde 2017, conocida como Joint Cooperation Agreement (JCA). Este acuerdo otorga a las empresas inmunidad antimonopolio, permitiéndoles coordinar como si fueran una sola en el mercado transfronterizo México-Estados Unidos.

Bajo este esquema, Aeroméxico y Delta pueden coordinar la programación de vuelos, precios, rutas y la capacidad de asientos entre ambos países. A lo largo de su vigencia, la alianza ha dado forma a más de 60 rutas y ha movilizado a millones de pasajeros, creando una red integrada que beneficia las conexiones aéreas.
Sin embargo, en septiembre, el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) ordenó la disolución de esta empresa conjunta. La decisión se tomó como parte de una serie de acciones dirigidas a la aviación mexicana, argumentando que la alianza afecta la libre competencia en el mercado aéreo bilateral. Una de las razones detrás de la decisión fue la inconformidad del gobierno estadounidense por el traslado de los vuelos de carga del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), una medida impulsada por el gobierno mexicano.
Los argumentos legales y el impacto económico
Aeroméxico y Delta han llevado el caso al Tribunal de Apelaciones del Undécimo Circuito de Estados Unidos, argumentando que la disolución forzada causaría un daño significativo e irreversible.

Costos irrecuperables y daño al consumidor
La principal preocupación de Aeroméxico se centra en el gran costo operativo y financiero que implicaría desmantelar la alianza en el corto plazo. La aerolínea mexicana alegó que enfrentaría costos sustanciales para disolver la asociación, los cuales no podría recuperar incluso si un tribunal fallara a su favor más adelante.
Además del impacto para las empresas, Aeroméxico advierte sobre el daño a los viajeros y al mercado en general, señalando que la eliminación del acuerdo reduciría rutas, aumentaría las tarifas y afectaría negativamente al empleo y al turismo en ambos países. Delta, por su parte, declaró que “desmantelar la empresa conjunta antes de la fecha límite del 1 de enero establecida por el DOT sería una carga operativa y financiera” y que la acción legal es el “único camino jurídico disponible” para intentar revertir la medida.
Ambas aerolíneas aseguran que su alianza beneficia a los consumidores, pues operan como “indisolublemente una sola empresa” en el mercado transfronterizo.


