(11 de noviembre, 2013).- “Está ausente el México profundo”, dijo Virgilio Caballero durante la develación de su busto de honor en el parque Periodistas Ilustres en la Ciudad de México, con el fin de resaltar la deuda que tienen los medios de comunicación con el país: incluir la realidad indígena y ejercer la libertad de palabra.
El periodista tamaulipeco hiló su discurso a través de la idea de la “palabra libre” como una exigencia ética y política de la profesión, así como una condición inamovible para la sociedad democrática. Con más de 40 años de trayectoria e impulsor decidido de los medios públicos, Caballero insistió en que la palabra libre, en México, no lo es tanto porque “forma parte del inmenso aparato de control de la conciencia colectiva que se ha erigido sobre y contra la sociedad para impedir que surja el acto de pensar, la esencia de la condición humana, que sólo será humana si es libre”.
Ante la referencia de los contenidos, de la función de los medios, Caballero insistió en que deben comprometerse con “el respeto irrenunciable a la inteligencia de las audiencias”. En este contexto hizo referencia a la Reforma de Telecomunicaciones: “Las leyes secundarias que están por discutirse en el Congreso deben atender la exigencia de hacer valer la libertad de expresión y el derecho a la información”.
El ganador del Premio Nacional de Periodismo por trayectoria en 2013 hace referencia a la petición que el movimiento estudiantil #YoSoy132 hizo por la democratización de los medios, cuando “ellos se pusieron de pie en reclamo de un país sin autoritarismos, sólo posible si se libera la conciencia” pues “esta generación tiene la palabra”.
El periodista fue acompañado por el político Porfirio Muñoz Ledo, la senadora Dolores Padierna, la periodista Elena Poniatowska, el jefe delegacional de Venustiano Carranza, Manuel Ballesteros; el presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi), Agustín Pineda; la directora del Canal del Congreso, Leticia Salas, y el escultor Pedro Ramírez.