Por: Adriana Morán
@AdrianaMoran3_0
Para los que gustan del reggae, la alternativa primigenia es escuchar a Bob Marley. Quien lo hace, siempre encontrará motivos para entrar en comunión no sólo con los acordes de su música y las letras, sino con una visión de un mundo unido. Marley no sólo es la imagen icónica de un cantante fumando mariguana en la camiseta, es un estilo de vida, de amor, de resistencia, un grito de libertad y respeto hacia los pueblos oprimidos, especialmente los llamados ‘de color’.
Así, después de haberse presentado en todos los festivales del mundo, la Cineteca Nacional estrena el documental Marley (2012) de Kevin MacDonald (El último rey de Escocia, 2006; y quien ganó el Oscar al mejor documental, One day in September, 1999) que recorre la vida del máximo icono del reggae no sólo a partir de lo que ya conocen sus seguidores sino de testimonios de Ziggy Marley, Jimmy Kliff, Cedella Marley, Rita Marley, Lee Perry, Cindy Breakspeare, Lee Jaffe, The Wailers, entre otros, de imágenes y canciones inéditas y, claro, de su abierta adicción a las drogas, sus creencias y su vida, en la que se incluyen siete mujeres distintas con las que tuvo 11 hijos.
Nacido en uno de los países más pobres de América, Jamaica, el recorrido documental de MacDonald nos lleva por las calles polvosas y llenas de gente sin esperanza, en las que Marley creció escuchando rhythm and blues, jugando futbol y creando el ska, luego el rock steady hasta llegar al reggae; su idea del rastafarismo, sus inicios y camino andado con The Wailers para después despegar en solitario llevando no sólo canciones de amor sino de justicia, paz y resistencia de la raza negra. No es raro que llevara en sus letras a Trench Town (barrio en el que nació) y todo lo que le rodeaba.
El que su música perviva después de tantos años de muerto no es casualidad, aunque en un tiempo su música se satanizó porque tenía el sello de ser creada y cantada por alguien que fumaba mariguana, pero sus seguidores son de todo tipo. Con el tiempo sus canciones se han convertido en verdaderos himnos como Jamming; Soul Rebel; I shot the Sheriff; No woman; no cry; Exodus, Roots, rock, reggae; Waiting in vain; Satisfy mi soul; Could you be loved; Buffalo soldier; Iron lion Zion y muchas más.
Así que es buena oportunidad para saber más de este hombre, quien sobrevivió a un atentado; le cantó al amor y a las cosas sencillas de la vida y quien, en el dato morboso, al no querer que le amputaran un dedo gangrenado del pie moriría en 1980 a la edad de 36 años, dejando tras sí el legado de su música que ha sido copiada por grupos de todo el mundo pero sin quitarle su reinado, que sigue ostentando. El documental se presenta desde hoy en la Cineteca Nacional hasta el 13 de enero.