(15 de mayo, 2014).- A pesar de que apenas se estrenó en México el pasado 9 de mayo, La Jaula de Oro, película dirigida por Diego Quemada-Diez, ya había estado en contacto con lo mexicanos anteriormente, durante el Festival Internacional de Cine de Morelia 2013.
En ese tiempo, REVOLUCIÓNTRESPUNTOCERO realizó una videoentrevista al cineasta español, que se muestra a continuación, seguida de una nueva entrevista, a cargo de Revista Hashtag.
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(15 de mayo, 2014).- La Jaula de Oro, ópera prima del director Diego Quemada-Diez, se estrenó ayer en las salas mexicanas con una historia conmovedora pero a la vez cruda que retrata fielmente algunas anécdotas que el director de cine recopiló a lo largo de 8 años de trabajo con los migrantes.
También, La Jaula de Oro es una visión mimetizada del viaje que los migrantes centroamericanos realizan cada vez que sueñan con una mejor calidad de vida pero que a la postre se puede convertir en una verdadera pesadilla que en la actualidad viven millones de indocumentados en EE.UU., territorio que sesga anhelos.
P: ¿Qué encierra La Jaula de Oro?
R: Es lo que la gente tiene que descubrir al ver la película. Cada uno lo descubrirá cuando la vea. Este mes se estrena en Guatemala, República Dominicana, Panamá, Costa Rica, Brasil, Francia, Holanda, Italia, etc…
P: Tú llegaste a California procedente de España y sin papeles…
R: Obviamente es un viaje diferente al que tienen los niños de la película, parte de lo que me motivó hacer la película es que viví y fui testigo del maltrato de los mexicanos y centroamericanos en Estados Unidos, se les trata muy mal, hay mucho racismo, injusticia, hipocresía. La gente vive con temor, ahora regresé de Nueva York de una proyección para indocumentados y la gente dice que la está pasando mucho peor que antes.
Mi madre había muerto y yo quería cambiar de país, quería aprender a hacer películas con la idea de llegar un día a ser director, con esta idea del sueño americano, al inicio me compre papeles falsos con 50 dólares, eso fue hace 18 años. Después hice varios trabajos hasta que conseguí dinero para pagarle a un abogado para legalizar mi situación.
Trabajé más y ahorré para pagarme mis estudios en el American Film Institute, y a partir de ahí empecé a hacer mis cortos con la idea de un día hacer mis películas y lo iba combinando trabajando para otros como asistente de cámara principalmente. Trabajé con muchos directores, yo estaba ahí sirviendo a su visión, colaborando con ellos para contar una historia lo mejor posible, y siempre tenía un proceso de reflexión de cómo yo haría esto.
De la persona que más tomé mi método fue de Ken Loach, pues después de trabajar en la gran industria de Hollywood acabo volviendo a un cine muy sencillo, donde la forma no es algo extraordinario, trata uno de concentrarse en los personajes y la historia, que el enfoque sea el contenido, articular tu ida sutil e inteligentemente. De él aprendo también que los actores vayan conociendo la historia mientras se va filmando y que la historia sea cercana a la vida.
Lo que quería era impactar la percepción de la gente del norte, que lo comiencen a ver como un ser humano, como un héroe que está sacrificando su vida por sus seres queridos. Y para nosotros en el sur que fuera una historia catártica, que fuera una manera de advertir los peligros del camino. Mi objetivo era darles voz a los migrantes, a los jóvenes que hoy en día tienen pocas oportunidades de realizarse y provocar reflexión sobre este problema de la migración.
También el objetivo aquí es empezar a desmoronar el mito del sueño americano, que empecemos a no creernos tanto este sueño y que tenemos aquí una cultura y un potencial más grande que el que tienen allá (Estados Unidos).
P: ¿Cómo fue la reacción del público en Estados Unidos bajo un contexto en el que durante el mandato de Obama, un presidente que dijo solidarizarse con la situación de los migrantes, se ha reportado un mayor número de deportados que durante la presidencia de George W. Bush?
R: La he enseñado en Los Ángeles, en Chicago y en Nueva York, y a todas invitamos indocumentados y fue súper bonito porque al acabar la proyección ellos contaban sus historias que confirmaban que estaban en una prisión en Estados Unidos, “me tratan de la chingada, gano algo de dinero, pero es muy duro estar aquí, tengo miedo de que me deporten”.
El norteamericano medio que estaba en la proyección les gustó la película, decían que no sabían que todas esas cosas pasaban, no sabían que existía ese muro, que había gente que mataba a los migrantes. Todos estaban muy agradecidos de que existiera la película pero se preguntaban cómo era posible que no se fuera a estrenar en Estados Unidos.
P: ¿Tuviste algún contacto con los migrantes que viajan en “La Bestia”?
R: …viviendo en Estados Unidos me sentía muy vacío, empecé a venir mucho a México y me enamoré, porque tiene muchas cosas diferentes y estimulantes, empecé a pasar emporadas muy largas aquí. Entonces empecé a hacer un documental en Mazatlán, Sinaloa y me hice muy amigo de un taxista que se llama Toño y me invitó a vivir a su casa con su familia y vivían sobre las vías del tren que todos los días llegaban con decenas de migrantes que nos pedían agua y comida, empezamos a darles los que teníamos y nos contaban las historias de su viaje, esto fue en el 2002.
Yo hubiera querido hacer la película mucho antes pero fue muy complicado y en esa época nadie hablaba de este tema y entonces quise darles voz a los migrantes, ellos pidieron que contara su historia. Comenzó un proceso de recopilación de historias que duró 8 años y yo me lo financié por mi parte, iba a distintos puntos de la República Mexicana, alberges de migrantes, pasé tiempo en los albergues de menores en Tijuana, en Estados Unidos fui a las cárceles, hablé con menores en proceso de deportación, también fui a Guatemala y vi la situación de violencia y pobreza en la que vivía.
Todo lo iba combinando con mis cortos y cuando hice “I Want To Be a Pilot” que tuvo mucho éxito decidí aprovechar el momento para dedicarme a dirigir y a partir de entonces desde el 2007 me enfoqué sólo a La Jaula de Oro.
P: ¿Cuántas historias escuchaste aproximadamente?
R: Fueron como 600 testimonios de migrantes, igual hasta más, tengo más de 150 horas de audio, de todos esos testimonios en cada una había un montón de historias, la verdad era un puzzle muy complicado de qué historias tomar y cuáles no. pero acabas tomando la chica que se corta el pelo. Que se viste de chico, el chico que le gustan las botas de cowboy, es un proceso muy largo de prueba y error y por eso traje a otro escritor porque necesitaba una mirada de fuera.
P: ¿Cuál fue el mayor reto de hacer la película?
R: Lo más difícil es el factor tiempo y dinero, es un trabajo muy grande de todo un equipo. Es importante ser capaz de aterrizar una visión tan grande bajo un número determinado de días, un presupuesto y tener la claridad de dónde puedes ceder y comprometerte. Fue muy cansado para el equipo porque es muy desgastante el viaje que hacen los migrantes, pero ya teníamos todo planeado, sabíamos los lugares que necesitábamos, teníamos contacto con las autoridades tanto estatales como municipales, no tuvimos ningún problema.
P: ¿Nunca sufrieron la inseguridad?
R: Nunca hubo ningún problema, teníamos retenes, subirse al tren era complicado pero nunca hubo problema.
P: ¿Cómo elegiste a los protagonistas?
R: Lo que quería era darle voz a los migrantes a través de niños porque es más poderoso el mensaje, lo que quería es hacer sentir empatía con ellos. También porque hoy en día, paradójicamente la población infantil migrante ha crecido mucho más, en cambio la migración adulta está un poco a la baja por las deportaciones.
Quise que esos niños vinieran de zonas difíciles a nivel de violencia y situación económica porque yo quería hablar de la migración como un problema económico, quise que buscáramos a los niños en éstas colonias de Guatemala como “Zona 3”, “La zona 18”, “Limón”; “Zona Quetzal” donde día a día hay muchas muertes y pobreza. A través de unos amigos de Guatemala estuvimos haciendo casting 8 meses, vimos a 3 mil niños en Guatemala y 3 mil en los altos de Chiapas.
Al final tú tienes un sueño que es hacer una película y ellos también tienen un sueño que es ser famosos, ser actores, salir de su pueblo, etc… Los niños son artistas, Brandon es bailarín de hip-hop, Rodolfo es músico y danzante tzotzil, y Karen Noemí es artista callejera de teatro como activista política. La actuación en la película es una extensión más de su expresión artística.
P: En la película retratas un viaje lleno de violencia, secuestros, ultrajes, pero también de gente que ayuda a los migrantes en su viaje, ¿por qué?
R: La primera reacción después de la recopilación de testimonios fue que la película iba a ser de terror porque las historias que contaban son realmente terribles, hay historias macabras y muy violentas. Decidí dejar la violencia como sugerida y también decidí no hacer una película de terror, quería hacer una película que llegara a la gente, que hablara del drama de los migrantes pero que al mismo tiempo la pudieran ver todos los públicos y que sobre todo mostrara lo grandes que también pueden ser los seres humanos y los buenos actos que se hacen en el camino y hay muchísimos mexicanos que ayudan a los migrantes centroamericanos.
Quería que el viaje tuviera variedad, la belleza de la vida, la amistad, el amor, los actos dignos y nobles de las personas y también están los abusos, pero quería un buen balance entre los dos para que la película sea algo que nos inspirara a ser mejores seres humanos.
P: ¿Crees que haya solución para el problema de la migración?
R: Creo que lo que está pasando paradójicamente con la globalización es que se han abierto las fronteras a las transnacionales y se han cerrado a las personas, entonces el problema de fondo es económico entre la relación del norte y el sur. El norte tiene que dejar de crear las circunstancias que provocan la destrucción de la producción en el sur, es un problema que tiene solución si es que nuestros líderes quieren hacer ese tipo de cambio. La solución no es la militarización de las fronteras, la represión y criminalización de los migrantes, su encarcelamiento, etc…
La eliminación de las fronteras puede ser algo utópico pero a lo que deberíamos aspirar es que vivamos en un planeta en donde no haya fronteras, más allá de la diferencia de lenguas, razas y nacionalidades, todos compartimos la experiencia de seres humanos.
Y quizás pudieran haber algún tipo de visas temporales, que haya un intercambio, si necesitan gente para la recolección de la fresa por ejemplo, que el norte reconozca que necesita mano de obra y que se establezcan un sistema de visas temporales y legales para que la gente pueda ir, trabajar y regresarse con su familia porque la mayoría de la gente con la que hablé no quiere vivir en Estados Unidos, no quieren estar separados de su familia y es que es tan caro llegar que cuando estás ahí no quieres salir, por eso es La Jaula de Oro.
Por qué un mexicano o centroamericano tiene que pasarlas tan difíciles cuando va a Estados Unidos y un estadounidense parece que aquí viene sin ningún tipo de visa, eso no es normal. Hay una situación en que el gringo puede venir, con todo respeto, a México como si fuera el patio de su casa y los mexicanos y centroamericanos no pueden y eso no es justo. Y por qué México no permite a los centroamericanos legalizar el paso a Estados Unidos, porque ellos mismos no se los permiten, eso está haciendo que los migrantes sufran, si los migrantes pudieran tener un pase de 30 días, o 3 semanas para pasar nada más pero no se los dan porque hay una presión muy fuerte por parte de Estados Unidos. México está siendo el primer filtro.
P: ¿Cuántos premios lleva hasta el momento la película?
R: 44.
P: ¿Cuál consideras el más importante?
R: El de Cannes fue uno de los más bonitos porque se lo dieron a los niños, fue emocionante cuando recibieron el premio y fue emocionante. Los premios del público son increíbles, me alegra que hayamos tenido premios tanto a la actuación, a la dirección, a mejor película ópera prima pero también muchos del público, de la prensa y de la crítica.
P: ¿Un premio podría ser el cambio de la situación de los migrantes?
R: Pues sí, el mejor premio sería el cambio de la situación de los migrantes porque esa fue la intención de la película, yo sé que de alguna manera ya está impactando la película, no soy diputado ni senador, ni presidente, no puedo tomar decisiones políticas pero sí sé que con el cine que hago estoy influyendo a la gente y que ha impactado a muchos norteamericanos, suizos, holandeses que no verán la migración de la misma manera. Ese para mi es el mejor premio, que está teniendo un efecto, no tanto como el que a mí me gustaría pero está tendiendo puentes entre migrante indocumentado y la persona normal.
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Fotos: Cinecanibal / Cinetc