(17 de junio, 2014).- Cuando tenía 12 años empezó a tocar la guitarra. Lo hacía por lo más básico: enamorar a las chicas lindas. Después se dio cuenta de todo lo que implica el arte de la música, que exige disciplina, tiempo y estudio.
Guillermo Soleá dice que le dedica por lo menos seis horas diarias al estudio de la guitarra. Aunque toca boleros, jazz y folklor, donde se siente pleno es en la guitarra flamenca. Cuando conoció está música pensó que todo lo demás que había hecho era solo la antesala de algo, realmente, bueno.
¿Cuál es tu aportación de a la guitarra flamenca?
Mi principal aportación al mundo de la guitarra flamenca es básicamente la fusión con otras fuentes musicales como lo advierto en la presentación de temas que son tradicionales y parte de un folklore diferente al flamenco: La Bikina, Odiame y el tema del Mariachi que son temas tomados del folklore Mexicano así como el Tico-Tico de origen latinoamericano.
Guillermo prefiere ejecutar la música, que escribir, aunque ha hecho algunos arreglos. Le gusta fusionar diferentes estilos y se ha dado cuenta que quienes lo escuchan también les agrada.
La música le da de comer. Se presenta en diferentes lugares los fines de semana. Lamenta mucho que las personas no se acostumbren a disfrutar sólo de la música. “Necesitan, forzosamente la voz, quieren que uno cante, les cuesta disfrutar por sí sola la música, quedarse callados, sólo disfrutando el sonido” dice Guillermo Soleá. No es el único músico que reclama esto.
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