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A 15 años de que Felipe Calderón declaró la guerra contra el narco, México se convirtió en un país armado hasta los dientes

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(22 de junio, 2021. Revolución TRESPUNTOCERO).- En diciembre de este año se cumplen 15 años de que Felipe Calderón declarara la guerra contra el narcotráfico. Y de acuerdo con cifras oficiales, la relación entre el crecimiento en el flujo ilegal de armas que entraron hasta ahora a México a través de la frontera con Estados Unidos y los índices de inseguridad que se han registrado en todo el país desde entonces también explicaría otros fenómenos, no menos preocupantes, como el incremento en los enfrentamientos entre el Ejército y grupos de la delincuencia organizada y, a su vez, los altos índices de letalidad de las Fuerzas Armadas, según pudo conocer Revolución TRESPUNTOCERO de fuentes al interior de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal.

En síntesis, la declaración de guerra del pasado gobierno panista incrementó y diversificó el uso ilegal de armas en México, y la mortalidad en hechos asociados a la detonación de armas de fuego de grueso calibre.

Así lo declaró el pasado 30 de mayo la secretaria Rosa Icela Rodríguez: el Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo, con sede en Ginebra (Suiza), “identifica a México como el sexto país con mayor número de civiles armados, sólo por debajo de Estados Unidos, China, Pakistán, Rusia y Brasil”.

“Por lo anterior se calcula que más de 15 millones de mexicanos cuentan con un arma de fuego en casa”, sentenció la funcionaria federal. Quien llegó a sustituir en el cargo a Alfonso Durazo Montaño y cuya misión en esta materia -dijo- es la “construcción de la paz” mediante una “frontera segura”.

Sin embargo, el comercio ilícito de armas procedentes de EU va en aumento en el país, cuyo mercado se expande no sólo hacia el interior, pues llega de manera paralela al cono sur. En un informe de 2020, la Fiscalía General de la República (FGR) reveló que de 2007 a septiembre de 2019 se habían asegurado 13,756,297 armas al crimen organizado. Se calculó igualmente que al año ingresan 200 mil armas por los principales puntos fronterizos: San Diego-Tijuana, El Paso-Ciudad Juárez, Laredo-Nuevo Laredo, McAllen-Ciudad Reynosa y Brownsville-Matamoros.

Y se enlistó, entre otras, a ametralladoras Browning M2 calibre 50, a AR-15 y a AK-47. “Un fusil Barrett calibre 50, que puede penetrar tanques de guerra, apareció en el atentado a Omar García Harfuch en la Ciudad de México, pero se les trabó, si la disparan destruyen el auto”, recordó José Reveles, periodista y experto en temas del narcotráfico. Quien no olvidó mencionar aquel conocido episodio de 2015 cuando integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) tumbaron un helicóptero en el que viajaban 18 elementos -de la Sedena 16 y dos más de la hoy extinta Policía Federal- con un lanzacohetes. Todos murieron.

Para Reveles Morado es “en verdad alarmante” que México se convirtiese en tres lustros “en un país armado hasta los dientes”, porque “estamos hablando de que no hay ningún control de la autoridad”. “Quiero decir, no se están extendiendo nuevos permisos por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), sino que la gente se arma por sí misma. Esto puede tener varias razones, aunque básicamente se trata de la inseguridad ante las agresiones del crimen”, añadió. Y puso el acento en las cifras: “no creo que las Fuerzas Armadas reúnan 15 millones de armas”.

En 2013, 4 de 10 mexicanos confiaban en policías comunitarias

Una encuesta de 2013, en plena explosión de las autodefensas michoacanas, reveló que cuatro de cada diez ciudadanos consideraban que “los policías nombrados por la gente del pueblo protegen mejor a las comunidades, en comparación con los policías que dependen del gobierno”, según refirió Parametría en su reporte “Las autodefensas en México”. Estos grupos, a pesar de que a algunos los desarmaron y a otros los incorporaron a la policía municipal, terminaron siendo parte de los soldados del Cártel de Los Viagras, cuya historia es similar a la del CJNG que se conformó como una célula llamada Los Matazetas y que sólo combatió a grupos rivales ofertando seguridad a nivel regional para en realidad apoderarse de las plazas.

Contario al análisis de Reveles, para el analista en temas de seguridad Javier Oliva Posada “ni todos los cárteles juntos podrían hacer algo serio contra el Ejército mexicano o contra la Secretaría de Marina, que tienen mucho mejor equipamiento y adiestramiento”. Bajo el mismo argumento, el constante desfile casi militar de Jalisco Nueva Generación en Aguililla, Michoacán, formando una caravana de “monstruos” (autos con blindaje hechizo), buscaría intimidar a otros cárteles, y no precisamente retar a las fuerzas federales.

“Lo que pasa es que los sucesivos gobiernos desde Vicente Fox a la fecha son hiper sensibles a lo que se diga en la comunidad internacional al respecto de la utilización de ciertas armas, pero estos vehículos ridículos con blindaje artesanal -pienso en el video del CJNG del año pasado- no durarían ni 10 minutos en una confrontación seria contra elementos del Ejército mexicano. Pero sí hay que ver esto como un mensaje a sus enemigos (para amedrentarlos), más que como un desafío a las Fuerzas Armadas de México”, señaló el también profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM y asesor de la Sedena.

Desde que Calderón declaró la guerra al narcotráfico se elevaron los enfrentamientos

En un informe que actualiza año con año la Secretaría de la Defensa Nacional, México pasó de 48 enfrentamientos armados en todo 2007 a 99 enfrentamientos en lo que va de 2021, con años como 2011 donde se registraron hasta 1,009 agresiones contra elementos del Ejército (en promedio tres agresiones por día ese año). Es decir, desde que Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico comenzaron a elevarse los enfrentamientos entre civiles armados y fuerzas federales, al tiempo que los índices de letalidad del Ejército se dispararon. Ya que en el mismo documento se detalla que en 2007 el número de “presuntos agresores muertos” en enfrentamientos con las Fuerzas Armadas ascendió a 22, mientras que en 2021 suman 5,099 personas que han caído frente a las armas de la federación.

Las fuentes consultadas por esta redacción aseguran que las gráficas en este rubro muestran una clara relación entre la presencia cada vez mayor de civiles fuertemente armados y las bajas en los enfrentamientos, lo cual ya representa una amenaza a la seguridad nacional. El pasado 17 de abril, por ejemplo, se interrumpió el vuelo de un helicóptero Black Hawk de la Guardia Nacional en Sonora por disparos del fusil Barrett calibre 50, autoría del Cártel de Sinaloa, que perforó el fuselaje de la aeronave. Un ataque que fue repelido por artilleros con ametralladoras M-60.

También, la semana pasada en Guanajuato se robaron dos tractocamiones con 7 millones de cartuchos útiles (que no eran custodiados por la Guardia Nacional, como se dijo en un principio). Esto mereció un comentario del expresidente Felipe Calderón. Algo inaudito, la persona sobre quien pesa la sospecha de firmar el operativo “Rápido y Furioso” y quien promovió a Genaro García Luna como responsable de la seguridad nacional, habló de “gato encerrado” y “traición” del gobierno federal. La ironía no conoce límites.

Control de armas: agenda de Washington

“Un país armado, con instituciones débiles, con altos índices de corrupción y con un problema serio de delincuencia organizada, en disputa por el control del territorio nacional, es una bola de nieve. Mira, EU tiene ahorita un problema de seguridad por este tema. Si el estado, si las instituciones en EU son fuertes, y aun así vemos los tiroteos de menores que ocurren, y que afectan a las familias, ¿qué podemos esperar de un país como México”, explicó Guadalupe Correa-Cabrera, profesora de la Universidad de Texas y coautora del libro Las cinco vidas de Genaro García Luna.

La doctora en Ciencias Políticas aportó además un dato polémico, que comparte Javier Oliva Posada aunque desde una mirada totalmente opuesta: desde Washington se está manejando la agenda para el control de armas, desde ahí “se dictó línea”. “Lo que está pasando en México, no es que lleven la agenda. En este momento quien está llevando la agenda de control de armas es EU. Así lo estoy viendo, en materia de armas. Y te lo digo con conocimiento de causa por estar leyendo los reportes de las agencias estadounidenses”, dijo Correa-Cabrera.

Y agregó: “Esta administración demócrata tiene muy claro que necesita establecer controles a la portación de armas, independientemente de los derechos constitucionales (la famosa Segunda Enmienda). Ya lo hemos escuchado, el presidente Joe Biden manifestó su deseo por establecer controles. Esto llega desde la Casa Blanca, y se va repitiendo en distintos personajes políticos”.

Oliva Posada atajó que, en su opinión, no se trata de un “tema bilateral”. Y detalló que “en 2004, George Bush hijo no ratificó una prohibición para la adquisición de fusiles de asalto y de grueso calibre. Tampoco lo hizo Obama, desde luego tampoco lo hizo Trump, y Biden ya le comenzó a dar vueltas. De hecho, se está reglamentando en EU lo que llaman ‘armas fantasma’. Que son pistolas que, con un aditamento que puedes comprar en Costco -o establecimientos de este tipo-, pueden tener la cadencia de fuego de una subametralladora. Si se quiere es un paso tibio, pero es un paso para tratar de controlar sus problemas internos (como las masacres), no tanto por México”.

No obstante, ambos analistas reconocieron que sí es un problema de seguridad fronteriza, pues se trata de un flujo en dos sentidos. “La frontera es muy porosa, así como pasan hacia EU personas y todo tipo de drogas (por tierra, pero también por aire y por mar), igual regresan acá armas y dinero”, resumió José Reveles. Basta traer al debate que, durante los momentos de mayor tensión por la amenaza de Trump de imponer aranceles a productos mexicanos, la exigencia de Palacio Nacional al gobierno norteamericano fue detener el flujo de armas en la frontera, pues son las que llegan a los cárteles de la droga, inclusive bajo operativos del Departamento de Estado y de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF por sus siglas en inglés), como ocurrió en el caso de la operación “Rápido y Furioso”.

“El problema de tener un arma es que se dispare”, afirmó Reveles para concluir, casi parafraseando aquella célebre canción de rap: “cuando se lee poco, se dispara mucho”. Y habría que agregar, dijo el periodista, que un país armado no es un país seguro. ¿Por qué? “Porque más personas pueden jalar el gatillo”.

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