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A un año de la canción-ofrenda de The Beatles: Now and then

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1. La espera

Sesenta y un años después del lanzamiento de su primer sencillo, Love me do (1962), el cuarteto de Liverpool volvió en pleno día de muertos con la canción Now and then (2023).

“A mediados de los años setenta, cuando había pasado bastante tiempo desde la separación de The Beatles, John Lennon grabó un cassette con una serie de demos en su casa de Nueva York”, narraba lo que en otro tiempo hubiera sido la contraportada del sencillo. 

El cassette permanecería guardado durante diez años. Luego de la trágica muerte de John, en 1980, Yoko Ono compartió la cinta con los demás integrantes. Tendrían que pasar otros quince años para que, en 1995, Paul McCartney, Ringo Starr y George Harrison se pusieran a trabajar sobre los bosquejos de Lennon, con la intención de producir tres nuevas canciones. Se trata de Free As a Bird (en Antology 1, 1995) y Real Love (en Antology 2, 1996). Sin embargo, la tercera pieza no fue terminada.

“‘Cuando empezamos a trabajar Now and then era todo muy difícil porque la voz de John estaba escondida’, comenta Starr en un documental sobre la producción del tema. ‘En el demo de John, el piano no se escuchaba del todo bien’, agrega McCartney. Los tres músicos empezaron a construir una canción, y Harrison grabó la guitarra, pero no podían aislar la voz de Lennon y separarla del piano. ‘Now and then se quedó a la mitad del camino’, explica McCartney”.

De esta manera, el sencillo regresaba al cajón del posible olvido. Así pasarían veintitantos años más, vendría la globalización, la catarsis y agnición del neoliberalismo, la crisis del 2008, el boom de las redes sociales y la digitalización de la vida. Vendría la decadencia del grunge y de casi todos los géneros.

El 30 de enero de 2019, en el cumpleaños cincuenta del famoso concierto en la azotea, se anunció que el cineasta Peter Jackson y su equipo habían tenido acceso a más de cincuenta y cinco horas de metraje y ciento cuarenta horas de audio, material inédito para un documental de 1970, dirigido por Michael Lindsay-Hogg, el cual nunca vio la luz. 

Las grabaciones habían acompañado el proceso de creación del álbum Get back, que terminó rebautizándose Let it be (1970), e incluían el concierto completo de cuarenta y dos minutos en la azotea. Con ayuda de la tecnología desarrollada para el documental They Shall Not Grow Old (2018), Jackson y su gente intentarían reconstruir los últimos días de The Beatles como banda, desmontando además algunos mitos sobre la relación entre los cuatro ingleses.

“Todo cambió en 2022”, sigue narrando el texto de lo que en otro tiempo sería la contraportada de un vinilo, con una sola canción. Y de obsequio un lado B. “El equipo de ingeniería logró separar la voz de Lennon en el demo de Now And Then, permitiendo que los otros Beatles la pudieran terminar. ‘Es como si John estuviera presente’, dice Ringo sobre la nueva pista. ‘Es realmente increíble’”.

Una vez superado ese obstáculo, Paul recurrió a Giles Martin (nada más y nada menos que el hijo del productor original de la banda, George Martin, quien había fallecido en 2016). Lograron juntar la voz del difunto Lennon, grabada en algún momento de los setenta, con la guitarra del también finado Harrison, grabada veinte años después. 

A esto se le sumó un nuevo arreglo de cuerdas y más agregados de McCartney y Starr. “Con la estampa de los cuatro Beatles presentes, es una conmovedora balada con letras que resuenan más allá de su significado inicial”, concluye la descripción de esa contraportada de otro tiempo. “Escucha la última canción de The Beatles junto a la primera (Love Me Do, de 1962)”. El lado B, para este sencillo, remite de vuelta al origen de todo.

El 2 de noviembre de 2023 la canción apareció para juntar a dos Beatles muertos con dos vivos, casi treinta años más tarde. Se trata de una canción realizada a lo largo de medio siglo. Una colaboración entre vivos y muertos. No es una obra póstuma y mucho menos un homenaje a dueto de Paul y Ringo a sus compañeros, como ya se han hecho. Es una canción realizada a ocho manos, pero en diferentes tiempos, más allá de la vida y la muerte, a modo de ritual y ofrenda.

 

2. La canción

Quizá uno de los elementos que resulta más impactante es la voz casi espectral de John, diciendo “Now And Then (De vez en cuando)”, pero que también puede traducirse como “Ahora y entonces”, si se le diera un sentido más literal, ¿o sería contextual, para este caso? ¿A quién le canta Lennon desde la tumba? ¿Le canta a Yoko, que es quien entregó la cinta a los otros tres Beatles? Y si lo logro / Es todo por ti. ¿Le canta a sus colegas? De vez en cuando te extraño. ¿Le canta a sus escuchas? Siempre vuelve a mí. ¿O a una persona desconocida cualquiera, de otro siglo? Bueno, sabremos por seguro / Que te amaré.

En pleno 2 de noviembre la voz de John enunciada en el ahora, donde está muerto, evocando un pasado que habita en el entonces, cuando estaba vivo. Y lo canta en segunda persona mientras la guitarra de George resuena, también desde el más allá. Por su parte, Paul y Ringo se suman al ritual; eso sí, ellos desde el terreno de los vivos. Y justo cuando en la palabra stay (quédate) se suman todos al unísono, se eriza la piel.

 

3. El mensaje

Pero, ¿qué vienen a decir The Beatles cincuenta años después? Frente a un contexto de guerra, genocidio, desinformación y relatos que buscan sembrar odio y egoísmo, el cuarteto de Liverpool vuelve a poner sobre la mesa el concepto que más ha reiterado y explorado: el amor. ¿Se puede amar a esos seres que vivirán el futuro? ¿Se les podrá decir algo? Bueno, sabremos por seguro / Que te amaré. 

Es cierto que esos chicos de Liverpool, sobrevivientes o desertores de un primer proyecto llamado The Quarrymen, gozaron de condiciones favorables para despuntar y ser catapultados a la fama. El sistema los necesitaba para agitar la bandera del amor, enviando al olvido los horrores de la Segunda Guerra Mundial. El relato del gran capital necesitaba que esos cuatro —despeinados, según los más conservadores de entonces— representaran el papel de “los divertidos” frente a los amargados y aburridos soviéticos, en lo que sería la Guerra Fría. Y estalló la Beatlemanía.

Sin embargo, sería su propia fama lo que les brindaría las herramientas para la emancipación tanto técnica como creativa, unos años después. Así lo demostró el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967), un ejercicio de alteridad que trasciende el álbum y se convierte en performance; o quizá, en un ritual que juega con lo presente y con lo ausente, que los combina de una y de otra forma, que persigue la virtualidad. Un ejemplo claro de esto es la cita que se dan, de una y de otra manera, tantos invitados en aquella aclamada portada.

“Estábamos cansados de ser The Beatles. Realmente odiábamos ese peinado mop-top inmaduro. Ya no éramos chicos, sino hombres… y nos veíamos a nosotros mismos como artistas y no como simples cantantes”, señaló Paul McCartney alguna vez.

Sargento Pimienta busca ir al fondo de ese concepto sello de la banda: el amor. Y se topa con la paz. Así, The Beatles se suma abierta y comprometidamente a la ola de manifestaciones contra la guerra de Vietnam, un año antes del Mayo francés, de Tlatelolco, de todos los 68. Para alcanzar su plenitud como artistas, los “Fab Four” tuvieron que confrontarse históricamente y cuestionarse la realidad en la que vivían y de la que eran partícipes sobresalientes, por tratarse de figuras públicas de tanto impacto y reconocimiento. 

Y lo hicieron a través de la meta-representación, de parodiarse a sí mismos, parodiando la guerra. Se burlan de sus inicios (1960), cuando eran los músicos desconocidos en la banda de apoyo de Johnny Gentle —aún sin Ringo— y se fueron de gira una semana por Escocia. 

Luego del Sgt. Pepper vino una serie de viajes y de exploraciones no sólo en lo musical, sino también a nivel conceptual. Vino la búsqueda y la ramificación de sus caminos personales y espirituales. Vino el asesinato de Lennon, la muerte de Harrison. Vendría la globalización, la catarsis y agnición del neoliberalismo, la crisis del 2008, el boom de las redes sociales y la digitalización de la vida. Vendría la decadencia del grunge y de casi todos los géneros. Además, la crisis climática. Y en 2020, una terrible pandemia tomaría a todos por sorpresa. La guerra, por otra parte, no habría terminado de irse: Afganistán, Irak, Siria, Ucrania, Palestina. ¿Qué nos quedará decir, para ahora y para cualquier entonces? Si debemos empezar de nuevo / Bueno, sabremos por seguro / Que te amaré. El amor sigue siendo la bandera.

 


Foto: Getty Images

 

 

 

 

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