El debate sobre la mariguana no pudo encontrar peor momento que éste. La determinación de la “tremenda Corte” abrió el juego. Marcó la protección para sembrar, cosechar, distribuir y consumir a cuatro mexicanos, sólo, dicen, a esos cuatro cuando en el país existen 120 millones de mexicanos o más que tienen exactamente los mismos derechos de libertad en los que fundaron los ministros su determinación. La irritación de los ciudadanos no se ha hecho esperar no sólo por lo que tal resolución representa como un primer paso de la legalización de las drogas, porque de considerar la necesidad de llevar este tema a nivel nacional están primero muchos otros renglones en los cuales se quisiera intervenir y que las voces fueran escuchadas.
Se considera que primero tendría que darse un debate que marcara un salario mínimo digno; una canasta básica al alcance de quienes ganan ese salario mínimo; otro que hablara de la seguridad; uno más que registrara cuáles son los oficios y las profesiones que se encuentran en la sombra del desempleo y que se ofertara esa mano de obra con respaldo de gobierno en empresas medianas y pequeñas y en las de reciente creación. A debate el precio de la carne, de los huevos, del pollo, del pescado, de los alimentos nutritivos y, porque no, hasta el tema de los impuestos a los productos “chatarra” que se consumen de manera popular, masiva, que tienen incluso preferencia.
No se quiso debatir sobre ninguna de las reformas planteadas por Enrique Peña Nieto y ahora resulta que por una resolución de la Corte que habla de mariguanadas, que brinda una protección que no le fue otorgada a los mexicanos con relación a los intereses por los préstamos generando el anatocismo, se plantea la necesidad de que los mexicanos opinen, como si fuera este un país consumidor en extremo de esa droga de la que se habla es la de mayor preferencia entre los drogadictos. Si de la forma en la que se brindó un apoyo irrestricto a los banqueros y a quienes tienen posibilidades de otorgar diferentes tipos de crédito se les empieza a dar a quienes siembran, distribuyen, comercializan la mariguana, entonces ya sabremos quiénes y con cuáles objetivos integran la SCJ.
El tema fue tratado infinidad de ocasiones en los medios electrónicos, trataron de justificar con declaraciones de Vicente Fox y de Ernesto Zedillo la determinación tomada. Se empeñaron en señalar que de ninguna manera se trata de la legalización de la mariguana, que sólo es un resolución de amparo para cuatro ciudadanos y, de nueva cuenta, caen en que se les permite desde la siembra hasta el consumo sin antes señalar si les van a permitir la introducción y la posesión de las semillas. Como siempre existen vacíos que demuestran que ni siquiera para andar drogos, en las nubes, tocados, pueden los magistrados extender sin errores sus “interpretaciones” de la Ley y de la libertad.
Se citan países en los cuales se ha legalizado esta droga y otras más, están algunos estados en el vecino del Norte, pero son aquellos que tienen políticas públicas en beneficio de sus ciudadanos, que cuentan con servicios de salud óptimos, con seguridad en sus vidas y patrimonios, tienen vivienda propia, empleo asegurado o desempleo con ingresos por parte de sus gobiernos y, lo principal, educación que les permite libremente determinar el alcance del consumo de estupefacientes. No tenemos ninguno de éstos renglones y sueltan “libertades” que incluso condicionan. Ese es el ejemplo de las autoridades que tenemos.


