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“Ahora se quejan de que no se respeta a la Corte, en realidad hay más independencia”

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La ministra Lenia Batres Guadarrama en definitiva es fuera de serie. Trabaja en la Suprema Corte de Justicia en la Segunda Sala, sabiendo que la derecha y la oposición se han enseñado con ella porque “soy la que para muchos no debería estar aquí”.

“Ha sido muy oscura la Corte. Se tenía muy oculto el impacto de lo que se resuelve aquí en la Corte. Ni siquiera se pensaba… Mucho tiempo se ha creído que los jueces resuelven casos particulares, y lo que empezó a hacer también la Corte es que empezó a trascender de los particulares, cada vez más, hasta el grado de llegar a suplantar en muchas de sus acciones al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo. Entonces, también por eso salen a la luz las propias discusiones y se conoce cada vez más quiénes son y hasta qué piensan los ministros”, asegura la ministra en entrevista exclusiva con Revolución 3.0.

Jesús Pérez Gaona (JPG).- ¿Quién es Lenia Batres Guadarrama?

Lenia Batres Guadarrama (LBG).- Pues soy ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Fui designada en diciembre pasado en un proceso por demás complicado en el Senado de la República. Se prestó a un poco de debate y es muy interesante porque se llegó a impugnar el origen presuntamente político de mi persona por estar propuesta por un Presidente con las características que tenemos en el actual Presidente de la República.

Sin embargo, yo les alegaba que todos los ministros y ministras hemos sido propuestos por un Presidente de la República, y también hemos estado sujetos a la validación del Senado de la República, en algunos casos ha sido más fácil…

¿Fue más fácil en algunos casos?

Pues en tiempos del priismo tradicional, porque simplemente había una Corte sumamente alineada a la Presidencia de la República. En realidad, ahora que hay una queja de supuesto trato en el que no se respeta la Corte, en realidad es cuando ha habido muchísima más independencia de la Suprema Corte. A grados tales que aquí se han tomado algunas decisiones que pues hemos criticado justamente por excedidas.

¿Quién más soy? Pues soy abogada, formada fundamentalmente en la educación pública de nuestro país. Y además me he ido especializando en algunas áreas en la gestión pública, en el derecho penal y, por otro lado, en el derecho urbanístico, que esa es un área muy en pañales en nuestro país, pero que creo que es muy importante, sobre todo para cuestionar la desigualdad que tiene la distribución de bienes comunes en las ciudades. Particularmente mi preocupación, obviamente, ha sido la Ciudad de México. Pero es un tema actual de las ciudades, muy importante, considerando que en México más del 75% de los habitantes vivimos en ciudades. Entonces se vuelve un elemento determinante de la desigualdad social actualmente.

Y me preocupa eso, me preocupa la igualdad. Me preocupan tantas personas en nuestro país sin condiciones para desarrollarse plenamente, que subsista la pobreza, que nuestras condiciones jurídicas y materiales no terminen de poderle otorgar esa base de desarrollo pleno a los seres humanos (niños, niñas, adultos mayores, adultos en general). Creo que mexicanas y mexicanos -como todos los seres humanos- deberíamos tener condiciones para desarrollarnos. Hay bienes suficientes en la humanidad para eso; entonces, en el mundo deberían estar mejor distribuidos, y creo que generaría una mayor posibilidad de felicidad en nuestras sociedades. Esa ha sido mi mayor preocupación y es parte de lo que me motiva en el ámbito profesional en que afortunadamente he podido ayudar, tanto en la administración pública -en la que me he desenvuelto fundamentalmente- como ahora aquí en la Suprema Corte.

¿Por qué Lenia Batres se llama a sí misma la ministra del pueblo?

No fue un invento mío. A mí me dijeron un día que me iban a nombrar, me lo empezaron a poner en el Facebook, y me gustó. Y lo adopté. Y lo adopté más aún porque se me empezó a molestar con elementos de mi origen popular. Entonces, se me empezó a tratar clasistamente, y a la fecha me siguen poniendo en Twitter críticas absolutamente… que intentan ser denigrantes, pero que en realidad son bárbaramente clasistas.

Mi origen de clase o mi origen popular lo reivindico absolutamente. Y en ese sentido soy la ministra del pueblo por origen, y lo soy también porque me encantaría creer y me encantaría que mucha gente que no tiene representación en estos ámbitos se viera representada. Y supiera, tuviera la certeza de que los intereses populares, los intereses de la gente más desvalida, aquí tienen una voz de manera absoluta, incondicional, convencida, pero además que lo considero mi misión. Debería ser la misión de todos los ministros y ministras. Bueno, es la mía sin lugar a dudas. Por eso me gustó mucho lo de ministra del pueblo. Ojalá lo sea, o haya quien me considere así, hasta el último momento que ocupe este espacio.

Podría hablarnos un poco más sobre ese duro cuestionamiento contra usted no sólo por un origen de clase sino incluso por una disputa ideológica. Parece que en este edificio no podía entrar la izquierda.

Pues va acompañado con el origen de clase, que tiene que ver con que se ha asumido como una especie de nobleza mexicana a la Suprema Corte. Es más, si se ha consentido de alguna forma a los abogados más renombrados -además se asume así: los abogados de abolengo son los que merecen estar aquí- entonces se cuestiona que esté alguien que no venga de esos orígenes. De orígenes pomposos, de familias que a su vez se han heredado cargos y distinciones que son fundamentalmente de clase. No tienen ninguna relación con una capacidad jurídica. Porque se dice: “es que aquí están los grandes abogados”. Pues están en ese sentido, de reconocimiento de familias de abolengo, no necesariamente de capacidad jurídica, de comprensión y de asimilación.

Y en muchos casos son absolutamente incapaces muchos de los abogados y abogadas que vienen de ese origen, son absolutamente incapaces de comprender los problemas de las y los mexicanos, justamente porque no suelen pisar piso muy seguido. Pasa que ni siquiera los conocen, que les sorprende, que ni lo creen. Yo digo que todos deberíamos asumirnos como ministros de pueblo mexicano. También lo digo porque se cree que este es un poder que debe estar más allá del pensamiento popular, que se entiende como el pensamiento mayoritario, porque se sienten contaminados por la plebe. Porque hay quien considera que los intereses populares son bárbaros, y son per se injustos, lo cual a mí se me hace un contrasentido terrible.

Porque entendería que, en primer lugar, el sentido de justicia debería ser un sentido común, debería ser la idea de la justicia que nos es lógica a todos. Sospecharía de un concepto de justicia que le sea ajeno a la mayoría de las personas. Pensaría que eso no es justicia. Pero aquí en la Corte -incluso hay quien en discursos lo ha manifestado- se asume que el sentido de justicia tiene que ser contramayoritario: que es tal y tan culto el sentido de justicia del juez que nunca va a ser comprendido. Bueno, es esa idea me parece muy extraña.

No me suena dantesco sino freudiano…

No, pues es simplemente una confesión de que se va a actuar injustamente, cuando nadie va a comprender que lo que estoy haciendo es lo adecuado -que debería ser sinónimo de justo-, quiere decir que voy a actuar de manera injusta. Pero no se sospecha del sentido de justicia que se tiene, sino que se sospecha de quien no lo considera justo. Entonces, a mí me parece que un sentido de justicia legítimo tiene que ser mayoritario: si no, no es sentido de justicia. Porque el sentido de justicia es -entre otras cosas- lo que todos consideramos válido. Por eso tiene esa connotación moral. En fin, es parte de esa idea…

Cuando se dice: “es que tú solo piensas en la justicia social como queja”. Pues a mí me parece una cosa absurda, porque no concibo otra justicia que la justicia social. Nuestra concepción de justicia tiene que ser social, y en lo que resolvemos aquí individualmente, resolvemos siempre en relación con la sociedad mexicana (en su conjunto). No hay casos aislados, en los que solo intervengan personas, porque finalmente esas resoluciones tienen impacto en otros.

En apenas cinco meses de trabajar en la Corte, ¿qué es lo que más le ha sorprendido de conocer sus entrañas?

Es más intensa la actividad que tiene la Corte de lo que esperaba. Esa es la diferencia de lo que pensé en algún momento. La sorpresa es fundamentalmente por la intensidad de resoluciones que se tienen. Me tiene eso muy sorprendida, que haya un nivel de asuntos que se acepten que no tendrían por qué llegar a la Suprema Corte, porque son de primera instancia en realidad, de las instancias ordinarias y no son tema de constitucionalidad. Y porque hay no sólo criterios sino leyes muy claras en muchos casos, que no sé por qué se atraen.

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