Por: Estela Garrido
@stelagarrido3_o
Julio Patán, Martín Solanes y Bernardo Fernández, mejor conocido como ‘Bef’, presentaron en la sala Manuel M. Ponce en el Palacio de Bellas Artes el libro de Alberto Chimal: ‘La Torre y el Jardín’.
Definido por el público asistente como ‘el manifiesto de la literatura de la imaginación’, la novela editada por Martín Solanes presenta la historia de tres personajes: Horacio Kustos, Francisco Molinar, proctólogo, e Isabel García dueña del edificio donde se desarrolla la historia.
“Si hubiera tuviera que hacer una ilustración del libro sería un panal cilíndrico lleno de sorpresas inquietantes”, describió Julio Patán, quien asegura la novela toca la inventiva estilo ‘Chimal’: el horror del poder, la ciencia ficción y la narrativa fantástica.
En catorce capítulos, Chimal narra las aventuras de Kustos, personaje que el mismo autor confiesa “tiene un poco de su padre”, entrelazadas con la historia de vida completa de Isabel, quien “es una mujer muy fuerte que ha tenido muy mala suerte en la vida”, detalló el escritor mexicano.
La segunda novela de Chimal la escribió en ocho años y aborda una amplia gama de temas. Desde la zoofilia, las escuelas de karate hasta las sectas y las relaciones de poder.
“Me gustaría pensar que también esta historia puede ser la del momento en que un puñado de personajes encuentran una modificación fundamental en sus vidas, hacen un descubrimiento que lo trastoca todo, y ese descubrimiento siempre es, en las novelas de imaginación, una metáfora. En este caso es como una metáfora de las vueltas y de las torceduras que puede haber en la vida de cualquiera, en las cuales aquello que nos parecía muy seguro, muy claro, de pronto se revela que es otra cosa, que nunca fue lo que pensábamos, y eso nos puede pasar incluso en circunstancias de lo más cotidianas y de lo más mundanas”, destacó.
Con todos aquellos elementos que recrean la imaginación de Chimal, la historia entrelaza diferentes géneros de la fantástica que para Bef serán comparables con El Señor de las Moscas o con el ‘Kafka mexicano’ que desmenuza la realidad y le añade espacios y situaciones a la perversión como reflejo de una forma atroz del poder.