Andrés Manuel López Obrador, ha sido por años, y sigue siendo un político indestructible. El representante de la izquierda mexicana del Siglo XXI, que aún con la censura, campañas negras por parte del Estado y dos fraudes -comprobados- sigue manteniéndose como el elegido del país, las encuestas imparciales y las que están en su contra lo han demostrado.
Sin embargo, esto no significa que su triunfo esté asegurado. Proponer juicio político a quienes han saqueado al país, quitar pensiones a ex presidentes, concretar una política de austeridad e implementar un proyecto -ya explicado- en contra de la pobreza, la corrupción y las desigualdades sociales, lo coloca como el principal objetivo a vencer por parte de derechas y seudoizquierdas.
Hoy hablamos de un político, que pese a las criticas y cuestionamientos, nadie ha podido poner en duda su integridad; sus acciones se han visto reflejadas en políticas sociales que se han replicado a nivel nacional, por los mismos detractores que lo han llamado ‘populista’, demostrando a todo un país e incluso a nivel internacional, que se puede hacer política entrelazando los valores éticos y los principios ideológicos. Porque de principio, nadie ha podido demostrarle delito alguno.
“La tercera es la vencida”, ha declarado en varias ocasiones. La lucha en las elecciones nunca han sido para convencer a un país, porque si un hombre puede caminar libremente sin escoltas, sin insultos y por el contrario, en su andar encuentra quejas de la miseria y barbarie que ha desatado un mandatario, habría que preguntarse qué lo podría detener en su camino a 2018, con encuestas favorecedoras y con varios puntos de distancia de los otros posibles contendientes.
La esposa –Zavala- de un hombre que ya ha pasado a la historia como el promotor de una campaña de odio, un triunfo espurio, la muerte y desaparición violenta de cientos de miles de personas en un país al que soterró en la violencia desmedida, comandada por su propio ejército y que sin lugar a dudas, ella nunca se pronunció, jamás mencionó y quiso intervenir luego de la tragedia de la guardería ABC, y la desgarradora muerte de menores, no podría ser más que una continuación del mandato de Calderon, que jugaría ahora el papel de titiritero.
O será que la sociedad ve en Osorio Chong a un futuro presidente, alguien que con el mayor de los cinismos hizo caso omiso a la exigencia de justicia de 43 padres que a más de año y medio de la desaparición de sus hijos, respaldados por las voces nacionales e internacionales de miles de personas, no han obtenido ni a sus hijos, ni el camino propicio hacia la verdad.
Alguien que descaradamente aseguró no renunciaría pese a otro escape burdo de uno de los capos más ‘famosos’ a nivel mundial, porque no se trata de resarcir errores, sino de no cometerlos cuando se trata de la seguridad nacional de un pueblo, que poco le ha importado ante la violencia desmedida de los estados del norte, y los focos rojos del sur, como lo es Guerrero, donde parece no iría ni en plena campaña política.
Se tienen entonces los posibles escenarios de México a inicios de diciembre de 2018, el pueblo como ayer, sigue manteniéndose inclinado, no por una izquierda, sino por un hombre de izquierdas, orador incendiario, que no ha callado ante la catástrofe en la que se ha convertido el país, lo que le ha valido la incesante campaña sucia desde el Estado, usando sus dependencias como el INE y la SEP, para afianzar un descredito social, que hasta el momento no parece funcionar.